sábado, 8 de agosto de 2015

CRISÓLOGO LARRALDE

CRISÓLOGO LARRALDE


Nació en Quilmes, 29 de enero 1902; murió en Berisso, 23 de febrero de 1962, político argentino, perteneciente a la Unión Cívica Radical.

El destino quiso que el infarto que le ocasionó la muerte a Crisólogo Larralde sucediese en Berisso, un 23 de Febrero de 1962, mientras pronunciaba un discurso en un acto de campaña como candidato a Gobernador de Buenos Aires por el Radicalismo del Pueblo.

Nació un 29 de enero del año 1902 en la ciudad de Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Su padre era descendiente de vascos y su madre Enriqueta Boffa de italianos. El hogar de los Larralde era modesto, de trabajadores, pero muy digno y honrado. Crisólogo y su madre vivían en un inquilinato de la ciudad de Avellaneda, en una casa de madera, donde las hendijas eran rellenadas con diario mojado para que no penetrara el frío. En la misma casa, vivían unos anarquistas que hablaban de las injusticias sociales, del proletariado, de guerra contra las clases adineradas etc. Crisólogo frecuentaba a estas personas y tomaba contacto con libros, pensadores y periódicos poco comunes en Argentina.

En varias oportunidades este niño fue a parar a las comisarías junto a los obreros, al ser descubiertos en reuniones políticas, mientras que el común de los niños jugaba a la pelota todo el día. Así ha amasado sus convicciones obreristas este revolucionario radical.

Eran esos años de nuestro país en los cuales el radicalismo había abrazado dos principios para llevar adelante su lucha a favor de los más débiles: la Abstención y la Revolución. En este sentido, se suceden los levantamientos que planificaba Don Hipólito Yrigoyen a principios del siglo XX, cuyo fruto fue lograr la aprobación en el año 1912, de una Ley que garantizará el voto secreto, obligatorio y universal, norma esta, que posibilitaría la llegada de la Unión Cívica Radical al poder por primera vez, en el año 1916.

Comenzó a trabajar a los 13 años en una imprenta. De noche se interesaba por la lectura de libros relacionados con las luchas populares.

Sus primeros trabajos fueron publicados en el periódico anarquista La Libertad de Avellaneda. En 1916, cuando tenía 14 años, se afilió a la Unión Cívica Radical, movilizado por el impacto histórico del triunfo de Hipólito Yrigoyen.

Por su origen humilde y su comprensión de la problemática de los trabajadores, Crisólogo Larralde se constituyó en el máximo exponente de la voz social del radicalismo, a partir de la década de 1930

Durante la llamada Década Infame fue elegido y asumió como concejal en Avellaneda. Posteriormente resultaría electo senador provincial en Buenos Aires, pero presentará renuncia indeclinable debido al fraude sistemático y generalizado que imponían los gobiernos de la Concordancia.

En 1943 fue uno de los fundadores de la corriente interna Revisionismo Bonaerense, presidida por Ricardo Balbín, e integrada por Oscar Alende y Moisés Lebensohn, entre otros, que constituyó uno de los primeros intentos en desalojar de la conducción de la UCR a la corriente conservadora unionista (alvearista).

En abril de 1945 fue uno de los firmantes de la Declaración de Avellaneda, que diera origen poco después al Movimiento de Integración y Renovación (MIR).

Luego del 17 de octubre de 1945, junto al resto de los intransigentes, Crisólogo Larralde se opuso a que la Unión Cívica Radical integrara la Unión Democrática, y rechazó el tono crudamente antiperonista de la campaña electoral.

Luego de la estrepitosa derrota de la Unión Democrática en las elecciones de 1946, Crisólogo Larralde, fue junto con Antonio Sobral y Arturo Frondizi uno de los tres intransigentes que integraron la Junta de siete miembros que reemplazó al Comité Nacional. A poco andar, los tres miembros intransigentes abandonaron la Junta por las diferencias irreconciliables que tenían con el sector unionista.

En 1954 se realizaron elecciones para elegir vicepresidente de la Nación. Larralde fue el candidato del radicalismo.

En 1956, la Unión Cívica Radical se dividió en dos: la Unión Cívica Radical Intransigente (UCRI) dirigida por Arturo Frondizi, y la Unión Cívica Radical del Pueblo (UCRP) dirigida por Ricardo Balbín. Crisólogo Larralde fue uno de los dirigentes que más se esforzó en evitar la fractura. Una vez producida se integró a las filas de la UCRP en donde fue elegido ese mismo año presidente del Comité Nacional.

En 1957, como presidente del Comité Nacional de la UCRP, intervino activamente para evitar que los convencionales de la UCRP se retiren de la Convención Constituyente antes de dar su voto favorable por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, sobre los derechos del trabajo. Sin embargo, inmediatamente después, los convencionales sabattinistas, junto a los conservadores, se retiraron finalmente de la Convención Constituyente, impidiéndole continuar.

En 1962 Crisólogo Larralde era el candidato a gobernador de Buenos Aires por la UCRP, el 23 de febrero de ese año, en ocasión de un acto de campaña en el distrito industrial de Berisso (Gran Buenos Aires), murió en la tribuna, en el momento en que pronunciaba su discurso. 

Una importante avenida de Capital Federal (cruzando los barrios de Núñez, Saavedra y Villa Urquiza) lleva su nombre en homenaje.

 FUENTES:
Wikipedia

César Arrondo,

viernes, 7 de agosto de 2015

FRANCISCO ZELADA Combatió al invasor inglés, Coronel de San Martín

FRANCISCO ZELADA Combatió al invasor inglés, Coronel de San Martín


Francisco Zelada Nació y murió en Buenos Aires, Argentina, , 1790 –9 de julio de 1863.

Se incorporó al ejército real con apenas 11 años de edad y combatió contra las Invasiones Inglesas. En 1811 se incorporó a la primera campaña a la Banda Oriental como ayudante del coronel Hilarión de la Quintana.

Durante la segunda campaña participó en la Batalla de Cerrito como capitán del Regimiento de Pardos y Morenos.
A mediados del año 1814 se incorporó al Ejército del Norte e hizo la Tercera expedición auxiliadora al Alto Perú con el grado de teniente coronel, participando en la Batalla de Sipe Sipe como jefe del Regimiento Nro. 6 de Infantería.

Instalado con el resto del Ejército del Norte en San Miguel de Tucumán, el general Manuel Belgrano lo puso al mando de una columna que debía efectuar el Cruce de los Andes hacia Chile desde La Rioja.
Instalado en La Rioja al frente de 50 hombres de infantería, incorporó a su columna unos 80 auxiliares riojanos, al mando del capitán Nicolás Dávila y de su segundo, Benito Villafañe. Gran parte de los caballos, mulas y alimentos que utilizaban habían sido donados o reunidos por la poderosa familia Dávila y por el comandante del Departamento de los Llanos,Facundo Quiroga.
Tras varios meses de preparación, las fuerzas se trasladaron a fines de 1816 al pueblo de Guandacol, donde recibieron algún armamento enviado por el comandante del Ejército de los Andes, José de San Martín. Éste ascendió a Zelada al grado de coronel.

Las expedición partió hacia Chile el 5 de enero de 1817, iniciando el cruce de la Cordillera de los Andes el día 17 de enero, el mismo día que también lo iniciaban las demás columnas, incluidas las dos principales, al mando de San Martín y Las Heras.

Tras pasar junto a la Laguna Brava, cruzaron el Paso de Come-Caballos, avanzando hacia el este. El 1 de febrero, las fuerzas se dividieron: la división de Dávila marchó directamente sobre la ciudad de Copiapó, que fue ocupada sin lucha el 13 de febrero y donde se organizó el gobierno de la provincia con algunos patriotas que no habían huido tras la reconquista realista de Chile.

Por su parte, Zelada marchó con el resto en persecución de las escasas fuerzas realistas, que habían huido desde Copiapó hacia el sur, alcanzándolas y derrotándolas en el Combate de Huasco, del día 16 de febrero. Desde allí retornó sobre Copiapó.

Posteriormente se incorporó al grueso del Ejército de los Andes y participó en la Batalla de Maipú.
Se instaló en la provincia de San Juan y participó en la guerra civil, y combatió a órdenes del gobernador de Córdoba, Juan Bautista Bustos, contra el caudillo chileno José Miguel Carrera.
Poco después se retiró a la vida privada y se dedicó a la ganadería.

Fuentes
Canido Borges, Jorge Oscar, Buenos Aires, esa desconocida; sus calles, plazas y monumentos, Ed. Corregidor, Bs. As., 2003. ISBN 950-05-1493-1
Efemérides del mes de julio, en La Rioja Cultural. Consultado el 18 de julio de 2010.
La Rioja. "Reedición de la Expedición Zelada y Dávila," en Confederación Gaucha Argentina. Consultado el 19 de octubre de 2010.
Reseña histórica de la Expedición Auxiliadora Zelada y Dávila, en la página de la Secretaría de Cultura de la Provincia de La Rioja. Consultado el 18 de octubre de 2010.
"Armando Zelada destacó la participación de La Rioja en la expedición a Chile", en El Diario de La Rioja. Consultado el 20 de octubre de 2010.



sábado, 1 de agosto de 2015

ARISTÓBULO DEL VALLE

ARISTÓBULO DEL VALLE


    Aristóbulo Del Valle, fue un brillante abogado, político y profesor universitario. Poseedor de una espléndida capacidad oratoria se destacó en los ámbitos que le tocó actuar dejando su impronta en una trascendente etapa de la vida institucional argentina.

    Nació el 15 de marzo de 1.845, en Dolores, Provincia de Buenos Aires, hijo natural (circunstancia que lo marcaría en la cerrada sociedad de la época), sus padres fueron Narciso del Valle (un militar rosista) e Isabel Valdivieso.

    Al caer Rosas, la madre se separó del padre y se radicó en la Ciudad de Buenos Aires, allí estudió en el Colegio de la América del Sud, donde conoció a Leandro N Alem, iniciándose una entrañable amistad que duraría toda la vida. Ingresaron juntos a la Facultad de Derecho, donde ambos se recibirían de abogados.

    Se casó en 1.865, con Julia Tejedor (sobrina de Carlos Tejedor). En 1869 se recibió de abogado, profesión que abrazaría con gran vocación, destacándose en su ejercicio y ya en la cátedra como constitucionalista.

    Se enrola políticamente en el Partido Autonomista (los llamados crudos), que conducía firmemente Adolfo Alsina.

    En 1.868 contando con 25 años de edad, fue designado Diputado Constituyente de la Provincia de Buenos Aires, donde tuvo destacada actuación.

En 1.872 fue electo Diputado Provincial bonaerense y en 1.873 Diputado nacional, junto a su amigo Leandro Alem, en 1.874 renuncia a la diputación para asumir como Ministro de Gobierno Provincial.

    En 1.877 funda junto a Leandro N Alem, el Partido Republicano, antecedente del Partido Radical., ese mismo año es electo Senador Nacional, en 1.880 lo designan Presidente del Senado, ese año se realiza el histórico debate sobre la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires, analizando si debía o no ser esa ciudad la capital de la república, en las discusiones brilla su amigo Leandro Alem, sin embargo Del Valle, sostiene la posición contraria, es decir apoya la capitalización, posición que triunfa en definitiva, aunque la historia daría la razón y la gloria, al sostenedor de la posición perdidosa, es decir a Alem.

    Del Valle habla el primero de septiembre de 1889, en el acto del Jardín Florida, (ubicado en la esquina de la actual calle Florida y Paraguay) y en la asamblea en el Frontón Florida en la que se crea la Unión Cívica de la Juventud el 13 de Abril de 1.890.

    El gran acto inaugural de la Unión Cívica de la Juventud fue el 1 de septiembre de 1.890 y allí es uno de los oradores.

    Actuó el 26 de julio de 1.890 en la heroica Revolución del Parque, integrando la junta revolucionaria que presidía Leandro N Alem, y que si bien fracasó, provocó la renuncia del presidente conservador Juárez Celman, en esa ocasión Del Valle impulsó una postura moderada de negociación con Carlos Pellegrini, posición esta que lo distanciaría de Alem.

    En 1.891, el partido de divide en Unión Cívica Nacional (Mitristas-acuerdistas) y Unión Cívica Radical (Alemnistas-intransigentes), Del Valle se mantiene en una posición independiente de los sectores buscando la unidad.

    En mayo de 1.891 es electo senador junto a Leandro Alem, en junio de 1.891 renuncia a la banca tratando con ese gesto de unir a la Unión Cívica. Luis Sáenz Peña lo designa Ministro de Guerra y Marina, en Julio de 1.893 y el 29 de julio de dicho año, estalla una nueva y gloriosa revolución radical que en San Luis toma el gobierno, Irigoyen se levanta en la Provincia de Buenos Aires, también triunfa la revolución radical del 10 de agosto de 1.893 en la Provincia de Santa Fe. Del Valle propone la intervención de las Provincias de San Luis, Santa Fe y Buenos Aires, pero la cámara de diputados rechaza el proyecto elevado. Del Valle, entonces renuncia a su cargo y desde ese momento se dedica a la cátedra universitaria.

    Entre sus obras se destacan Oraciones Magistrales y Lecciones de Derecho Constitucional.

    Aristóbulo del Valle falleció a los 50 años de edad el 29 de enero de 1.896. Fue despedido en el cementerio de la Recoleta por varios oradores destacándose Miguel Cané, Lisandro de la Torre y fundamentalmente Leandro Alem, su gran amigo, que quedó profundamente conmovido por su muerte la que acentuó la depresión que padecía, pocos meses después Leandro N Alem se suicidaría, perdía así desgraciadamente la República, dos de sus grandes hombres.


Gracias Dr. Eduardo Zimmermann

martes, 7 de julio de 2015

FELIPE PEREYRA DE LUCENA “la primera víctima de la Revolución de Mayo”

FELIPE PEREYRA DE LUCENA 

la primera víctima de la Revolución de Mayo”




Este nombre inscripto sobre el lado oeste de la Pirámide de Mayo, a fin de que las generaciones nacientes argentinas lean con respetuosa gratitud el nombre de uno de sus primeros y más intrépidos libertadores, como decía la Junta Gubernativa en la nota pasada al padre del glorioso soldado, José Pereyra de Lucena, el 3 de agosto de 1811, es la primera víctima de aquella titánica lucha que terminó dando la independencia a la América Española.

Fue su vida corta, pero bien fecunda en nobles enseñanzas y heroicos sacrificios. 

Nació en Buenos Aires, el 27 de mayo de 1789, siendo sus padres José Pereyra de Lucena y María Inés Pelliza. 

En 1806 había terminado de cursar muy buenos estudios en las aulas del famoso Colegio de San Carlos, que juntamente con la Universidad de Chuquisaca fueron génesis de la Revolución de Mayo, cuando la repentina aparición en nuestras playas de las casacas rojas de Beresford, exaltó a los criollos, impulsándoles a volver por sus fueros, como único remedio de la pasividad de que dieron pruebas en esa memorable circunstancia, los engreídos representantes de la Metrópoli, con el inepto Virrey Sobremonte a la cabeza.

Patriota de alma, el valeroso adolescente no vaciló en alistarse entre los miembros activos de la agrupación urbana –la de Sentenach, Esteve y Llach, actuando paralelamente a la de extramuros- bajo el mando de Juan Martín de Pueyrredón, que se proponía expulsar a los invasores británicos del suelo argentino. 

El joven Pereyra de Lucena se incorporó en clase de cadete de artillería, recibiendo su bautismo de fuego en la histórica jornada del 12 de agosto de1806, de la Reconquista.

Desde aquella inmortal jornada el cadete Pereyra de Lucena, que por otra parte poseía una sólida preparación en matemáticas, se dedicó con juvenil entusiasmo por el arma de su predilección, ofreciéndosele bien pronto, el 5 de julio de 1807, en la segunda invasión británica, la oportunidad de distinguirse, dirigiendo en aquella memorable lucha en las calles de Buenos Aires, con singular acierto, el fuego de una pieza de artillería, que batía de enfilada la calle del Correo (hoy Perú) por la cual avanzaba la columna del coronel Cadogan.

Por su honroso comportamiento, Pereyra de Lucena merece distinciones especiales y con fecha 18 de febrero de 1809 es promovido a subteniente del Cuerpo de Patricios de la Unión, y el 11 de octubre del mismo año revista ya como teniente del Batallón de Artillería Volante, en la 7ª Compañía, unidad en la cual lo encontró prestando servicios la Revolución de Mayo, época en la cual apenas contaba 21 años de edad.

La Junta Gubernativa eligió esta 7ª Compañía para la expedición que debía ir para el Alto Perú, a las órdenes del coronel Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, compuesta de fuerza de las tres armas.  El teniente Pereyra de Lucena, a preferencia de otros oficiales y mayor antigüedad, fue designado para ejercer el cargo de 2º Jefe de la dotación de piezas asignada a la columna patriota. 

Este entusiasta oficial en los trabajos de organización preliminar reveló notorias cualidades de carácter e inteligencia.  Tan inflexible se demostró como mantenedor de la disciplina, que el doctor Castelli, a la sazón representante de la Junta, no vaciló en promoverlo a capitán al organizarse el Ejército en Potosí, en la misma compañía del Regimiento de Artillería Volante, con fecha 3 de agosto de 1810. 

Después de tomar parte activa en el combate de Cotagaita (27 de octubre) y en la batalla de Suipacha (7 de noviembre), recibió el encargo de montar la compañía de artillería de Cochabamba, y en junio de 1811 tenía a sus órdenes más de 200 plazas y como 18 piezas de diferentes calibres, en su calidad de comandante de la misma.

El primer encuentro con los realistas tuvo lugar el 18 de junio de 1811, en Yuraycoragua.  Pereyra de Lucena intervino en la acción con 12 de las 18 piezas que constituían la artillería patriota, tomando posición con tales baterías, en el centro e izquierda del Ejército Patriota, al ser atacado éste por una fuerte columna de infantería realista a las órdenes del coronel Ramírez, que amenazaba envolver a los independientes. 

Las baterías de Pereyra de Lucena avanzan intrépidamente sobre aquella columna enemiga, y con sus bien dirigidos fuegos, la dobló y ganando un seno en la sierra, se empeñó brillante acción, en la cual, el valiente teniente coronel graduado Felipe Pereyra de Lucena recibió herida mortal. 

Dos días después, el 20 de junio de 1811, expiraba este intrépido soldado, a los 22 años de edad.

Su padre al despedirse de él, en Buenos Aires le había dicho: “Anda con mi bendición; socorre a tus hermanos, y por ellos muere en el campo de la libertad”.  La Patria con su gratitud le ha rendido justicia.

Una calle, con nombre "Felipe Pereyra Lucena" (sin el "de" entre los apellidos) en el barrio de Palermo, lo recuerda.


Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Yaben, Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).


Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar

FRANCISCO ORTIZ DE OCAMPO “primer general de la guerra de independencia “

FRANCISCO ORTIZ DE OCAMPO 

primer general de la guerra de independencia “



 Francisco Antonio ORTIZ DE OCAMPO Nació en La Rioja, siendo bautizado el 4 de mayo de 1771, hijo de don Andrés Nicolás de Ocampo y de doña María Aurelia de Villafañe y Dávila, nieto del general Andrés Ortiz de Ocampo, natural de Sevilla, que pasó a Indias a fines del siglo XVII, contrayendo enlace en Asunción, donde fue gobernador del Paraguay, con doña Mariana Bazán de Pedraza descendiente del célebre conquistador Juan Gregorio de Bazán y de los Tejeda Guzmán, Vera de Aragón, Hurtado de Mendoza y otras linajudas familias de la conquista.

 Comenzó su vida militar a raíz de las invasiones inglesas, combatiendo durante la Reconquista y la Defensa de Buenos Aires con singular valor, mereciendo por su actuación ser ascendido a capitán del Cuerpo de Arribeños, el 8 de octubre de 1806.

Participó en la Defensa de Buenos Aires de julio de 1807, cayendo en el combate de Los Corrales prisionero, aunque logró escapar la noche de esa misma jornada.

Promovido a teniente coronel, se le designó comandante 1ro del Cuerpo de Arribeños, el 11 de enero de 1808. Abandonó por ello sin hesitar las labores comerciales donde había conseguido hacerse una sólida posición, colaborando con su peculio a la organización de aquel cuerpo.

En el Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810, votó inmediatamente después de Saavedra por la cesantía del virrey Cisneros y porque “asumiera el mando el Cabildo interín se nombre una junta que debe ejercerlo, cuya formación debe ser en la forma y modo que no quede duda de que el pueblo es el que confiere la autoridad y el mando”.

Producida la revolución, la Junta le dió el grado de coronel, el 9 de junio y lo nombró jefe del Ejército Auxiliador al Alto Perú, siendo segundo jefe el coronel Antonio González Balcarce y representante de la Junta Juan Hipólito Vieytes.

En junio de 1810 fue puesto al mando del Ejército Auxiliar a las Provincias — que luego sería el Ejército del Norte — y fue ascendido a general.

Avanzó rápidamente con un pequeño contingente hacia Córdoba para sofocar la contrarrevolución dirigida por Liniers y Juan Gutiérrez de la Concha. Fue muy eficaz en arrestar a los dirigentes del grupo, incluido el obispo de Córdoba, Rodrigo de Orellana. Acompañaba la expedición una Comisión Representativa de la Junta que contaba a Ortiz de Ocampo (como Presidente de la misma), Hipólito Vieytes (Delegado del Gobierno), Feliciano Chiclana (Auditor de Guerra) y Vicente López y Planes (Secretario).

Pero se negó a ejecutar a los prisioneros, como le había ordenado la Junta por iniciativa del secretario Mariano Moreno. No sólo los cordobeses le pidieron clemencia, sino que los mismos Liniers y Gutiérrez de la Concha eran sus amigos y compañeros de luchas desde 1806. Desobedeciendo órdenes de la Junta, envió los prisioneros a Buenos Aires.

Alarmada por el posible efecto del todavía muy popular Liniers en la capital, la Junta envió rápidamente a Juan José Castelli a hacerse cargo de las ejecuciones y a Antonio González Balcarce a reemplazar a Ocampo como jefe del Ejército.

Tras la ejecución de los reos en proximidades de Cruz Alta (Córdoba), Ocampo siguió como comandante nominal del Ejército hasta la batalla de Suipacha, pero Balcarce tenía el poder real. Mientras Vieytes fue sustituído por Castelli, éste hizo cumplir las órdenes de la Junta, haciendo fusilar a los prisioneros el 26 de agosto de 1810, al llegar al lugar llamado Monte de los Papagayos, situado cerca de la posta de Cabeza de Tigre, con excepción del obispo por su investidura eclesiástica.

Ocampo ejerció durante cinco días interinamente el gobierno de Córdoba desde el 11 hasta el 16 de agosto de 1810. Su carácter moderado y conciliador, mal se avenía con el plan político de violencia de corte jacobino, que adoptó la Junta.

De no mediar su indecisión y condescendencia en aquel momento crítico, es indudable que dados sus honorables antecedentes, su actuación posterior hubiera sido descollante, la que abruptamente quedó interrumpida.

En consecuencia fue sustituido en el gobierno por el Cnl Juan Martín de Pueyrredón y relevado del comando del Ejército Auxiliar, el 15 de noviembre de 1810, no obstante su reconocida hombría de bien y su energía bien probada en reiteradas ocasiones previas.

Pero muy pronto bajó a la capital, ya que había sido electo diputado por La Rioja a la Junta Grande. No tuvo casi actuación en la misma, sino que tomó el mando de un regimiento, que poco después adoptaría el nombre de Reg. Nro 2 de Infantería.

Cuando Saavedra marchó al norte, fue el comandante de armas de la ciudad y provincia de Buenos Aires. Después de la caída de la Junta, fue por corto tiempo gobernador militar de Rosario de Santa Fe.

Pasó a Buenos Aires, donde fue nombrado coronel del Regimiento Nº 4, el 17 de junio de 1811 y luego del Regimiento de Patricios Nº 2.

Fue uno de los jefes (junto a José de San Martín) de la revolución del 8 de octubre de1812, que derribó al Primer Triunvirato, que tuvo por efecto, no sólo el cambio de personas en el gobierno, sino dar rumbos más certeros a la guerra por la emancipación y a la organización institucional del Estado, próximo a declararse soberano.

Un año después integró con San Martín la comisión encargada de redactar los reglamentos para el Ejército.

Más tarde fue nombrado presidente de Charcas, cargo que debió abandonar a raíz de las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma sufridas por el Ejército del Norte en su segunda expedición al Alto Perú.

En 1814, el director Posadas lo designó gobernador intendente de Córdoba, cargo que ejerció hasta el 25 de marzo de 1815, en que sin ofrecer resistencia a la acción de Artigas, por su indicación, se convocó a un cabildo abierto que eligió al Cnl José Javier Díaz como sucesor suyo.

De regreso a Buenos Aires fue ascendido a coronel mayor en ese mismo año, dirigiéndose luego a Mendoza para ponerse a las órdenes de San Martín, que preparaba el Ejército de los Andes.

Ese mismo año se hizo cargo de la gobernación mendocina, por enfermedad del Libertador, y meses después se retiraba del servicio activo, aunque quedó agregado a la plaza de Córdoba, de donde pasó en 1816 a la de San Juan.

Fue por unos meses gobernador de La Rioja a fines de 1816, y en 1819 comandante de los Cívicos de Córdoba.

En el año clave de 1820 signado por la crisis interna de Buenos Aires y el surgimiento de las autonomías provinciales, lo vemos protagonista estelar en La Rioja donde en el mes de enero depone al teniente de gobernador Gregorio Gonzalez y el 1º de marzo, día inicial de la nueva provincia, fue elegido por aclamación gobernador, cargo que desempeñó hasta que Juan Facundo Quiroga lo derrocó en septiembre de ese año.

El 7 de enero de 1820 se había sublevado en Arequito el Ejército del Norte. Los pueblos del interior comenzaban así el fenómeno secesivo, que se agudizó a raíz de la batalla de Cepeda. La Rioja aprovechó la situación para llevar a cabo su separación de Córdoba y elegir así en marzo gobernador al general Francisco Ortiz de Ocampo, el antiguo jefe de Arribeños y primer jefe del Ejército Auxiliar al Alto Perú. La declaración de la autonomía fue un signo de los tiempos; ese mismo año hicieron lo propio Santiago del Estero, San Juan y San Luis.

Al decir de Armando R. Bazán: “El general Francisco Ortiz de Ocampo era el político riojano que por su trayectoria tenía mejores títulos para gobernar su provincia en la nueva etapa. Primero como jefe del Cuerpo de Arribeños, sucesor de Saavedra como comandante del Regimiento de Patricios; primer general de la  revolución en su carácter de jefe del ejército auxiliar del Perú; presidente de Charcas para pasar a desempeñarse como gobernador intendente de Córdoba 1814/1815. Ninguno de sus comprovincianos exhibió un cursus honorum semejante y sólo Castro Barros lo aventajaba por su talento y formación cultural”. 

Ya en Buenos Aires en 1822 reclamó los sueldos que se le adeudaban, debido a llevar gastado toda su fortuna al servicio de la Patria.

Complicado en un plan revolucionario contra el gobierno de Córdoba, en 1826, fue tomado prisionero, y cuando el general Paz venció al general Bustos en 1829, le dió el mando de un regimiento.

Dos años después cayó prisionero de Quiroga, cerrándose para siempre su actuación pública y su vida en el ejército, pasando sus últimos años, en su provincia natal de La Rioja.

Falleció en la hacienda de Anguinón, Chilecito, el 15 de septiembre de 1840.

BIBLIOGRAFIA

ANGEL JUSTINIANO CARRANZA, El General Don Francisco Ortiz de Ocampo. 1771-1840, en Revista Nacional, Bs. As., 1895.
PABLO CABRERA, El General Francisco Ortiz de Ocampo, en Revista Mercedaria, Córdoba, 1933, Nº 55.
EXEQUIEL C. ORTEGA, La Primera Pena de Muerte resuelta por la Junta de Mayo, Bs. As., 1954.
DIAZ DE MOLINA, Francisco Antonio Ortiz de Ocampo, en Genealogía. Hombres de Mayo, Bs. As., 1961.
ARMANDO R. BAZAN, Historia de La Rioja, Buenos Aires, Plus Ultra, 1979.
• Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, Ed. Elche, 1985.
Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, 2004.

• Zinny, Antonio, Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed, Hyspamérica, 1987

JOSÉ ANTONIO MELIÁN Héroe contra los invasores ingleses, Granadero de San Martín

JOSÉ ANTONIO MELIÁN 

Héroe contra los invasores ingleses, Granadero de San Martín




Nació en Buenos Aires, el 19 de marzo de 1784. Fueron sus padres Antonio Melián y María Josefa Correa y Lascano.

Inició se carrera militar en las invasiones inglesas en los momentos en que se produjo la primera de éstas, en junio de 1806, sentando plaza en una compañía de milicia urbana de Buenos Aires, que mandaba un señor de apellido Santa Coloma. No obstante el juvenil entusiasmo de una multitud de jóvenes porteños para hacer frente al audaz invasor, el virrey Sobremonte ordenó capitular a las fuerzas de la defensa, pero Melián, como tantos otros jóvenes que estaban incorporados a los defensores, desobedeciendo la orden, se fugó ocultándose en unas quintas, esperando el momento oportuno para tomar la revancha.

Fue entonces que se hizo sentir la voz enérgica y vibrante de Juan Martín de Pueyrredón, que logró reunir un grupo numeroso de muchachos entusiastas, propósitos que trató de malograr el general Beresfort, a mediados de julio, enviando al coronel Pack, del famoso Regimiento Nº 71 británico, con 500 hombres y dos piezas de artillería.

Esta fuerza logró desbaratar a los jóvenes, reunidos por Pueyrredón en las chacras de Perdriel, el 1º de agosto de 1806.

Melián logró escapar de los ingleses y quedó a la expectativa para ulteriores disposiciones tendientes a rechazar al invasor.

Pocos días después tuvo noticias de que Liniers alistaba una fuerza en Montevideo para reconquistar la ciudad, resolviendo entonces Melián esperar esta fuerza para incorporarse, y a tal efecto, esperó en la chacra de Márquez, en Las Lomas, y tan pronto desembarcó el general Liniers, el 3 de agosto de 1806, en el puertecillo de Las Conchas (Tigre), Melián se incorporó a la pequeña columna en San Fernando, la cual se puso en marcha sobre Buenos Aires el día 8.

El 12 los expedicionarios atacaban con todo brío a los invasores y obtenían una victoria decisiva con la rendición del general Beresford y de todas sus tropas.

Melían se distinguió por su arrojo y participó con brillo en las dos fases de la Reconquista, vale decir, la toma de la Plaza de Toros y el forzamiento del último reducto de resistencia de los británicos: La Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo) y sus bocacalles poderosamente artilladas. Ese mismo día (12 de agosto) es ascendido al grado de subteniente por su notable comportamiento en la acción.

Después de la Reconquista, Melián se incorporó como soldado distinguido al Escuadrón que, con el título “Húsares de Honor”, creó el comandante Juan Martín de Pueyrredón, en el cual se alistaron en calidad de soldados los jóvenes de las principales familias de Buenos Aires; escuadrón que desempeñó numerosas comisiones como consecuencia del estado de cosas, entre ellas, participar en la expedición que, a las órdenes del teniente coronel Prudencio Murguiondo, tomó preso al ex-virrey Sobremonte, en momentos en que se dirigía a Montevideo con el objeto de perturbar el orden en Buenos Aires, donde mandaba el general Santiago Liniers.

Durante la segunda invasión inglesa, Melián, que a la sazón formaba parte del cuerpo de Húsares antes mencionado, fue uno de los componentes de un destacamento de 30 soldados que sostuvieron una fuerte guerrilla en la “Estanzuela de Santo Domingo”, contra las fuerzas inglesas que habían desembarcado en las playas de Quilmes, el 29 de junio de 1807.

Retirados a la ciudad, ante el avance incontenible de los invasores, al joven Melián le correspondió con su cuerpo ocupar la azotea de una casa conocida con el nombre de “Martín el pintor”, situada en la esquina de Perú y Alsina. Desde este acantonamiento se destacaron grupos del cuerpo para hostilizar el avance enemigo en las inmediaciones del Sur de la ciudad, perdiendo en una de esas escaramuzas dos piezas de a 24, que se les quedaron encajadas en un pantano.

En las terribles jornadas del 3 y del 5 de julio, en las que el general Whitelocke atacó con toda decisión a los defensores de la ciudad, Melián combatió con su cuerpo en la zona de la calle Perú, comprendida entre las de Victoria y Belgrano, y se sabe, que fue tan decidida la actitud de los defensores de aquel lugar, que en ningún punto de la ciudad quedaron tantos cadáveres ingleses como los que se encontraron en la calle Perú, en las tres cuadras mencionadas.

El general Liniers reconquistó Montevideo, y Melián formó parte del destacamento de su cuerpo que al mando del capitán Domingo French, pasó a aquella ciudad a formar la escolta del gobernador designado para mandar allí, por el General vencedor.

De regreso a Buenos Aires, Melián fue nombrado teniente 2º de la Segunda Compañía de un Batallón de Granaderos, el 22 de octubre de 1807. Dicho batallón fue creado por el general Liniers, a cuyo comando puso al coronel Miguel de Azcuénaga, siendo el comandante de su compañía, el capitán Juan Florencio Terrada.

En noviembre de 1807 fue comisionado por Liniers para conducir unos pliegos al general Whitelocke, que se encontraba en Montevideo, misión que cumplió a satisfacción, en forma tal que el virrey Liniers le otorgó los despachos de capitán, con fecha 20 de noviembre de aquel año, “que me entregó en propia mano –dice Melián- regalándome un uniforme”.

Luego sobrevino la Revolución del 25 de Mayo, y Melián se alistó entre los más entusiastas y el 3 de agosto de 1810 revista como capitán de la 4ª Compañía del Regimiento de “Granaderos de Fernando VII”.

A fines de 1810 se incorporó a la Expedición Libertadora al Paraguay, dirigida por Manuel Belgrano y tuvo una actuación destacada en las batallas de Paraguari y Tacuarí.

Después se incorporó a las fuerzas sitiadoras de Montevideo, permaneciendo frente a aquella ciudad hasta octubre de 1811, en que en virtud el armisticio solicitado por los defensores y acordado por el gobierno de Buenos Aires, se retiraron los sitiadores, embarcándose en el puerto de Las Higueritas, regresando a Buenos Aires el 11 de noviembre del año mencionado.

A fines de diciembre salió Melián con su Regimiento, que mandaba el coronel Juan Florencio Terrada, y fueron a acantonarse en Santa Fe, pasando después a la ciudad de La Bajada, acampando más adelante entre los dos ríos Yuquerí. Finalmente, después de haber permanecido en otros acantonamientos, regresaron a Buenos Aires.

Se incorporó a las fuerzas que sitiaban a Montevideo por segunda vez, asistiendo a todas las acciones militares que allí se produjeron. El 6 de octubre de 1813 fue ascendido a sargento mayor de Granaderos de Infantería (Terrada), grado con el que continuó prestando servicios en el ejército sitiador hasta la caída de Montevideo, el 23 de junio de 1814, por lo que le fue otorgado un escudo con la inscripción: “La Patria a los vencedores de Montevideo”.

Poco después de este suceso, el Director Posadas llamó a Melián y le comunicó que se necesitaban sus servicios en otro punto de importancia, y con fecha 22 de agosto de aquel año le otorgó el grado de teniente coronel de caballería y el puesto de comandante general de milicias de Entre Ríos, con el encargo de formar allí cuatro regimientos. A fines del mes, Melián se puso en marcha para su nuevo destino y desembarcó en Concepción del Uruguay, donde encontró al coronel Blas José Pico, gobernador de Entre Ríos, quien le dijo que era imposible llevar a cabo su propósito por el estado de insubordinación del paisanaje, sostenido por las montoneras del caudillo José Gervasio de Artigas. Después de tentativas infructuosas en varios pueblos de importancia, Melián regresó a Concepción, dando cuenta al Gobierno del fracaso de sus gestiones.

En tales circunstancias llegó a Concepción del Uruguay el coronel Viamonte para hacerse cargo del gobierno en reemplazo de Pico. Era en los días en que tuvo lugar la acción de Arerunguá, en la Banda Oriental, en la que fue completamente derrotado el coronel Manuel Dorrego con la división que había sacado del ejército de Montevideo, por Artigas. Viamonte ordenó a Melián, cruzar el Uruguay con 300 hombres y situándose en la margen opuesta, en Paysandú, proteger a los dispersos. Allí recibió al teniente coronel Rafael Hortiguera que llegaba con 80 o 100 Dragones y el coronel Eusebio Valdenegro, que había sido nombrado gobernador de Corrientes. Con ellos salió Melián a campaña en busca de los caudillos artiguistas Otorguez y Blas Basualdo, los que fueron alcanzados en el rincón de Yeruá, y completamente batidos después de un fuego de más de una hora.

De regreso en Buenos Aires Melián se encontró sin destino. En aquellos momentos tuvo lugar la sublevación de Fontezuelas, en que Alvarez Thomas y Valdenegro se rebelaron contra la autoridad del Director Supremo, general Carlos María de Alvear.

Poco después el general José de San Martín escribía desde Mendoza a Melián, con quien tenía amistad, proponiéndole fuera a ayudarlo en la empresa de organizar el Ejército de los Andes. Esta propuesta coincidió con un pedido de San Martín al Gobierno para que los Granaderos a Caballo que se encontraban en Buenos Aires fuesen enviados a Mendoza. El comandante José Matías Zapiola le brindó a Melián el comando del 4º Escuadrón del famoso regimiento, cargo para el cual fue nombrado el 7 de junio de 1815. El 1º de agosto se ponían en marcha para Mendoza, llegando el 3 de setiembre, con 160 granaderos.

Desde aquel momento Melián colaboró intensamente en la ardua tarea de organizar aquel ejército; los escuadrones 1º y 2º de Granaderos habían llegado a Mendoza, procedentes del Alto Perú, mientras que el 3º y el 4º, eran los que marcharon de Buenos Aires, procedentes de la Banda Oriental. Melián, como es natural, tuvo intervención activísima en la reorganización del Regimiento de Granaderos y después de permanecer un mes con ellos en la ciudad de Mendoza, cuando los reclutas tuvieron instrucción suficiente para montar a caballo, se trasladaron al campamento del Plumerillo, situado como a una legua de Mendoza, el cual estaba siempre banco de salitre, según afirma el propio Melián.

Este refiriéndose a los oficiales de Granaderos a Caballo, dice en su autobiografía:
“La oficialidad del Regimiento era flor y nata de Buenos Aires y de alguna de las demás provincias. Decentes, animosos y llenos de honor, se aplicaban a aprender en las academias presididas por sus jefes y dirigidas por José de San Martín, que nos había sujetado a los jefes a los mismos principios que nosotros infundíamos a nuestros subalternos”.

El 21 de enero de 1817 se puso en marcha la columna principal del ejército bajo el mando de general Soler, atravesando la Cordillera por el Paso de los Patos; el primer escalón de la vanguardia lo constituyó el 4º Escuadrón de Granaderos, 4 compañías de granaderos y volteadores de los batallones 7 y 9 respectivamente, el cual fue puesto bajo el comando del teniente coronel Melián y rompió la marcha el día 19 de enero. Este escalón, el 3 de febrero iniciaba el descenso de la Cordillera, penetrando en territorio chileno. El 8 llegaba a San Felipe de Aconcagua, donde permaneció el ejército hasta el 10, demorándose un día, hasta estar compuesto un puente que habían destruido los españoles, sobre el río Aconcagua, el cual es suficientemente caudaloso como para efectuar su pasaje sin puente. El 11, reparado el puente, lo atravesó la columna de Soler, y por la noche la reunión de ésta con la de Las Heras, se efectuó en Santa Rosa de Los Andes, donde esperaba ésta última.
El 12, a las 5 de la mañana, las fuerzas independientes empezaron a trepar la cuesta de Chacabuco, lo que lograron, venciendo la débil resistencia realista, cuyas fuerzas destacadas se replegaron al llano. A las 10 de la mañana empezó la batalla, y a las seis de la tarde no existía un solo enemigo a distancia de 12 leguas del campo de la acción.
El día 13, el general Soler se dirigió a Santiago a la salida del sol, llevando como escolta los escuadrones de Necochea y Melián, llegando a las cuatro de la tarde de ese mismo día. El 14 llegó San Martín y los días 15, 16 y 17, el resto del ejército con los prisioneros.

El 24 de febrero de 1817, San Martín proponía a Melián para el cargo de Teniente Coronel de Granaderos a Caballo, el cual le fue otorgado por el Director Supremo de las Provincias Unidas el 16 de octubre de ese año, con antigüedad del 27 de febrero. Con esta fecha, Melián pasó a comandar el 3er Escuadrón de su Regimiento.

Organizada la “División del Sur”, bajo las órdenes del coronel Las Heras, Melián fue designado su segundo jefe. El 4 de abril esta División libraba el combate de Curapaligüe, a seis leguas de Concepción (distante ésta a 160 kilómetros de Santiago), contra un millar de realistas mandados por el coronel Ordóñez, los que fueron batidos y dispersados por las fuerzas patriotas. El día 5, Las Heras ocupó la ciudad de Concepción.

Pocos días después el teniente coronel José Antonio Melián se sentía enfermo y solicitaba su relevo, llegando el comandante del 4º Escuadrón, Manuel Medina, en su reemplazo, el 30 de abril, y Melián se puso en viaje para Santiago, adonde llegó el 6 de mayo. Allí reemplazó al coronel José Matías Zapiola, que había obtenido licencia temporal para trasladarse a Buenos Aires. En el cuartel general de la “Hacienda de Orrego” , primero, y en de “Las Tablas”, después, Melián se dedicó con entusiasmo a la tarea de reorganizar el Regimiento de Granaderos, alistándose para la campaña inminente, con la noticia que se había recibido de que el general Ossorio había partido del Callao con 4.000 hombres, en dirección a Chile.

En aquellos días el gobierno de Chile solicitó al general San Martín un jefe de confianza con 200 hombres de caballería, el cual fuese suficientemente autorizado para que limpiase de desertores y salteadores los caminos de la parte Sud, las haciendas y los pueblos que estaban plagados de mala gente, siendo elegido el teniente coronel Melián para desempeñar esta tarea.
Tomó parte en el tercero y último tramo de la campaña libertadora de Chile, para iniciar la cual se concentró todo el Ejército Unido en Chimbarongo, el 12 de marzo de 1818. En la desgraciada noche del 19, cuando bajo la influencia de un conjunto de circunstancias tan inesperadas como funestas, se produjo el desbande de una parte considerable del ejército independiente, Melián logró a fuerza de tacto y de energía, sacar de ese campo de muerte y de confusión, a una fracción importante del Regimiento de Granaderos a Caballo. En aquella noche, Melián perdió sus despachos y correspondencia particular, según lo afirma en su autobiografía.

En la batalla de Cancha Rayada se distinguió entre los jefes que salvaron más número de tropas del desastre.

En la acción decisiva de Maipú, el 5 de abril de 1818, la maestría y vigor con que cargó alternativamente contra la infantería y caballería enemigas, llamó la atención de todo el ejército, que saludó con júbilo su promoción a Coronel graduado el 13 de mayo, con antigüedad del 15 de abril. Pasó inmediatamente a la provincia de Colchagua, en San Fernando, para disciplinar e instruir la tropa de aquellos lugares.
Desgraciadamente, a pesar de su juventud (34 años), la salud de este valiente soldado estaba tan profundamente minada, que se vio precisado a pedir su retiro y absoluta separación del servicio, lo que le fue concedido el 18 de julio de 1818, después de haber recibido el día 16 del mismo, los despachos de coronel efectivo.

Mereció las condecoraciones por las Batallas de Chacabuco y Maipú, y en octubre de 1821, fue designado Miembro del Consejo de la Legión del Mérito de Chile.

El bravo guerrero permaneció en Chile por espacio de más de treinta años, regresando a su patria recién en 1849. El 19 de julio de 1851 fue designado comandante general de San Nicolás de los Arroyos y jefe del Batallón de aquel lugar. El 1º de setiembre de 1852 pasó a la Plana Mayor Activa y algún tiempo después fue borrado del escalafón militar por orden del gobernador de Buenos Aires, Dr. Pastor Obligado; pero con posterioridad se le reincorporó a la Plana Mayor Inactiva, donde permaneció hasta el instante de su fallecimiento, que acaeció a las 5 de la mañana del 1º de diciembre de 1857, en su domicilio de Buenos Aires, en la actual calle Bartolomé Mitre, entre las de Suipacha y Carlos Pellegrini, verificándose su entierro en el Cementerio de la Recoleta, el día 2, a las 17hs. Concurrió al mismo, el bravo coronel Pedro José Díaz, a pesar de su quebrantada salud y desatendiendo las indicaciones de su médico, entierro que le fue fatal, falleciendo el día 11, este valiente soldado, que rindió así al veterano de Los Andes, la prueba más elocuente de su compañerismo.

Actualmente sus restos se hallan en la bóveda Melián-Blanco del Cementerio de Flores, en Buenos Aires.

El coronel José Melián había formado su hogar con Carmen Ureta, oriunda de Santiago de Chile, hija de Santiago Ureta y de Mercedes Banda. El matrimonio del coronel Melián tuvo lugar en la capital chilena el 29 de diciembre de 1840, y fueron testigos de la ceremonia el general José Ignacio Zenteno, Carmen Hurtado y Francisco Ureta. Carmen Ureta de Melián falleció en Buenos Aires en el año 1887.

Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Tuma, María Elena – Area de Patrimonio Histórico del Cementerio de la Chacarita.
Yaben, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1939)

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MANUEL ESCALADA

MANUEL ESCALADA



Manuel Escalada, Nació y murió en Buenos Aires, en  junio de1795 - diciembre de 1871

Hijo de Antonio José de Escalada, era hermano de Remedios y de Mariano Escalada, y estudió en el Colegio de San Carlos de Buenos Aires.

Su hermana Remedios se casó con el comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo, coronel José de San Martín. Manuel fue uno de los primeros oficiales del cuerpo, al igual que su hermanoMariano.

Juntos lucharon en la batalla de San Lorenzo y prestaron servicios en el Sitio de Montevideo hasta 1814.

Vuelto a Buenos Aires, participó en la revuelta porteña de 1815, que siguió a la rebelión de Ignacio Álvarez Thomas en Fontezuelas.

Escalada arrestó a Carlos María de Alvear, aunque finalmente lo dejó huir para que presentara la renuncia.

Reunido con su hermano, juntos hicieron la tercera expedición auxiliadora al Alto Perú. Después de las derrotas de Venta y Media y Sipe Sipe, cubrió la retirada del ejército a través de la Quebrada de Humahuaca con sus granaderos.

Tanto Manuel como Mariano Escalada se unieron al Ejército de los Andes en 1816.

Después de la batalla de Chacabuco, Manuel Escalada galopó en catorce días hasta Buenos Aires trayendo la noticia, marcando un récord que lo convirtió en un héroe popular. Peleó en el asalto de Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú. Después de esta última batalla, rompió su propia marca e hizo el recorrido en sólo doce días.

Tras participar en la segunda campaña al sur de Chile, fue ascendido a coronel y llegó a comandar el Regimiento de Granaderos antes de pedir su retiro en 1819. Su hermano también lo había pedido, por su mala salud.

En 1820, al saberse de la derrota de Cepeda, se puso al frente de un ejército con el que pensaba enfrentar al caudillo Francisco Ramírez, pero a los pocos días regresó a Buenos Aires.

Participó en varios de los conflictos de la Anarquía del Año XX, y acompañó al gobernador Manuel Dorrego en su campaña a San Nicolás de los Arroyos y a la provincia de Santa Fe.

Pasó algo más de un año en la guarnición de la capital, y pasó a retiro con la reforma militar de Bernardino Rivadavia.

Volvió a tomar las armas como oficial de caballería en 1825, en el Ejército de Observación destinado a la Guerra del Brasil. Estando en ese destino, representó al presidente Rivadavia ante el gobernador entrerriano Juan León Solas, amenazado por el general Ricardo López Jordán (padre), y le ayudó a conservar el poder, pasando luego el gobierno a Vicente Zapata.

Cuando en 1826 se hizo cargo del ejército el general Alvear, pidió la baja y se trasladó a Buenos Aires antes de recibir la respuesta, ya que lo consideraba su enemigo personal. Alvear lo declaró desertor, pero sin consecuencias.

Dos años más tarde fue enviado a ayudar a Fructuoso Rivera a defender las Misiones Orientales, que acababa de reconquistar. Ambos debieron retirarse a los pocos meses, porque la provincia volvió a manos del Imperio del Brasil por el tratado de paz. Ayudó a Rivera a regresar al Uruguay, junto con la mayor parte de los indios guaraníes que quedaban.

A fines de 1828 participó en la revolución unitaria del general Juan Lavalle contra el gobernador Dorrego. Se dijo que fue uno de los oficiales que aconsejó su fusilamiento a Lavalle, y fue su ministro de guerra.

Tras la caída de Lavalle, a diferencia de los demás oficiales, no se exilió, ya que su fortuna lo ponía a cubierto de los ataques de sus enemigos. Fue también ministro de guerra del gobernador Juan José Viamonte. Su presencia en ese gobierno hizo que los partidarios de Juan Manuel de Rosas desconfiaran de Viamonte, a pesar de haber sido ellos quienes lo colocaron en el gobierno. Durante el segundo gobierno de Viamonte y el de Manuel Vicente Maza, fue comandante general de marina de la provincia.

Durante el segundo gobierno de Rosas no participó en política y se retiró a una estancia. Sin embargo, participó de las habituales manifestaciones de la alta sociedad en apoyo del Restaurador.

 Su hermano Mariano no tuvo tanta suerte: se vio comprometido en el complot de Ramón Maza para derrocar a Rosas y fue arrestado en 1841. Liberado al poco tiempo, murió ese mismo año; era un año menor que Manuel.

Después de la batalla de Caseros fue ministro de guerra del gobernador Vicente López y Planes. Organizó la Guardia Nacional; pronto se unió al partido unitario y fue nuevamente ministro de Guerra y Marina del gobierno de Pastor Obligadohasta 1857.

Ese año fue ascendido a general y asumió el mando de la frontera del sur; firmó un tratado con el cacique Cipriano Catriel. Como el cacique Cachul, amigo de éste, no reconociera el tratado, hizo una campaña hasta las tolderías, para obligarlo a aceptar la paz.4 Este tratado fue una de las causas que lo enfrentaron a Bartolomé Mitre.

Abandonó Buenos Aires en 1858 y se trasladó a Paraná. Allí fue ascendido a general y elegido senador nacional. Participó en la campaña de Cepeda del lado de la Confederación, aunque logró autorización de Urquiza, para no tomar parte en la batalla.

Después del Pacto de San José de Flores pasó definitivamente a retiro. Permaneció en Buenos Aires, donde su primo, el obispo de la ciudad, le aseguró que no sería molestado por su alianza con Urquiza.

Quedó ciego hacia 1865.

Falleció en Buenos Aires en diciembre de 1871.

Bibliografía
• Canido Borges, Jorge Oscar, Buenos Aires, esa desconocida; sus calles, plazas y monumentos, Ed. Corregidor, Bs. As., 2003. ISBN 950-05-1493-1
• Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
• Camogli, Pablo, Batallas por la libertad, Ed. Aguilar, Bs. As., 2005. ISBN 987-04-0105-8
• Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004. ISBN 950-04-2675-7


Fuente: Wikipedia