FELIPE PEREYRA DE LUCENA
“la primera víctima de
la Revolución de Mayo”
Este
nombre inscripto sobre el lado oeste de la Pirámide de Mayo, a fin de que las
generaciones nacientes argentinas lean con respetuosa gratitud el nombre de uno
de sus primeros y más intrépidos libertadores, como decía la Junta Gubernativa
en la nota pasada al padre del glorioso soldado, José Pereyra de Lucena, el 3
de agosto de 1811, es la primera víctima de aquella titánica lucha que terminó
dando la independencia a la América Española.
Fue
su vida corta, pero bien fecunda en nobles enseñanzas y heroicos
sacrificios.
Nació
en Buenos Aires, el 27 de mayo de 1789, siendo sus padres José Pereyra de
Lucena y María Inés Pelliza.
En
1806 había terminado de cursar muy buenos estudios en las aulas del famoso
Colegio de San Carlos, que juntamente con la Universidad de Chuquisaca fueron
génesis de la Revolución de Mayo, cuando la repentina aparición en nuestras
playas de las casacas rojas de Beresford, exaltó a los criollos, impulsándoles
a volver por sus fueros, como único remedio de la pasividad de que dieron pruebas
en esa memorable circunstancia, los engreídos representantes de la Metrópoli,
con el inepto Virrey Sobremonte a la cabeza.
Patriota
de alma, el valeroso adolescente no vaciló en alistarse entre los miembros
activos de la agrupación urbana –la de Sentenach, Esteve y Llach, actuando
paralelamente a la de extramuros- bajo el mando de Juan Martín de Pueyrredón,
que se proponía expulsar a los invasores británicos del suelo argentino.
El
joven Pereyra de Lucena se incorporó en clase de cadete de artillería,
recibiendo su bautismo de fuego en la histórica jornada del 12 de agosto
de1806, de la Reconquista.
Desde
aquella inmortal jornada el cadete Pereyra de Lucena, que por otra parte poseía
una sólida preparación en matemáticas, se dedicó con juvenil entusiasmo por el
arma de su predilección, ofreciéndosele bien pronto, el 5 de julio de 1807, en
la segunda invasión británica, la oportunidad de distinguirse, dirigiendo en
aquella memorable lucha en las calles de Buenos Aires, con singular acierto, el
fuego de una pieza de artillería, que batía de enfilada la calle del Correo
(hoy Perú) por la cual avanzaba la columna del coronel Cadogan.
Por
su honroso comportamiento, Pereyra de Lucena merece distinciones especiales y
con fecha 18 de febrero de 1809 es promovido a subteniente del Cuerpo de
Patricios de la Unión, y el 11 de octubre del mismo año revista ya como
teniente del Batallón de Artillería Volante, en la 7ª Compañía, unidad en la
cual lo encontró prestando servicios la Revolución de Mayo, época en la cual
apenas contaba 21 años de edad.
La
Junta Gubernativa eligió esta 7ª Compañía para la expedición que debía ir para
el Alto Perú, a las órdenes del coronel Francisco Antonio Ortiz de Ocampo,
compuesta de fuerza de las tres armas. El teniente Pereyra de Lucena, a
preferencia de otros oficiales y mayor antigüedad, fue designado para ejercer
el cargo de 2º Jefe de la dotación de piezas asignada a la columna
patriota.
Este
entusiasta oficial en los trabajos de organización preliminar reveló notorias
cualidades de carácter e inteligencia. Tan inflexible se demostró como
mantenedor de la disciplina, que el doctor Castelli, a la sazón representante
de la Junta, no vaciló en promoverlo a capitán al organizarse el Ejército en
Potosí, en la misma compañía del Regimiento de Artillería Volante, con fecha 3
de agosto de 1810.
Después
de tomar parte activa en el combate de Cotagaita (27 de octubre) y en la
batalla de Suipacha (7 de noviembre), recibió el encargo de montar la compañía
de artillería de Cochabamba, y en junio de 1811 tenía a sus órdenes más de 200
plazas y como 18 piezas de diferentes calibres, en su calidad de comandante de
la misma.
El
primer encuentro con los realistas tuvo lugar el 18 de junio de 1811, en
Yuraycoragua. Pereyra de Lucena intervino en la acción con 12 de las 18
piezas que constituían la artillería patriota, tomando posición con tales
baterías, en el centro e izquierda del Ejército Patriota, al ser atacado éste
por una fuerte columna de infantería realista a las órdenes del coronel Ramírez,
que amenazaba envolver a los independientes.
Las
baterías de Pereyra de Lucena avanzan intrépidamente sobre aquella columna
enemiga, y con sus bien dirigidos fuegos, la dobló y ganando un seno en la
sierra, se empeñó brillante acción, en la cual, el valiente teniente coronel
graduado Felipe Pereyra de Lucena recibió herida mortal.
Dos
días después, el 20 de junio de 1811, expiraba este intrépido soldado, a los 22
años de edad.
Su
padre al despedirse de él, en Buenos Aires le había dicho: “Anda con mi bendición;
socorre a tus hermanos, y por ellos muere en el campo de la libertad”. La
Patria con su gratitud le ha rendido justicia.
Una
calle, con nombre "Felipe Pereyra Lucena" (sin el "de"
entre los apellidos) en el barrio de Palermo, lo recuerda.
Fuente
Efemérides
– Patricios de Vuelta de Obligado
Portal
www.revisionistas.com.ar
Yaben,
Jacinto R. – Biografías argentinas y sudamericanas – Buenos Aires (1939).
Se
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