viernes, 24 de abril de 2015

ANTONIO ARCOS SOLDADO DE SAN MARTIN Y O´HIGGINS

ANTONIO ARCOS

SOLDADO DE SAN MARTIN Y O´HIGGINS

Lo recuerda una calle del barrio de Belgrano, en Buenos Aires.
Antonio Arcos y Arjona (Armenia (Málaga), Andalucía - (España), 1762 - París, 1851) fue un ingeniero militar y banquero hispano-chileno.
Arcos desertó del ejército español para sumarse a las tropas napoleónicas. Con la derrota de estas, huye primero a Inglaterra y más tarde a los Estados Unidos. Decidido a sumarse a las luchas por la independencia americana, llega a Buenos Aires, Argentina a fines de 1814. A principios del año siguiente fue convocado a Mendoza por José de San Martín, quien se encontraba planificando el cruce de los Andes para liberar a Chile del dominio español. Fue su ayudante de campo con el grado de Sargento Mayor y colaboró en el relevamiento geográfico previo al cruce de la cordillera.
El 4 de febrero de 1817, los 200 hombres a su mando (entre quienes se encuentra Juan Lavalle) derrotan a los españoles en la batalla de Achupallas. También luchó en batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817). Existe una carta fechada el22 de abril de 1817, donde el general Bernardo O'Higgins escribe a Juan Gregorio de Las Heras ordenando el reintegro de Arcos al ejército. Junto a Jorge Beauchef, crea la Escuela Militar, de la que fue el primer director.
Se lo recuerda especialmente por haber diseñado la bandera de Chile, a partir de una idea de José Ignacio Zenteno(aunque algunos autores asignan su diseño a Gregorio de Andía y Varela).
La víspera del desastre de Cancha Rayada (19 de marzo de 1818), San Martín comisiona a Arcos para que alerte a las divisiones próximas a Talca. Arcos abandona su puesto² y se fuga a Valparaíso, donde es capturado y llevado a Santiago de Chile, donde es encarcelado por desertor. San Martín le conmuta la pena y es degradado a simple soldado del Regimiento de Granaderos a Caballo.
Tras la consolidación del triunfo independentista se hace cargo de la Proveduría del Ejército chileno y se dedica a los negocios privados. Se casa con Isabel Arlegui, de familia aristocrática pero venida a menos, y se enriquece rápidamente.
Una vez establecido el gobierno de Bernardo O'Higgins, Antonio Arcos comenzó su carrera comercial, enriqueciéndose en negocios ilícitos en asociación con el entonces ministro de Hacienda de O'Higgins, Antonio Rodríguez Aldea. Contrajo matrimonio con una joven de alcurnia, Isabel Petronila Arlegui Rodríguez Zorrilla, con quien tuvo cuatro hijos, entre ellos Santiago Arcos, el menor. Después de la caída de O'Higgins, Arcos Arjona emigró en 1823 a Brasil y luego a Francia. En París se dedicó al negocio de la banca, siguiendo el ejemplo de la familia Rothschild. Hacia fines de la década de 1840 era uno de los banqueros más acaudalados de París.
Los enemigos del entonces Director Supremo de Chile O'Higgins acusan al ministro José Antonio Rodríguez Aldea y al propio Arcos de haberse beneficiado de los contratos con el Ejército. Se acusó a Arcos, por ejemplo, de adulterar la pólvora durante la Guerra a Muerte.
Dice María Graham, en su Diario de mi residencia en Chile.
[A los marineros y oficiales] se les dan pagarés por veinticinco pesos, de los que sólo reciben cuatro en dinero; están obligados a invertir el resto en los almacenes que, con este fin, ha establecido Arcos en el puerto.
Cuando cae O'Higgins (1823), Arcos se exilia, primero en Mendoza y, tras buscar a su mujer y sus 4 hijos, en Brasil, donde alterna con la corte y gestiona la decoración de las mansiones y, finalmente, en Francia, donde se relaciona con el mariscal Jourdain, antiguo oficial de Napoleón y, gracias a él, con el banquero Jacobo Lafitte. Arcos se dedica con éxito a los negocios financieros.
Arcos y El Banco de Chile
Sin embargo, su historia no concluye allí. A principios de 1849, impulsado por la revolución, sigue los pasos de su hijoSantiago y regresa a Chile. El 26 de julio de ese año obtiene licencia del gobierno para abrir en Valparaíso el primer banco chileno: Banco de Chile de Arcos y Cía, cuyo enfoque comercial moderno (toma depósito, da crédito a 3 y 6 meses, descuenta documentos y emite papel moneda) hace peligrar el negocio de los prestamistas criollos. Sin embargo, estos pronto involucran al gobierno, cuyas desmedidas exigencias obligan a Arcos a cerrar el banco en abril de 1850. Desengañado, vuelve a París, donde muere al año siguiente, legando importantes sumas de dinero.
Es curioso constatar que el intento de Antonio Arcos por sacar a flote su banco ocurrió al mismo tiempo que su díscolo hijo formaba la Sociedad de la Igualdad. Tras el fracaso de su empresa bancaria, Antonio Arcos se marchó de Chile junto a su mujer y sus tres hijos mayores. Se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero se sabe que fue en Francia entre los años 1862 y 1864.


Referencias
|1| Núñez Pinto, Jorge. Chile Republicano, ¿Dinero alternativo o circulante de ilusiones?, Mapocho, 54, 2003
|2| Soto, Carla. Santiago Arcos: à la recherche d'une patrie...Réforme et révolution, les dilemmes de la décennie de 1850. HSAL, 6, 1997 (en francés)

jueves, 23 de abril de 2015

MICAELA BASTIDAS “Zamba”

MICAELA BASTIDAS “Zamba”


Micaela Bastidas Puyucahua (Tamburco, 23 de junio de 1744 - Cuzco, 18 de mayo de 1781) fue una valiente precursora de la independencia hispanoamericana, jugó un importante papel en la historia del Perú. 

Esposa y consejera de Túpac Amaru II, su desempeño tuvo vital importancia en la rebelión de Tinta. Su ejemplo de coraje y determinación al defender sus ideales de justicia y libertad hasta su trágica y despiadada muerte en mano de los españoles, la convirtieron en leyenda y símbolo de la lucha americana contra la opresión y la explotación colonial.

Da nombre a una de las calles del nuevo barrio Puerto Madero.

Hija de Manuel Bastidas, descendiente de africanos, y de Josefa Puyucahua (o Puyucawa), indígena, la joven Micaela era de esbelta belleza y tez bronceada, con el cabello ondulado. Por sus raíces tanto africanas como amerindias era conocida por muchos como Zamba, nombre que se daba en época colonial a las personas producto del mestizaje entre africanos e indígenas.

El 25 de mayo de 1760, poco antes de cumplir 16 años, se casó con el joven mestizo descendiente de la nobleza indígena José Gabriel Condorcanqui, en la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, en el pueblo de Surimana, lugar del curacazgo de su marido. Condorcanqui era descendiente directo por línea materna del último Inca Túpac Amaru I. En 1764 fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por herencia, Pampamarca, Tungasuca y Surimana, y fijaron su residencia en Tinta, localidad perteneciente a Cusco.

Tuvieron tres hijos varones, Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando (1768).

José Gabriel había recibido una educación privilegiada en colegios jesuitas de Lima y Cusco. Dominaba el castellano, el quechua y el latín, era un ávido lector y su interés por diversos temas le dio un nivel cultural remarcable. Poseedor de grandes extensiones de tierras y riqueza, cumplía múltiples roles en la administración de sus bienes. Como curaca debía mediar entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como próspero hacendado se vio afectado como el resto de la población debido a las alzas fiscales y la creación de aduanas internas. Como arriero recorría su territorio, viviendo de cerca las historias y desgracias de los trabajadores y sus duras condiciones. Como mestizo sentía que toda la injusticia con su gente lo tocaba en carne propia. Realizó reclamos y solicitudes oficiales a las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo siempre negativas o indiferencia y comenzó a desarrollar una ideología libertaria basada en la defensa de indígenas, esclavos, criollos y mestizos, orientada a la independencia de su territorio y comercio de las decisiones de la corona de España.

Micaela, en cambio, recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se concientizó rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró con la causa. Lo apoyaba firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la conciencia del derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano opresora española.

La rebelión
En 1780, agotadas las vías de diálogo con los representantes de la corona española, José Gabriel Condorcanqui inicia un movimiento en contra de la dominación española. Es apoyado por curacas ligados a hacendados de Cusco unidos en contra de la nueva aduana, criollos, indios y mestizos. En ese momento adopta el nombre de Túpac Amaru II en honor de su antepasado el último Inca de Vilcabamba. El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el primer grito de libertad y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la rebelión de Túpac Amaru II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y condenado a morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en Tungasuca.

Desde ese momento Micaela se convirtió en la principal consejera de Túpac Amaru II, participó en el juicio sumario contra Arriaga y asumió múltiples roles en el movimiento. Actuaba con dinamismo y persuasión, tal vez más concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la mujer indígena era el más vilipendiado por los opresores.

Los indígenas tenían prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los mayores problemas a los que se enfrentaron fue la obtención de armamento. Micaela fue la encargada del aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía conseguir y distribuir dinero, alimentos, vestimentas y armas. Expedía los salvoconductos para facilitar el movimiento de quienes viajaban a través de amplios territorios. Estuvo a cargo de la retaguardia indígena, demostrando diligencia y capacidad, implementando medidas de seguridad y luchando contra el espionaje. Implementó un eficiente sistema de comunicaciones, organizando un servicio de chasquis a caballo que llevaban rápidamente información de un punto a otro del territorio rebelde.

Una verdadera legión de luchadoras andinas, quechuas y aymaras trabajaron junto a Micaela en el levantamiento, realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas. Para ellas se trataba no solo de liberar a su pueblo de la explotación española, sino también de restablecer el rol de la mujer indígena con participación en la vida social y política, tradición que el sistema colonial intentó abolir convirtiéndolas en víctimas de todo tipo de abusos. Fueron líderes dentro del movimiento Cecilia Túpac Amaru y Tomasa Tito Condemayta, cacica de Acos, entre muchas otras.

Estas mujeres participaban también en la batalla, junto a sus hijos y maridos. También lo hacía Micaela, quien con su carácter enérgico infundía aliento a Túpac Amaru desde el mismo campo de batalla. Luego del triunfo de Sangarará fue constituida jefe interino de la rebelión.

El 18 de noviembre de 1780 el ejército de rebelde vencía a los españoles en la batalla de Sangarará. Túpac Amaru expidió un mensaje a los pueblos del Perú, convocando a los criollos a unirse a la causa india: “Vivamos como hermanos y congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen”.

En marzo de 1781 el ejército de Túpac Amaru contaba con siete mil hombres y mujeres dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona española, quienes proclamaron a Túpac Amaru II como Emperador de América.

En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de tareas políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder. Con su sólida convicción, claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el sexto sentido de la rebelión.


Muerte
Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cusco para lograr su rendición, su marido no la escuchó y en un grave error táctico se concentró en otras villas, al tiempo que fueron delatados por un traidor. El contingente de Túpac Amaru fue rodeado y emboscado, y junto a Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron apresados y llevados a Cusco, donde permanecieron presos en el convento de la Compañía de Jesús convertido en cuartel militar. Fueron sometidos a interrogatorios y tormentos para poder ubicar al resto de las tropas revolucionarias, les prometían disminuir la pena si delataban a sus amigos, pero no lograron conseguir de ellos ninguna información y el 14 de mayo fueron condenados a la pena capital.

La sentencia ordenaba el "descuartizamiento en vida para el jefe principal, mutilaciones y pena de muerte para los otros reos, amén de otros castigos".

El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la Plaza de Armas del Cuzco para ser ejecutados uno a uno. A su hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por haber hablado en contra de los españoles y luego fue ahorcado. Micaela y José Gabriel fueron obligados a presenciar la muerte de su hijo, y luego la hicieron subir a ella al tablado. A la vista de su esposo y de su hijo Fernando, Micaela luchó con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la lengua, su cuello delgado no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron lazos al cuello que tiraban de uno y otro lado para estrangularla, dándole garrote y terminaron de matarla a patadas en el estómago y los pechos.

Luego llevaron al centro de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue sometido a una espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus partes enviadas a diferentes pueblos de la región para ser exhibidos en las plazas públicas, alertando a sus habitantes sobre las consecuencias de rebelarse.

La convicción de los ideales de justicia y libertad de Micaela defendidos hasta la muerte, unida a su familia y luchando junto a su gente, convirtió su historia en leyenda e inspiración para la gesta independentista de América Latina.5

Bibliografía
Baruc Villanueva (2004, 2006). Divagaciones históricas en la web, Libro 1. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-1-6 (ISBN ISBN 978-9972-2908-1-7), Bookland EAN-13: EAN 9789972290817; Depósito Legal Nº 2006-10934 en la Biblioteca Nacional del Perú..
Baruc Villanueva (2004, 2006). Divagaciones históricas en la web, Libro 2. Chincha, Perú: AHC Ediciones Perú (RUC N° 10078391575). ISBN 9972-2908-2-4 (ISBN ISBN 978-9972-2908-2-4), Bookland EAN-13: EAN 9789972290824; Depósito Legal Nº 2006-10935 en la Biblioteca Nacional del Perú.


martes, 21 de abril de 2015

PEDRO GOYENA

PEDRO GOYENA


Pedro Goyena (Buenos Aires 24 de julio de 1843; 17 de mayo de 1892) fue un jurisconsulto, escritor y político argentino. Tuvo un papel destacado en la historia argentina por su firme oposición al laicismo que caracterizó a la llamada Generación del 80 que gobernó el país entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX. Fue junto a José Manuel Estrada y Emilio Lamarca uno de los principales representantes del pensamiento católico de ese período en su país.

Era hijo de Pedro Regalado Goyena y de Emilia del Río y Perdriel. Egresado del Colegio Nacional Central, se graduó de doctor en jurisprudencia en 1869 y de abogado en 1872. Aún antes de recibirse fue profesor de filosofía en el Colegio Nacional y desde 1869 en la Universidad de Buenos Aires, enseñando filosofía.
Fue diputado provincial de 1865 a 1867 y de 1870 a 1872, Constituyente de la provincia de Buenos Aires entre 1870 y 1873, diputado al Congreso de la Nación (1873 a 1874), senador provincial (1877-1878) y nuevamente diputado nacional de 1880 a 1884 y entre 1886 y 1890.1

En 1874 asumió la cátedra de Derecho Romano en la Universidad de Buenos Aires que había quedado vacante tras la salida de Vicente Fidel López. Se destacó también como periodista, entre otros de la Revista Argentina y la Unión, que dirigió junto a José Manuel Estrada y Tristán Achával Rodríguez, donde defendió y argumentó sus posiciones contrarias a las reformas liberales de los gobiernos de esa época, cuyo principal representante fue Julio A. Roca.

Fue especialmente importante su actuación en el Congreso Pedagógico de 1882 donde sostuvo que la escuela pública común debía ser católica manteniendo un duro debate con Leandro Alem. Consecuentemente se opuso luego a la Ley 1420 de 1884 de enseñanza pública, gratuita y obligatoria, que estableció la escuela pública laica. También se opuso y representó la opinión del pensamiento católico, contra la Ley de matrimonio civil sancionada en 1888 sosteniendo que el único tipo de matrimonio que debía ser reconocido por el Estado era aquel que es realizado y registrado por la Iglesia Católica. Su capacidad como orador y polemista eran notables.

En 1885 fue designado vice-presidente primero de la recientemente fundada Unión Católica cuya presidencia ejerció José Manuel Estrada.

Poco antes de morir, y llevado por su posición contraria al liberalismo laico, se incorporó al heterogéneo arco opositor que integró la Unión Cívica.

Falleció en su casa de San José de Flores en mayo de 1892 víctima de una neumonía. En su sepelio, el presidente de la República Carlos Pellegrini lo calificó de «una de las más brillantes y altas manifestaciones de la intelectualidad argentina, uno de los caracteres más sanos y más nobles, una de las vidas más honestas y más puras».

En la ciudad de Buenos Aires lo homenajean dos calles: una en Puerto Madero que bordea la costanera, y la otra una avenida que atraviesa el barrio de Caballito, comenzando en el límite con Boedo y terminando en el correspondiente a Flores.

Bibliografía
CORBIERE, Emilio J. (1980). «Liberales y católicos en el 80». Todo es Historia. Diciembre (163).
COSMELLI IBAÑEZ, José Luis (1975). Historia cultural de los argentinos. Buenos Aires:Troquel.
Pedro Goyena, por profesor Carlos María Gelly y Obes, parte de la recopilación "Controversias Políticas del Ochenta" editorial Club de Lectores 1964

Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Goyena

domingo, 19 de abril de 2015

ANDRÉS ARGUIBEL Espía de la Revolución

ANDRÉS ARGUIBEL Espía de la Revolución

Héroe de la Independencia

Solo una corta calle en las cañitas lo recuerda

Poco hemos oído hablar de Arguibel. Pero fue un hombre fundamental para afianzar la independencia nacional.

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Andrés Arguibel y López Cossio fue el principal agente de las Provincias Unidas del Río de la Plata en España en las primeras dos décadas del movimiento emancipador y tuvo un papel fundamental tanto en suministrar a los patriotas información de carácter reservado sobre los planes y medidas de la monarquía, como en boicotear los proyectos destinados a la reconquista de Buenos Aires.

Arguibel nació en Buenos Aires el 30 de noviembre de 1773, único hijo varón de Felipe Filiberto de Arguibel,1 natural de Saint Jean de Luz, Labourd, Francia, y Andrea María López Cossio, natural de Buenos Aires.

Su padre era un importante comerciante de ultramar con buques en consignación, como la fragata Nuestra Señora del Buen Suceso. De orientación liberal, había sido miembro del partido contrario a los jesuitas ligado primero a Gaspar de Munive, Marqués de Valdelirios, en los sucesos que desembocarían en la Guerra Guaranítica y luego al Gobernador Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa quien sería el encargado de la expulsión de la Orden. Mantenía vínculos comerciales con Juan Antonio de Lezica y familiares con importantes familias de Buenos Aires, incluyendo la de los Ezcurra. En efecto, su hija Teodora Josefa, hermana mayor de Andrés, casó con Juan Ignacio de Ezcurra Ayerra. Una de sus hijas, María de la Encarnación de Ezcurra y Arguibel, casaría a su vez con Juan Manuel de Rosas.

Como era habitual en muchas familias ligadas al comercio de la metrópolis Andrés Arguibel debió dejar su hogar cercano al Fuerte para ser enviado a Cádiz con sólo 9 años a los efectos de recibir la educación básica y aprender oportunamente el comercio con América. Viajó junto con el joven hermano de Juan Antonio de Lezica, Tomás Antonio Lezica. Arguibel casó con una gaditana y para 1810 se había ya convertido en un exitoso comerciante de esa ciudad.

De ideas liberales, producida la revolución en Buenos Aires intentó volver a su tierra sin poder lograrlo, por lo que canalizó sus esfuerzos en Cádiz. Junto con otros americanos radicados en Andalucía, especialmente Tomás Antonio de Lezica (quien había retornado de su paso por Buenos Aires) y Juan de Lagosta, se comprometieron firmemente en la defensa del movimiento.

En la ciudad actuaban numerosas sociedades secretas, algunas netamente masónicas y otras muchas políticas de forma masónica: algunas de afrancesados, la mayor parte de liberales nacionales y unas pocas de americanos. Una de las principales era la Logia Integridad N° 7, adscripta al Gran Oriente de Sevilla, de la que fue maestro el general Francisco María Solano, marqués del Socorro, capitán general de Andalucía y gobernador civil y militar de Cádiz, superior del general José de San Martín.

Otra que reunió a numerosos americanos fue la Logia Caballeros Racionales N° 3 dirigida por Carlos María de Alvear hasta 1811, cuando lo reemplazó el sacerdoteRamón Eduardo de Anchoris. Eran también miembros entre otros José Matías Zapiola, Francisco de Gurruchaga, el general peruano José Rivadeneira y Tejadaque "habían tenido relación con la anteriormente citada de la "Gran Reunión Americana", y, a su vez, estaban en estrecho contacto con diversos "hermanos" bonaerenses, tales como Pueyrredón, Lezica y Rodríguez Peña".5 Más allá de algunas fórmulas masónicas, la sociedad era puramente operativa.
Agente de la revolución

Andrés Arguibel no era ajeno a esa actividad. Al llegar a Buenos Aires, Alvear, San Martín y Zapiola pusieron en contacto al gobierno con Arguibel, mientras que el regreso de su compañero Lezica facilitó la tarea.

El 5 de agosto de 1812 una nota de José Julián Pérez, miembro del Segundo Triunvirato le confiaba que "Ha llegado a entender este Gobierno con harto dolor" que el oficial Juan Bautista Azopardo, comandante de la primera escuadrilla de la revolución y derrotado en el Combate de San Nicolás del 2 de marzo de 1811 por Jacinto de Romarate había sido encarcelado en Cádiz, y le solicitaba a Arguibel que lo auxiliara en lo que estuviera a su alcance.

Cádiz era el punto de concentración de las fuerzas destinadas a América, lo que permitía a Arguibel tomar contacto con los oficiales españoles europeos liberales para influenciarlos o sobornarlos de manera de fomentar el descontento e impulsarlos a oponerse a las expediciones y por otro con los americanos, con el objeto de promover la causa y facilitarles el pase a América, como sucedería con el futuro general Tomás de Iriarte:

Una mañana mi asistente me anunció un señor que deseaba hablarme: entró y se dio a conocer: don Andrés Arguibel. Me dijo que eramos parientes y me ofreció su casa. Yo la frecuenté mucho, porque muy pronto me di a conocer con argumentos descubriéndole mis miras de servir bajo las banderas de mis paisanos, y este desahogo que tuve luego que supe que era patriota hizo que nos tratásemos con confianza. Arguibel tenía una hija, Dolores, de edad de 18 años. No era linda, pero si muy graciosa, dotada del garbo gaditano y, sobre todo, de una educación la mas cuidada. Había sido educada desde la edad de nueve años en un colegio de Inglaterra de donde estaba recién llegada. Joven llena de habilidades y tanto que ayudaba mucho al padre en su correspondencia mercantil. Sumamente amable, su trato me encantaba. Casó después con un condiscípulo del colegio de Segovia y tuvo una muerte prematura de resultas de su segundo parto. Iriarte, Tomás de, Memorias del General Iriarte, Compañía General Fabril Editora, 1962, Capítulo VIII, página 140.

Ligado a las sociedades secretas de Cádiz, Arguibel accedía a información política y militar de primer nivel, lo que le permitía mantener al gobierno de Buenos Aires al tanto de los acontecimientos hasta el punto que los realistas se asombraban de que en Buenos Aires o en Montevideo se conocieran con anticipación y clara certeza los sucesos de la península. En Buenos Aires los informes secretos llegados desde Cádiz o Gibraltar solían filtrarse al conocimiento general e incluso por razones de difusión (y de propaganda) se publicaban en ocasiones algunas noticias procurando no dar indicios de los autores.

La corona española realizó varios intentos expedicionarios para intentar recuperar sus colonias, especialmente el Río de la Plata. Pero también desde el primer momento los patriotas tomaron medidas para obstaculizar el proyecto, apoyándose en buena medida en la acción de las logias militares.
El Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón promovió tales acciones instruyendo en tal sentido a Arguibel y a Lezica y garantizando la rendición de los adelantos que hubieran sido precisos para subvertir el ejército:
"Emprendí por fin la obra de insurreccionar el mismo ejército que debia obrar nuestra ruina. D.Ambrosio Lezica, negociante de esta ciudad, fue encargado de dirigirse à su hermano D. Tomás, establecido en Cádiz, para iniciar sus relaciones con los gefes de aquel ejército...Los señores D. Tomás Lezica y D.Andrés Arguibel, naturales de Buenos Aires y establecidos con crédito en la plaza de Cádiz, fueron los agentes que llevaron á su término aquella riesgosa empresa. Fueron facultados para invertir las sumas de dinero que fuesen necesarias y autorizados para empeñar la responsabilidad del gobierno á todo lo que obrasen conducente al intento. La eficacia y destreza con que se manejaron apareció en el resultado. El ejército de la Isla de León se insurreccionó, la terrible espedicion que nos amenazaba se convirtió en daño del mismo que la formó y la República Argentina se vio por este medio libre y triunfante de sus enemigos. ¡Honor eterno a los nombres de Lezica y Arguibel entre los amigos de la libertad!"Juan Martín de Pueyrredón, Refutación a una atroz calumnia hecha con demasiada ligereza a un general de la República Argentina por Mr. Alejandro H. Everett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de Norteamérica en la Corte de España.
"Los agentes ocultos de las provincias americanas derramaban el oro para acrecer la repugnancia y el descontento de los militares, y el comercio gaditano y malagueño prodigaba también sus caudales para impulsar el cambio que deseaban." Adolfo de Castro, Historia de la ciudad y provincia de Cádiz desde 1814 hasta el día, Cádiz, 1859, página 30.

El 24 de junio Arguibel envió desde Gibraltar un informe destinado al Director Rondeau por intermedio de Ambrosio de Lezica donde aseguraba que la gran expedición de reconquista finalmente no se realizaría, que el ejército marcharía pronto sobre la Corte y que una de las primeras providencias del nuevo gobierno que se instalase sería suspender las hostilidades con los americanos pues así se había pactado de antemano. Aludía en ese sentido a cartas anteriores dirigidas a Pueyrredón y se aconsejaba exigir al futuro gobierno constitucional español el reconocimiento de la independencia como artículo preliminar a cualquier negociación.
Rondeau envió a través de Pablo Vázquez copia de la carta de Arguibel a Carlos María de Alvear, radicado entonces en Montevideo. La noticia de que "un agente del gobierno porteño en Gibraltar" informaba que la Expedición Grande finalmente no se realizaría se filtró hasta el espía español Juan Bautista de Arechaga quien consiguió obtener copia de la carta, que aparecía firmada con una "A". Tras nuevas averiguaciones pudo identificar al remitente, Andrés Arguibel.
Pronto Arechaga estuvo en condiciones de denunciar al conde de Casa Flórez, encargado de negocios español en la corte portuguesa, que "Arguibel era un revolucionario exaltadísimo y de gran talento y se hallaba empeñado en fomentar partido contra el rey y servir a los independientes, que había facilitado la fuga a Buenos Aires de Tomás Lezica y de un tal Salvadores y era íntimo amigo de un rico judío llamado Judah Benolier quien con el angloamericano MacCall servía al gobierno de Buenos Aires para distribuir la correspondencia destinada a Cádiz y Madrid."
No obstante los efectos del descubrimiento del nido de espías americano resultarían.

Arguibel debió tornar sin embargo definitivo su exilio en Gibraltar, con lo que terminó de perder su fortuna ya entonces muy disminuida por gestiones no siempre basadas en los fondos enviados desde Buenos Aires  no obstante lo cual continuó su labor.

Andrés Arguibel pudo volver a su ciudad natal en 1825. Murió pobre en Buenos Aires dejando a sus nietos, hijos de su finada hija única Dolores, en la orfandad.

Bibliografía[editar]
• Carranza, Ángel Justiniano, Campañas Navales de la República Argentina, Volumen IV (Notas Complementarias a Tomos 3 y 4, 2° Edición, Secretaria de Estado de Marina, Buenos Aires, 1962
• Cutolo, Vicente Osvaldo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Editorial Elche, 1968.
• Alcalá Galiano, Antonio María, Apuntes para servir a la historia del origen y alzamiento del ejército destinado a Ultramar en 1 de enero de 1820
• De Castro, Adolfo, Historia de la ciudad y provincia de Cádiz desde 1814 hasta el día, Cádiz, 1859
• Pueyrredón, Juan Martín de, Refutacion a una atroz calumnia hecha con demasiada ligereza a un general de la Republica Argentina por Mr. Alejandro H. Everett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de Norteamérica en la Corte de España.
• Iriarte, Tomás de, Memorias del General Iriarte, Compañía General Fabril Editora, 1962
• Varela, Florencio, Escritos políticos, económicos y literarios, Impr. del Orden, 1859
• Roberts, Carlos, Las invasiones inglesas del Río de la Plata(1806-1807) y la influencia inglesa en la independencia y organización de las provincias del Río de la plata, Peuser, 1938.

sábado, 18 de abril de 2015

CORONEL PABLO ZUFRIATEGUI

CORONEL PABLO ZUFRIATEGUI

Nacido en 1783 y fallecido en 1840, Pablo Zufriategui se incorporó tempranamente al movimiento revolucionario artiguista, habiendo participado en la batalla de Las Piedras, y en el Primer Sitio de Montevideo de 1811.
También participó en 1811 en la acción contra el depósito de municiones del gobierno sitiado, ubicado en la Isla de Ratas, en la bahía de Montevideo; operación en que conjuntamente con el Capitán de Dragones Cnel. Juan José Quesada, al frente de unos 80 hombres, hicieron prioneros a los integrantes de la guarnición de la isla, inutilizaron sus cañones y retornaron al campamento sitiador llevando una importante cantidad de pólvora.
En el Segundo Sitio de Montevideo, actuó como comandante de artillería de las fuerzas del Gral. José Rondeau; y participó en el combate de El Cerrito.
También formó parte de la tripulación de la goleta “Fortuna“ integrante de la escuadrilla comandada por el Almirante Brown, que llevó a cabo diversas operaciones navales en las costas del Este del Río de la Plata.
En el período de gobierno independiente entre 1815 y 1817, Zufriategui fue designado Capitán del Puerto de Montevideo; y asimismo revistó con el grado de capitán en el Regimiento de Cívicos, cuerpo de infantería creado en 1815 e integrado por 500 civiles vecinos de Montevideo, en previsión de una anunciada expedición española que vendría a reconquistar la ciudad.
Hacia finales de la dominación portuguesa de Montevideo, se dirigió a Buenos Aires donde se incorporó al grupo con el que Lavalleja organizaba la expedición de los Treinta Tres, entre los cuales se contó como Sargento Mayor. Luego del desembarco, fue designado Jefe de Estado Mayor del ejército de la Cruzada Libertadora, y comandó el ala derecha del mismo en la batalla de Sarandí.
Participó seguidamente en la guerra contra el Imperio del Brasil, integrando la fuerza expedicionaria que invadió el territorio sur del Imperio entre 1826 y 1828, habiendo tomado parte con el grado de Coronel al mando del Regimiento de Libertos Orientales, en la batalla de Ituzaingó.

Fue designado diputado por el Departamento de Colonia a la primera Asamblea General Constituyente, en la que actuó entre 1828 y 1830.

viernes, 17 de abril de 2015

NICETO VEGA

NICETO VEGA

Militar argentino, que participó en la Guerra de Independencia de la Argentina, en las campañas libertadoras de Chile y Perú, en la Guerra del Brasil y en las guerras civiles argentinas.

Niceto Vega Nació en Buenos Aires en 1799, cuando esta era capital del Virreinato del Río de la Plata. Enrolado muy joven en el Ejército, participó del sitio de Montevideo hasta la caída de la ciudad realista en 1814. Al año siguiente combatió contra los federales en la Banda Oriental y en la provincia de Santa Fe.
En 1816 se incorporó al Ejército de los Andes; luchó en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú.
Se unió a la Expedición Libertadora del Perú, participando en la Campaña a la Sierra, a órdenes del generalArenales, y luchando en las batallas de Nazca y Cerro de Pasco. También participó de la campaña de Rudecindo Alvarado a "Puertos Intermedios", y participó en las batallas de Torata y Moquegua. De regreso a Lima, fue ascendido al grado de teniente coronel. Tras la caída de la capital peruana en manos realistas, se presentó enTrujillo al general Simón Bolívar, pero éste lo dio de baja del ejército.
Regresó a Buenos Aires en 1825 y se unió a la campaña contra el Imperio del Brasil como segundo jefe del regimiento de caballería al mando de José de Olavarría. Luchó en Ombú e Ituzaingó, logrando el ascenso al grado de coronel. También combatió en Camacuá.
A su regreso a Buenos Aires, se unió a la revolución unitaria de 1828, y participó a órdenes del general Juan Lavalle en las batallas de Navarro y Puente de Márquez. Fue uno de los oficiales que acompañaron a Lavalle en la firma de la Convención de Barracas, y lo acompañó al exilio en el Uruguay.
En 1832 se enroló en el ejército del Uruguay, para pelear contra las dos revoluciones de Lavalleja a órdenes del presidente Fructuoso Rivera. En 1836 acompañó a éste en la revolución contra el presidente Manuel Oribe, y dirigió un ala de infantería de su ejército en las batallas de Carpintería y Palmar.
En 1839 se unió a la campaña de Lavalle hacia la provincia de Entre Ríos, y participó en la batalla de Yeruá, pasando después a la provincia de Corrientes. En su segunda campaña en Entre Ríos, al año siguiente, fue el jefe de un ala de caballería en las batallas de Don Cristóbal y Sauce. Fue uno de los jefes de las divisiones secundarias del ejército de Lavalle en la provincia de Buenos Aires, y participó en los combates menores de Cañada de la Paja y Navarro, antes de iniciar la retirada frente al superior ejército del gobernador Juan Manuel de Rosas.
Durante la invasión y ocupación de Santa Fe, combatió en el asalto a esa ciudad y los combates que siguieron al mismo. En la terrible derrota en la batalla de Quebracho Herrado, fue el jefe de la principal división de caballería unitaria, que fue destrozada por el general federal Ángel Pacheco. Salvó a Lavalle de una muerte segura, cuando todo su ejército había huido.
Tenía un gran prestigio en el ejército, pero durante su retirada al norte quedó muy disgustado con Lavalle, y se unió al ejército del general Lamadrid al llegar aChoya. Acompañó a éste en su campaña de represión de los federales de la provincia de Salta, pero no regresó con él a Tucumán, debido a que estaba muy enfermo. Posteriormente se trasladó a Cachi, en los Valles Calchaquíes, donde falleció en mayo de 1841.
Una calle de la ciudad de Buenos Aires recuerda a este militar.

•          Canido Borges, Jorge Oscar: Buenos Aires, esa desconocida; sus calles, plazas y monumentos. Buenos Aires: Corregidor, 2003. ISBN 950-05-1493-1.
•          Cutolo, Vicente: Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes. Buenos Aires: Elche, 1968-1985.
•          Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia, 1977.
•          Quesada, Ernesto, Lavalle y la batalla de Quebracho Herrado. Buenos Aires: Plus Ultra, 1965.
•          Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II. Buenos Aires: Emecé, 2006. ISBN 950-04-2794-X
•          Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina. Buenos Aires: Hyspamérica, 1987.
•          Sosa de Newton, Lily, Lavalle. Buenos Aires: Plus Ultra, 1973.



jueves, 16 de abril de 2015

Mariano Sánchez de Loria

Mariano Sánchez de Loria 


Nació en Chuquisaca, actual Bolivia el 24 de septiembre de 1774, y falleció en Potosí, Bolivia el 2 de agosto de 1842. Fue un abogado, político y posteriormente sacerdote boliviano. Fue diputado por Charcas del Congreso de Tucumán que el 9 de julio de 1816 declaró la Independencia Argentina.
Obtuvo su doctorado en jurisprudencia y leyes canónicas en Chuquisaca. Apoyó la revolución en su ciudad en 1809 y, en 1816, fue electo como diputado por Charcas para el Congreso de Tucumán. Fue uno de los que apoyó el proyecto de una monarquía a cargo de una familia real inca para las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Después del Congreso se mudó a Buenos Aires y continuó trabajando como abogado allí. Alrededor de 1817 su esposa murió y retornó entonces a Chuquisaca donde se ordenó como sacerdote, convirtiéndose luego en canónigo de la Catedral de Charcas. Cuando murió ejercía de párroco deTacobamba en Potosí.