viernes, 8 de mayo de 2015

JULIAN ALVAREZ: EL PROCER DESCONOCIDO DE LA REVOLUCION DE MAYO

JULIAN ALVAREZ: EL PROCER DESCONOCIDO DE LA REVOLUCION DE MAYO

JULIAN ALVAREZ

EL PROCER DESCONOCIDO DE LA REVOLUCION DE MAYO




Cuando San Martín pisó tierra argentina, en 1812, procedente de Londres, junto a un notable grupo de revolucionarios (Zapiola, Alvear, Holmberg, Chilavert, Vera Arellano, el padre Anchoris entre otros) fue  recibido por el jefe de la masonería local que presidía la "Logia Independencia", doctor Julián Alvarez.
Alvarez era un morenista jacobino, que trabajó en La Gaceta de Buenos Aires, designado en ese cargo por Mariano Moreno y dirigía varios centros conspirativos del liberalismo revolucionario, tanto de filiación masónica o eminentemente política, entre éstos últimos el club que se reunía en el Café De Marcos y la Sociedad Patriótica.
Luego de la muerte prematura de Mariano Moreno, le tocó dirigir durante un breve período La Gaceta mencionada. Alvarez puso a San Martín en contacto con tres cuadros revolucionarios que lo acompañarían durante su campaña libertadora: Manuel Guillermo Pinto (1783-1853), José Gregorio Gómez (1780-1876) y el publicista Bernardo de Monteagudo (1789-1825). Gómez (el "Goyo" Gómez), fue la única persona que se tuteó con el Libertador durante la campaña emancipadora. Provenía de la "Logia San Juan de Jerusalén de la Felicidad de esta parte de América", según datos aportados por los historiadores Vicente Cutolo y A. J. Pérez Amuchástegui.
Alvarez había nacido en Buenos Aires el 9 de enero de 1788. Pertenecía a una familia rica, su padre era el español Saturnino Alvarez y su madre, Ana María Perdriel. Ello le permitió frecuentar las mejores escuelas, colegios y estudios terciarios. La educación dirigida por los jesuitas, y enseñanzas que recibió en el Colegio San Carlos, en Córdoba y en Chuquisaca le permitieron obtener el título de Teólogo, pero paralelamente a sus estudios sacerdotales, en Chuquisaca, leyó los libros prohibidos de Juan Jacobo Rousseau, de los enciclopedistas, las ideas de los jesuitas Mariana y Suárez sobre el tiranicidio y el derecho de resistir a la opresión.
Se trata del prócer desconocido de la Revolución de Mayo, que tuvo en aquellos acontecimientos de 1810 y en la década posterior, una actividad central pero que ha sido ignorado por los historiadores liberales, católicos, revisionistas o de otras tendencias, probablemente por su carácter de dirigente masónico. Posee una calle en la Buenos Aires actual, en el Barrio Norte, pero difícilmente alguien conozca realmente, incluidos los profesores de historia, quién era, sus datos biográficos, su actividad política revolucionaria y su obra como destacado jurista.
Prócer argentino y uruguayo
Julián Alvarez se exilió en Uruguay con su mujer María Pascuala Obes y el resto de su familia en 1820, al comenzar la guerra civil. En Montevideo fundó El Constitucional, destinado a difundir el credo republicano e institucionalista, que desalentara las contiendas internas de las nuevas naciones.
Como nadie es profeta en su tierra, en Uruguay, Julián Alvarez es considerado uno de los Padres de la Patria y, al morir en 1843, hay que destacar que se desempeñaba como presidente de la Corte Suprema de Justicia de la nación oriental.
Cuando estalló el proceso de Mayo, dejó la sotana y se unió a los revolucionarios en su fracción más combativa. Amigo y colaborador estrecho de Mariano Moreno con quien trabajó en los once meses de vertiginosas jornadas, conocía con seguridad las ideas del Secretario de la Primera Junta y su famoso "Plan de Operaciones", escrito por Moreno.
Es interesante constatar que cuando el Libertador San Martín implantó la economía de guerra en Mendoza, coincidió con las ideas de Moreno, impulsor de la industrialización, el proteccionismo económico y una suerte de estatismo.
También es probable, teniendo en cuenta que Alvarez hasta 1820 trabajó estrechamente con San Martín, realizando misiones que éste le encomendó u organizando grupos revolucionarios o de choque en Buenos Aires, haya sido el nexo entre las ideas morenistas del período de mayo de 1810 y las de San Martín, en Mendoza, durante la organización del Ejército de los Andes.
Juan Andrés Gelly fue contemporáneo de Julián Alvarez, y probablemente la suya sea la primer biografía escrita sobre el prócer, un año después de su muerte. Así lo testimonió con su trabajo Apuntes biográficos del Dr. D. Julián Alvarez, presidente de la Honorable Cámara de Representantes, en el año de su fallecimiento y presidente jubilado de la Excma. Cámara de Apelaciones de la República del Uruguay.
Posteriormente, Vicente T. Caputi (1882-1939), publicó en 1930, las Rememoraciones centenarias. Gestación y jura de la Constitución de la República Oriental del Uruguay reproduciendo las intervenciones y discursos de Julián Alvarez en la Constituyente uruguaya de 1829, donde el prócer rioplatense tuvo una activa participación en su calidad de político y jurista.
Hombre de Mayo
Fue uno de los que suscribieron la presentación popular del 25 de Mayo de 1810. En enero de 1811, se le nombró como funcionario en la Secretaría de Gobierno de Buenos Aires, al lado de Moreno. Posteriormente fue diputado por San Juan a la Asamblea de 1812-3. Fue procesado y encarcelado por sostener, desde la prensa, en contra de la Asamblea General Constituyente, la necesidad de que el poder se concentrara en una sola persona. Al instalarse el Directorio fue absuelto y pasó a desempeñarse como oficial en la Secretaría de Estado. Desde 1816 hasta 1820, tuvo a su cargo la redacción de la Gaceta para quien cumplió diversas tareas revolucionarias.
Junto a Alvarez Thomas, cumplió otras tareas ante el gobernador de Santa Fe, Estanislao López. En 1820, enfrentado con el partido porteñista, luego de ser encarcelado por poco tiempo, partió a Montevideo con su familia. Sobre el prócer, Mitre dijo que era de "un bellísimo carácter, talento epigramático sin amargura, escritos fácil aunque algo difuso, nutrido de estudios serios, que derramaba en sus escritos toda la savia exuberante de la juventud".

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jueves, 7 de mayo de 2015

JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CONDARCO Secretario privado y espía de San Martín

JOSÉ ANTONIO ÁLVAREZ CONDARCO Secretario privado y espía de San Martín



José Antonio Álvarez Condarco (San Miguel de Tucumán, 1780 -Santiago de Chile, 17 de diciembre de 1855) fue un militar argentino, fabricante de pólvora y otros explosivos, cartógrafo, y ayudante de campo y secretario privado del general José de San Martín.

Su padre era el alcalde Álvarez de Condarco.

Adhirió a la filial de la Logia Lautaro que había formado en Tucumán José Moldes. Residía en Buenos Aires en 1810, y apoyó con entusiasmo la la Revolución de Mayo.

A fines de ese año fue comisionado junto con Antonio Álvarez Jonte para una misión diplomática en Chile, donde consiguió una alianza militar entre los revolucionarios de ambos países. De allí se trasladó a Lima, donde no existía un movimiento revolucionario análogo al del Río de la Plata y al de Chile. Fue arrestado en varias oportunidades, de modo que regresó a Córdoba.

En 1812 fue reconocido como oficial de artillería; su gran conocimiento en materia de explosivos, le valió ser nombrado director de la fábrica de pólvora de Córdoba recientemente fundada, y también de cartografía.

En 1813 formó parte de la campaña del coronel Juan Gregorio de Las Heras a Chile, con la misión de dirigir el arsenal patriota. Se hizo amigo allí de Marcos Balcarce, quien envió por su intermedio importantes mensajes al general José de San Martín, gobernador de Cuyo, poco antes de la derrota de la Patria Vieja chilena en la batalla de Rancagua.

Llevando importantes mensajes enviados por su amigo Marcos Balcarce para el general San Martín.  El Libertador apreció su patriotismo y decidió retenerlo a su lado: lo nombró director de polvorín y lo envió luego en misión confidencial a Buenos Aires, ante el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón. Debía establecer con éste la cantidad y tipo de artículos de guerra necesarios para la campaña de los Andes.

A fines de 1816, San Martín lo envió a Chile, con el encargo aparente de llevar cartas al gobernador realista Casimiro Marcó del Pont.

El sargento mayor Álvarez de Condarco fue un hábil químico e inteligente ingeniero con una memoria prodigiosa

Lo que San Martín quería, en realidad, era que la gran memoria visual de Álvarez Condarco retuviera los accidentes de la cordillera, para marcar luego el camino del ejército. Así cruzó por Los Patos y, ni bien llegado, Marcó del Pont lo despachó de vuelta por el paso más corto, que era el de Uspallata. Al firmarle el pasaporte, Marcó del Pont agregó un comentario ambiguo referido a San Martín, que podía ser una acusación de traición a la monarquía española, o bien una expresión de racismo:
Yo firmo con mano blanca y no como la de su general, que es negra.

San Martín utilizó distintas estrategias para liberar el territorio de Chile y luego el  Perú. Una de las más importantes fue la llamada “guerra de zapa”, que era una mezcla de acciones militares y espionaje, para crear mucha confusión en el ejército español, difundiendo información falsa sobre sus futuros movimientos.

Una acción brillante y arriesgadísima estuvo a cargo del sargento mayor José Álvarez Condarco, gran colaborador del Libertador, quien puso en juego su propia vida en un engañoso viaje a Chile, solo, cruzando la Cordillera de ida y de vuelta, por dos caminos distintos. San Martín le dijo que tenía que traer en su cabeza un mapa de los dos pasos, “sin hacer ningún apunte pero sin olvidarse ni de una piedra”. Le prohibió hacer anotaciones porque si los españoles lo detenían y era requisado, podían sospechar del verdadero objetivo de su misión y matarlo.

Gracias a la fabulosa memoria de Álvarez Condarco, se pudo elaborar un preciso mapa de cada uno de los pasos a Chile, y el resto es historia conocida: el exitoso cruce del Ejército de los Andes y la liberación de Chile. Pero queda una anécdota más: luego de la victoria de los patriotas en la batalla de Chacabuco (el 12 de febrero de 1817), el realista Marcó del Pont fue capturado por el capitán Aldao y llevado a Santiago de Chile. Al entrar el prisionero al palacio de gobierno, el General San Martín avanzó vestido con un sencillo uniforme, y con un gesto sonriente le extendió la mano derecha diciendo: “¡Venga esa mano blanca, mi general!”.

Actuó como ayudante de campo de San Martín.

Combatió heroicamente como ayudante de campo en la batalla de Chacabuco.

En 1818 fue enviado a comprar barcos para la primer escuadra chilena a Gran Bretaña, donde también persuadió a Lord Thomas Cochrane de aceptar la comandancia de la misma.

Se retiró del ejército poco antes de la Expedición Libertadora del Perú y permaneció en Chile, dedicado a construir caminos.


Murió en la mayor miseria, a punto de haber sido necesario levantar una subscripción pública para sepultarlo.

miércoles, 6 de mayo de 2015

MIGUEL ESTANISLAO SOLER Soldado de San Martin y de la Independencia

MIGUEL ESTANISLAO SOLER

Soldado de San Martin y de la Independencia




Nació en la ciudad de Buenos Aires el 7 de mayo de 1783, siendo sus padres Don Manuel Soler, militar natural de Alicante (España) y Doña Manuela Otárola Larrázabal y Rivera, porteña.

Estudió en el Colegio San Carlos y en 1795, se inició como cadete en la primera compañía del Regimiento Fijo, de Buenos Aires.

Fue promovido a subteniente en 1805. Asistió a la defensa contra las invasiones inglesas en los años 1806 y 1807, mereciendo ser ascendido a ayudante mayor con el grado de capitán en el Cuerpo de Castas de Infantería, el 26 de octubre de 1808. Se encontró en la rebelión de don Martín de Alzaga el 1 de Enero de 1809.

Al producirse el pronunciamiento de Mayo, fué uno de los primeros en adherirse, por lo cual la Junta lo premió el 19 de junio de 1810 con los despachos de sargento mayor del Regimiento Nº 6, de Pardos y Morenos; que tan brillante y decisivo papel desempeñó en el sitio de Montevideo.

Debido a la separación del jefe titular de Regimiento Nº 6, se lo promovió a coronel el 21 de abril de 1813. Se halló en las acciones que condujeron a la rendición de la plaza de Montevideo, el 23 de junio de 1814, siendo designado gobernador-intendente de la Banda Oriental, el 25 de agosto de aquel año.

Ostentaba en 1815, el grado de coronel mayor. Tomó parte en los sucesos que tuvieron por consecuencia la caída del director supremo Alvear y el 24 de abril fue nombrado brigadier graduado de los ejércitos de la patria.
José A. Scotto señala que fue coronel del Regimiento de Granaderos de Infantería hasta el 5 de septiembre de 1816, en que fue nombrado cuartelmaestre general del Ejército de los Andes.

En la campaña del Ejército de los Andes, participó en las batallas de Achupallas (4 de febrero de 1817) y Las Coimas, el 7 de febrero de ese año.

Se distinguió en la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817) por lo que recibió la medalla de oro acordada por el gobierno de las Provincias Unidas.

De regreso a Buenos Aires en 1819, ejerció la jefatura del estado mayor en reemplazo de Saavedra.

Después de la batalla de Cepeda, el 3 de febrero de 1820, el Alcalde de 1er voto, Juan Pedro Aguirre, que desempeñaba las funciones de director sustituto, lo nombró jefe del ejército “Exterior”, para enfrentar a los federales.

Los caudillos López y Ramírez, exigían la disolución del gobierno directorial y que el pueblo de Buenos Aires eligiera sus autoridades en forma libre, igual que los otros pueblos del interior, para recién así establecer negociaciones.
Soler y su oficialidad hicieron una intimación en el mismo sentido. En consecuencia, el 10 de febrero cesó el congreso y renunció el director Rondeau.
E
l Cabildo asumió el poder. El día 16 se reunió un cabildo abierto, que resolvió la creación de una junta de representantes de la ciudad y de la campaña, cuyos miembros designaron gobernador a Manuel de Sarratea.
Sarratea asumió el cargo el día 17 y de inmediato se dirigió al campamento federal establecido en Pilar, donde el 23 de febrero firmó con López y Ramírez, un tratado que consagraba el sistema republicano federal y convocaba un congreso que debía reunirse en San Lorenzo para organizar el país.

Pocos días después, a raíz de la sublevación de Balcarce, se convocó a un cabildo abierto que el 6 de marzo depuso a Sarratea, por estar en desacuerdo con éste, quien había entregado armamento a los caudillos federales, nombrándose gobernador a Balcarce. La oposición de Soler fue uno de los determinantes de la caída inmediata (el 12 de marzo) del designado, siendo Sarratea repuesto en el poder.

Entretanto Alvear, que había regresado a Buenos Aires al amparo de los caudillos, pretendía ocupar nuevamente el gobierno, pero ante el repudio general debió abandonar la ciudad y refugiarse en el campamento de Carrera, que también había vuelto y permanecía a la expectativa de los acontecimientos.

El Cabildo convocó al pueblo para elegir la nueva junta de representantes, la que aceptó la renuncia que había presentado Sarratea, nombró gobernador interino a Idelfonso Ramos Mejía y creó un consejo para asesorarlo.
Por otra parte Soler, que había sido designado jefe del ejército de la provincia, fue limitado al mando de las tropas de Luján, por lo que presentó su renuncia, que fue aceptada.
Fue reemplazado por Martín Rodriguez pero la oficialidad de su ejército se sublevó y lo hizo nombrar gobernador por el Cabildo de Luján.

Ante esa noticia, el 20 de junio, Ramos Mejía renunció y entregó el mando al Cabildo de Buenos Aires. La Junta de Representantes aceptó la renuncia de Ramos Mejía y admitió a Soler como gobernador, día conocido en nuestra historia como el de “los tres gobernadores”.
López se opuso a esa situación y se dirigió contra Soler, a quién derrotó en la batalla de Cañada de la Cruz (28 de junio de 1820).

Soler se dirigió hasta Puente de Márquez con una división de infantería que había logrado salvar del desastre el Cnl Pagola. Desalentado y convencido que sus servicios no podían ser útiles presentó su renuncia el día 30, siéndole inmediatamente aceptada, y expatriándose voluntariamente a Colonia, quedó acéfalo el gobierno.
Quiso regresar al país en el gobierno de Martín Rodríguez en 1821, pero su pedido no prosperó, siendo incluido en la reforma militar del año siguiente.

En 1823, Rivadavia le confió una misión secreta en la Banda Oriental ante los generales Lecor y Alvaro de Costa.
En 1824, fue  designado  inspector  general  de armas en reemplazo de Rondeau por el gobernador Las Heras.

Al ascender a la presidencia Rivadavia, el 10 de febrero de 1826, lo nombró inspector general en jefe de todas las fuerzas de la provincia de Buenos Aires.

Luego actuó brillantemente en la guerra contra el Brasil; comandó el III Cuerpo del Ejército Republicano y en la batalla de Ituzaingó (20 de febrero de 1827), actuó con arrojo, por lo que recibió el cordón y escudo de oro concedido a los vencedores.

Fue nombrado más tarde en el cargo de comandante general de armas de la provincia Oriental, siendo dado de baja cuando Rivadavia renunció el 27 de junio de 1827.

Dorrego lo nombró ministro plenipotenciario y enviado extraordinario a Bolivia (en 1828). Dicha misión fue dejada sin efecto por el gobierno de Lavalle surgido del motín del 1º de diciembre de ese mismo año.

En 1829 se retiró a la vida privada emigrando a la Banda Oriental y radicándose en Mercedes, después de la Convención de Cañuelas entre Rosas y Lavalle.

En 1837, el presidente Oribe le confió el cargo de jefe de armas de Montevideo, que desempeñó hasta la caída de aquel mandatario. Al emigrar éste a Buenos Aires, Soler también regresó.
El 1º de enero de 1839, fue dado de alta en la plana mayor activa del Ejército Federal, por orden de Rosas, situación que mantuvo hasta su fallecimiento.

A raíz de la invasión de Lavalle, en agosto de 1840, el gobernador Rosas le encomendó un plan de defensa de la Capital, asignándole el mando de la Primera División Norte.

Dejó de existir el 23 de setiembre de 1849, tributándole el gobierno solemnes honras fúnebres, y siendo sus restos sepultados en el Cementerio del Norte.


BIBLIOGRAFIA

GREGORIO F. RODRIGUEZ, El General Soler. (Contribución histórica. Documentos inéditos 1783-1849), Bs. As., 1909.
JOSE J. BIEDMA, Brigadier General D Miguel Estanislao Soler, en Archivo de la Nación Argentina, documentos referentes a la guerra de la Independencia y Emancipación Política de la República Argentina, Bs. As., 1920, tomo II.
BARTOLOME MITRE, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Bs. As., 1941, tomo III.
JUAN E. CARULLA, Miguel Estanislao Soler, en Revista Ejército y Armada, Bs. As., abril de 1945, nº 52.

ANTONIO SANCHEZ ZINNY, Historia de los Gobernadores de las Provincias Argentinas, Bs. As., 1987, tomo I.

martes, 5 de mayo de 2015

RAFAEL OBLIGADO

RAFAEL OBLIGADO




La calle que lleva su nombre, se debe a Rafael Obligado fue un escritor, poeta y académico argentino, padre del también poeta Carlos Obligado.

Nació Rafael Obligado en un hogar de antiguo cuño porteño, el 27 de enero de 1851.

Sus padres Luis Obligado y Saavedra y María Jacinta Ortiz Urién eran de la clase patricia, y le brindaron excelente educación.

Su infancia y su adolescencia transcurrieron, casi íntegras, en una estancia de sus padres - don Luis Obligado y Saavedra y doña María Jacinta Ortiz Urién - a orillas del río Paraná, donde aprendió a querer al paisaje, a sus criaturas y a la naturaleza.

El paisaje familiar deja en él huella muy honda, tal como la vemos en las Poesías, aparecidas en 1885, que se ampliarán más tarde. Muy corta, es verdad, pero ella basta para discernir a Rafael Obligado un lugar alto y de honor en Hispanoamérica.

Cursó estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires. Inició estudios en la Facultad de Derecho, pero los abandonó rápidamente. Su vocación lo llevó al estudio de los clásicos, antiguos y españoles.


Conocido como "el poeta del Paraná" y perteneciente a la generación de 1880, escribió poesía con temática "gauchesca" pero con palabras "cultas", influido por la poesía francesa de fines del siglo XIX. Vivió en la estancia paterna, con un bellísimo castillo en el paraje de la Vuelta de Obligado, un recodo de las Barrancas del río Paraná ubicado exactamente dentro del partido de Ramallo cercano al límite con el partido de San Pedro en la provincia de Buenos Aires. Se casó a los 35 años, en 1886. Tres años más tarde, en 1889, le nombraron correspondiente de la Academia Española.


Su obra más importante, es el "Santos Vega".

Fue uno de los fundadores de la Facultad de Filosofía y Letras (Universidad de Buenos Aires); consejero y vicedecano en varias oportunidades; recibiendo en 1909, el doctorado honoris causa.

En "El hogar paterno", "En la ribera", "Primavera", "Nido de boyeros", el paisaje es una constante. El Paraná, las islas, su flora, "En la ribera" "Santos Vega" es el poema más perfecto de entre las "Leyendas argentinas";

Ya entrado en años se casa en 1886; tres años después, en 1889, le nombran correspondiente de la Academia Española. Viaja muy poco, sin alejarse mucho de su patria, y, en uno de estos viajes por las provincias mediterráneas argentinas, recoge los elementos de sus Leyendas.


Sus últimos treinta años nos lo muestran alejado de toda labor literaria. Siente vacilar su salud y se traslada a Mendoza hacia fines de 1919. Su existencia, dividida entre el estudio y la meditación, el hogar y el manejo de sus posesiones rurales y su fortuna, se extingue allí el 8 de marzo de 1920. Sus restos descansan en su ciudad natal: Buenos Aires.

domingo, 3 de mayo de 2015

GENERAL JAMES (O DIEGO) PAROISSIEN

GENERAL  JAMES (O DIEGO) PAROISSIEN


James Paroissien, citado en América del Sur como Diego Paroissien (Essex,Inglaterra, noviembre de 1781 – † en alta mar, 1827), médico inglés que tuvo una destacada actuación en el proceso de la Independencia de la Argentina, de Chile y del Perú.

Nació en Harking (Essex), Inglaterra, de ascendencia francesa hugonote y murió en el mar, en viaje de América a Valparaíso.

Médico británico que jugó un papel prominente en el movimiento de la independencia Argentina. Recibió una buena educación general, especializada en el campo de la cirugía y también en el estudio de la química. 

Su nombre original era James Paroissien, y descendía de lejanos antepasados de origen protestante francés. Se doctoró en medicina en 1806.

Al recibir la noticia del éxito de las Invasiones Inglesas al Virreinato del Río de la Plata, se embarcó como parte de la expedición que debía reforzar esa conquista. Cuando llegó allí, la ciudad de Buenos Aires había sido reconquistada por su propia población; asistió a la captura de Montevideo, donde se instaló como médico y comerciante. Cuando, tras el nuevo fracaso en Buenos Aires, los ingleses abandonaron también Montevideo, se embarcó hacia Río de Janeiro.

En el Brasil se encontró con Saturnino Rodríguez Peña, un criollo que había colaborado con los invasores a Buenos Aires, que lo unió al proyecto carlotista, de coronar a la princesa Carlota Joaquina de Borbón como reina – o al menos como regente – del Río de la Plata, en reemplazo de Fernando VII, prisionero de Napoleón Bonaparte. Carlota era la esposa de Juan VI de Portugal, que estaba instalado en Río de Janeiro.

Viajó a Buenos Aires como jefe de una comisión exploradora minera enviada por la compañía británica "La Potosí, La Paz and Peruvian Mining Association".
Sin embargo, es casi seguro que su misión era de espionaje a favor de las posibilidades del carlotismo o de una tercera invasión inglesa.
Al llegar a Montevideo fue reconocido y arrestado por el gobernador Francisco Javier de Elío, que se apoderó de las cartas de Carlota para sus simpatizantes en Buenos Aires. Acusado de alta traición, fue procesado con pedido de ejecución.

Cuando llegó al Río de la Plata el nuevo virrey, Baltasar Hidalgo de Cisneros, fue trasladado para su enjuiciamiento a Buenos Aires. Consiguió que Juan José Castelli se hiciera cargo de su defensa, y poco tiempo después, al estallar la Revolución de Mayo éste fue elegido miembro de la Primera Junta, Paroissien recuperó rápidamente la libertad.

Acompañó al Ejército del Norte en la primera expedición auxiliadora al Alto Perú como cirujano, y presenció las batallas de Cotagaita, Suipacha y Huaqui como médico y secretario personal de Castelli.

Durante la retirada que siguió a la derrota, ayudó a Juan Martín de Pueyrredón en la evacuación de los caudales de la Casa de Moneda de Potosí.

El Triunvirato lo nombró jefe de la fábrica de armamentos de la ciudad de Córdoba, con el grado de teniente coronel de artillería.

La Asamblea del Año XIII, por recomendación de Pueyrredón, le concedió una de las primeras cartas de ciudadanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata.

En abril de 1815 estalló la fábrica de pólvora, causando varios muertos. El gobierno local lo consideró responsable del accidente y se inició una investigación para procesarlo. Pero en ese momento estaba avanzando el federalismo en Córdoba, lo que le dio la oportunidad de retirarse a Buenos Aires. Allí formó parte del estado mayor general del ejército del Director Supremo Álvarez Thomas.

En el transcurso de los tres años de actuación en ella (1812-1815), Paroissien comenzó su colaboración con José de San Martín, en el plan de este último para la liberación continental, que fue tomando forma durante la convalecencia de San Martín en Córdoba, en 1814. La explosión de la fábrica de pólvora, en abril de 1815 hizo que Paroissien regresara a Buenos Aires, donde integró el estado mayor general y fue designado, en septiembre de 1816, para acompañar el batallón a Mendoza como cirujano jefe para asumir la responsabilidad de los servicios médicos del ejército de los Andes.

En la batalla de Chacabuco, Paroissien combinó nuevamente la función militar con la de su profesión de médico, desempeñándose como edecán del general Miguel Estanislao Soler; recibió elogiosos conceptos del general San Martín por su meritoria actuación. Fue miembro fundador de la Legión del Mérito de Chile, siendo designado cirujano cirujano mayor del Ejército de Chile. Instalado en Santiago de Chile, fue nombrado y fue miembro fundador de la Legión del Mérito de Chile.

Tuvo un serio altercado con el general Miguel Brayer, el ex oficial de Napoleón que causaría un desastre con su ataque a Talcahuano, y que sería dado de baja por pedir licencia minutos antes de una batalla.

Después del Desastre de Cancha Rayada asistió al general Bernardo O’Higgins, pero regresó al ejército para asistir a San Martín como oficial de estado mayor y también ejercer como cirujano en la Batalla de Maipú. Por su heroico comportamiento en este combate fue ascendido al grado de coronel y premiado con un valioso y amplio terreno irrigable en Mendoza.

Samuel Haigh ha dejado un vívido relato de los servicios prestados por Paroissien en el hospital de campaña luego de la victoria de los patriotas en Maipú. La breve nota del cirujano enviada a O'Higgins proporcionó a la capital chilena la primera noticia de esa gran victoria. 

Como resultado de sus acciones en Maipú, Paroissien fue Promovido al grado de coronel, se le confirió la medalla de oro de Maipú, otorgándosele asimismo un extenso predio en Mendoza. Como uno de los principales ayudantes de San Martín, se embarcó con la expedición libertadora con rumbo al Perú, en agosto de 1820. 

Se embarcó en la Expedición Libertadora del Perú como médico jefe y como edecán de San Martín. Acompañó al general en su entrevista con el virrey José de la Serna, que él mismo gestionó, y posiblemente fue el autor de la idea de implantar en el Perú una dinastía de origen español. Fue premiado con la Orden del Sol y ascendido al grado de general de brigada.

Tras la toma de Lima y la Declaración de Independencia del Perú, fue enviado junto a Juan García del Río en misión diplomática a Chile, Buenos Aires y Europa, para gestionar el reconocimiento de esa independencia, y posiblemente conseguir un rey para coronar en el Perú. No obtuvieron ningún resultado de sus gestiones en Buenos Aires, donde fueron humillados por la actitud prescindente del gobierno del ministro Bernardino Rivadavia. Al llegar a Londres recibieron la noticia de la renuncia de San Martín al gobierno peruano, lo que hacía inútil su presencia allí. No obstante, Paroissien se quedó en Londres, donde recibió a San Martín en la primera etapa de su exilio y le consiguió alojamiento.

Regresó al Perú, donde se puso a órdenes de Simón Bolívar y acompañó al general Sucre en su entrada al Alto Perú. En abril de 1825 fue nombrado director de minería del gobierno peruano, con la misión de organizar las minas de Potosí.

A fines de ese año volvió a viajar a Europa, para realizar consultas con especialistas y organizar la concesión de las minas de Potosí a alguna empresa europea. La independencia de Bolivia hizo inútil sus gestiones, por lo que regresó a ese país y fue nombrado director de minería por el presidente Sucre. También proyectó un canal que debía unir el Océano Pacífico con la cuenca del río Amazonas, y por ésta al Océano Atlántico.

Su empresa minera quebró a fines de 1826 y perdió todos sus bienes, incluidos los terrenos concedidos por San Martín en Mendoza, como premio a su actuación en Maipú.


Se embarcó en septiembre de 1827 hacia Valparaíso, pero falleció en el viaje hacia esa ciudad, donde fue sepultado.

sábado, 2 de mayo de 2015

ANTONIO ARCOS

ANTONIO ARCOS



Lo recuerda una calle del barrio de Belgrano, en Buenos Aires

Nacido en Almería, España, alrededor de 1790, Antonio Arcos fue oficial de ingenieros del ejército de Fernando VII, desertó del ejército español en 1808 para sumarse a las tropas napoleónicas. Con la derrota de estas, huye primero a Inglaterra y a los Estados Unidos después, terminó por embarcarse a Buenos Aires a fines de 1814, decidido a sumarse a las luchas por la independencia americana.

A principios del año siguiente fue convocado a Mendoza por José de San Martín, quien se encontraba planificando el cruce de los Andes para liberar a Chile del dominio español. Fue su ayudante de campo con el grado de Sargento Mayor y colaboró en el relevamiento geográfico previo al cruce de la cordillera.
El 4 de febrero de 1817, los 200 hombres a su mando (entre quienes se encuentra Juan Lavalle) derrotan a los españoles en la batalla de Achupallas. También luchó en batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817).

Se lo recuerda especialmente por haber diseñado la bandera de Chile, a partir de una idea de José Ignacio Zenteno(aunque algunos autores asignan su diseño a Gregorio de Andía y Varela).
La víspera del desastre de Cancha Rayada (19 de marzo de 1818), San Martín comisiona a Arcos para que alerte a las divisiones próximas a Talca. Arcos abandona su puesto y se fuga a Valparaíso, donde es capturado y llevado a Santiago de Chile, donde es encarcelado por desertor. San Martín le conmuta la pena y es degradado a simple soldado del Regimiento de Granaderos a Caballo.

 Existe una carta fechada el22 de abril de 1817, donde el general Bernardo O'Higgins escribe a Juan Gregorio de Las Heras ordenando el reintegro de Arcos al ejército.

Junto a Jorge Beauchef, crea la Escuela Militar, de la que fue el primer director.

Tras la consolidación del triunfo independentista se hace cargo de la Proveduría del Ejército chileno y se dedica a los negocios privados.

Una vez establecido el gobierno de Bernardo O'Higgins, Antonio Arcos comenzó su carrera comercial, enriqueciéndose en negocios ilícitos en asociación con el entonces ministro de Hacienda de O'Higgins, Antonio Rodríguez Aldea.

Contrajo matrimonio con una joven de alcurnia, Isabel Petronila Arlegui Rodríguez Zorrilla, con quien tuvo cuatro hijos, entre ellos Santiago Arcos, el menor. Cuando cae O'Higgins (1823), Arcos se exilia, primero en Mendoza y, tras buscar a su mujer y sus 4 hijos, en Brasil, donde alterna con la corte y gestiona la decoración de las mansiones y, finalmente, en Francia, donde se relaciona con el mariscal Jourdain, antiguo oficial de Napoleón y, gracias a él, con el banquero Jacobo Lafitte. Arcos se dedica con éxito a los negocios financieros.

En París se dedicó al negocio de la banca, siguiendo el ejemplo de la familia Rothschild. Hacia fines de la década de 1840 era uno de los banqueros más acaudalados de París.

Sin embargo, su historia no concluye allí. A principios de 1849, impulsado por la revolución, sigue los pasos de su hijo Santiago y regresa a Chile. El 26 de julio de ese año obtiene licencia del gobierno para abrir en Valparaíso el primer banco chileno: Banco de Chile de Arcos y Cía, cuyo enfoque comercial moderno (toma depósito, da crédito a 3 y 6 meses, descuenta documentos y emite papel moneda) hace peligrar el negocio de los prestamistas criollos.

 Sin embargo, estos pronto involucran al gobierno, cuyas desmedidas exigencias obligan a Arcos a cerrar el banco en abril de 1850.
Tras el fracaso de su empresa bancaria, Antonio Arcos se marchó de Chile junto a su mujer y sus tres hijos mayores y vuelve a París.


 Se desconoce la fecha exacta de su muerte, pero se sabe que fue en Francia entre los años 1862 y 1864.

viernes, 1 de mayo de 2015

JORGE BEAUCHEF

JORGE BEAUCHEF

   


1787-1840
Jorge Beauchef Isnel nació en 1787 en el departamento francés del Alto del Loira, en el pueblo de Le Puy en Velay.
Al morir su padre, ingresó a los 18 años a la "Grande Armeé", participando en las campañas de la Tercera Coalición en 1805.
En 1808, cuando ostentaba el grado de Sargento cayó prisionero en España, en donde permaneció detenido durante 13 meses. Finalmente, logró fugarse, llegando a Malta después de múltiples peripecias.
En 1812 abandonó Malta y regresó a Francia donde se reincorporó al ejército.
Después de Waterloo abandonó Francia dirigiéndose a New York, donde vivió nueve meses. Allí fue contratado por un enviado de las Provincias Unidas del Río de la Plata dirigiéndose a Buenos Aires.
No alcanzó a formar parte del Ejército Libertador, razón por la cual que se dirigió a Chile, donde fue nombrado Teniente del Ejército de nuestra nación. Antes de un año, por sus méritos ascendió a Capitán y luego a Sargento Mayor.
A órdenes del general francés Miguel Brayer tomó parte en la primera campaña del sur de Chile, y participó el 6 de diciembre de 1817 en el sitio y asalto de Talcahuano, como Segundo Comandante del Regimiento No. 1 de Línea, en la columna del general Juan Gregorio de Las Heras. Perdió un brazo en el asalto a la posición realista.
Participó en la Sorpresa de Cancha Rayada y en la batalla de Maipú. Dirigió un batallón en la segunda campaña del sur de Chile, y participó en la batalla de Bío Bío.
Su mayor gloria la consiguió cuando materializó el audaz plan de Lord Thomas Alexander Cochrane para la toma de Corral y Valdivia, donde en una acción relámpago con 250 hombres desalojó sucesivamente de la inexpugnable fortaleza a los españoles que cubrían los fuertes Del Inglés, San Carlos, Amargos, Chorocamoyo y Corral. Ante el abandono de los fuertes Mancera, Carbonero, El Piojo y Niebla, con sus tropas tomó posesión de ellos. Posteriormente se apoderó de la ciudad de Valdivia integrándola al territorio nacional.
Se casó en 1822 con Teresa Manso de Velasco y Rojas.
En 1823 fue enviado como jefe de una expedición de ayuda a José de San Martín en el Perú, ya con el grado de coronel. Durante un tiempo fue comandante de la ciudad de Lima. Tras el fracaso de la Campaña de Intermedios regresó a Chile.
Participó en la campaña de Liberación de Chiloé de 1824 en el combate de Mocopulli, donde a pesar de haber caido en una emboscada ante fuerzas muy superiores y tener grandes bajas, logró derrotar a los españoles.
Fue reformado y separado del ejército chileno en 1828, y en 1831 viajó a Francia para visitar a sus familiares y amistades, junto a su esposa. Dos años permanecieron en Europa antes de regresar a Chile, enfermo de gota. Se dedicó a escribir sus memorias de guerra. Estas no fueron publicadas en vida de su autor, pero fueron utilizadas más tarde por Diego Barros Arana para editar la primera Historia de Chile del siglo XIX.
Expiró en Santiago el 10 de junio de 1840, a los 53 años de edad, en su casa de calle Merced con Miraflores.
Luego en persecución de los españoles que huían hacia Osorno, los derrotó en el combate de la hacienda El Toro el 03 de marzo de 1820.
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