JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CONDARCO Secretario privado y espía de San Martín
José
Antonio Álvarez Condarco (San Miguel de Tucumán, 1780 -Santiago
de Chile, 17 de diciembre de 1855) fue un
militar argentino, fabricante de pólvora y otros explosivos, cartógrafo, y
ayudante de campo y secretario privado del general José de San Martín.
Su
padre era el alcalde Álvarez de Condarco.
Adhirió
a la filial de la Logia Lautaro que había formado en
Tucumán José Moldes. Residía en Buenos Aires en 1810, y
apoyó con entusiasmo la la Revolución de Mayo.
A
fines de ese año fue comisionado junto con Antonio Álvarez Jonte para
una misión diplomática en Chile, donde consiguió una alianza militar entre
los revolucionarios de ambos países. De allí se trasladó a Lima, donde no
existía un movimiento revolucionario análogo al del Río de la Plata y
al de Chile. Fue arrestado en varias oportunidades, de modo que regresó a
Córdoba.
En 1812 fue
reconocido como oficial de artillería; su gran conocimiento en materia de
explosivos, le valió ser nombrado director de la fábrica de pólvora de Córdoba recientemente
fundada, y también de cartografía.
En 1813 formó
parte de la campaña del coronel Juan Gregorio de Las Heras a Chile,
con la misión de dirigir el arsenal patriota. Se hizo amigo allí de Marcos
Balcarce, quien envió por su intermedio importantes mensajes al
general José de San Martín, gobernador de Cuyo, poco antes de la
derrota de la Patria Vieja chilena en la batalla de Rancagua.
Llevando
importantes mensajes enviados por su amigo Marcos Balcarce para el general San
Martín. El Libertador apreció su
patriotismo y decidió retenerlo a su lado: lo nombró director de polvorín y lo
envió luego en misión confidencial a Buenos Aires, ante el Director
Supremo Juan Martín de Pueyrredón. Debía establecer con éste la cantidad y
tipo de artículos de guerra necesarios para la campaña de los Andes.
A
fines de 1816, San Martín lo envió a Chile, con el encargo aparente de
llevar cartas al gobernador realista Casimiro Marcó del Pont.
El
sargento mayor Álvarez de Condarco fue un hábil químico e inteligente ingeniero
con una memoria prodigiosa
Lo
que San Martín quería, en realidad, era que la gran memoria visual de Álvarez
Condarco retuviera los accidentes de la cordillera, para marcar luego el camino
del ejército. Así cruzó por Los Patos y, ni bien llegado, Marcó del
Pont lo despachó de vuelta por el paso más corto, que era el de Uspallata.
Al firmarle el pasaporte, Marcó del Pont agregó un comentario ambiguo referido
a San Martín, que podía ser una acusación de traición a la monarquía española,
o bien una expresión de racismo:
Yo
firmo con mano blanca y no como la de su general, que es negra.
San
Martín utilizó distintas estrategias para liberar el territorio de
Chile y luego el Perú. Una de las más importantes fue la llamada “guerra
de zapa”, que era una mezcla de acciones militares y espionaje, para crear
mucha confusión en el ejército español, difundiendo información
falsa sobre sus futuros movimientos.
Una
acción brillante y arriesgadísima estuvo a cargo del sargento mayor José
Álvarez Condarco, gran colaborador del Libertador, quien puso en juego su
propia vida en un engañoso viaje a Chile, solo, cruzando la
Cordillera de ida y de vuelta, por dos caminos distintos. San Martín le
dijo que tenía que traer en su cabeza un mapa de los dos pasos, “sin hacer
ningún apunte pero sin olvidarse ni de una piedra”. Le prohibió hacer
anotaciones porque si los españoles lo detenían y era requisado, podían
sospechar del verdadero objetivo de su misión y matarlo.
Gracias
a la fabulosa memoria de Álvarez Condarco, se pudo elaborar un preciso
mapa de cada uno de los pasos a Chile, y el resto es historia conocida:
el exitoso cruce del Ejército de los Andes y la liberación de Chile.
Pero queda una anécdota más: luego de la victoria de los patriotas en la
batalla de Chacabuco (el 12 de febrero de 1817), el realista Marcó
del Pont fue capturado por el capitán Aldao y llevado a Santiago de Chile. Al
entrar el prisionero al palacio de gobierno, el General San Martín avanzó
vestido con un sencillo uniforme, y con un gesto sonriente le extendió la mano
derecha diciendo: “¡Venga esa mano blanca, mi general!”.
Actuó
como ayudante de campo de San Martín.
Combatió
heroicamente como ayudante de campo en la batalla de Chacabuco.
En 1818 fue
enviado a comprar barcos para la primer escuadra chilena a Gran
Bretaña, donde también persuadió a Lord Thomas Cochrane de aceptar la
comandancia de la misma.
Se
retiró del ejército poco antes de la Expedición Libertadora del
Perú y permaneció en Chile, dedicado a construir caminos.
Murió
en la mayor miseria, a punto de haber sido necesario levantar una subscripción
pública para sepultarlo.
muy instructivo
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