miércoles, 6 de mayo de 2015

MIGUEL ESTANISLAO SOLER Soldado de San Martin y de la Independencia

MIGUEL ESTANISLAO SOLER

Soldado de San Martin y de la Independencia




Nació en la ciudad de Buenos Aires el 7 de mayo de 1783, siendo sus padres Don Manuel Soler, militar natural de Alicante (España) y Doña Manuela Otárola Larrázabal y Rivera, porteña.

Estudió en el Colegio San Carlos y en 1795, se inició como cadete en la primera compañía del Regimiento Fijo, de Buenos Aires.

Fue promovido a subteniente en 1805. Asistió a la defensa contra las invasiones inglesas en los años 1806 y 1807, mereciendo ser ascendido a ayudante mayor con el grado de capitán en el Cuerpo de Castas de Infantería, el 26 de octubre de 1808. Se encontró en la rebelión de don Martín de Alzaga el 1 de Enero de 1809.

Al producirse el pronunciamiento de Mayo, fué uno de los primeros en adherirse, por lo cual la Junta lo premió el 19 de junio de 1810 con los despachos de sargento mayor del Regimiento Nº 6, de Pardos y Morenos; que tan brillante y decisivo papel desempeñó en el sitio de Montevideo.

Debido a la separación del jefe titular de Regimiento Nº 6, se lo promovió a coronel el 21 de abril de 1813. Se halló en las acciones que condujeron a la rendición de la plaza de Montevideo, el 23 de junio de 1814, siendo designado gobernador-intendente de la Banda Oriental, el 25 de agosto de aquel año.

Ostentaba en 1815, el grado de coronel mayor. Tomó parte en los sucesos que tuvieron por consecuencia la caída del director supremo Alvear y el 24 de abril fue nombrado brigadier graduado de los ejércitos de la patria.
José A. Scotto señala que fue coronel del Regimiento de Granaderos de Infantería hasta el 5 de septiembre de 1816, en que fue nombrado cuartelmaestre general del Ejército de los Andes.

En la campaña del Ejército de los Andes, participó en las batallas de Achupallas (4 de febrero de 1817) y Las Coimas, el 7 de febrero de ese año.

Se distinguió en la batalla de Chacabuco (12 de febrero de 1817) por lo que recibió la medalla de oro acordada por el gobierno de las Provincias Unidas.

De regreso a Buenos Aires en 1819, ejerció la jefatura del estado mayor en reemplazo de Saavedra.

Después de la batalla de Cepeda, el 3 de febrero de 1820, el Alcalde de 1er voto, Juan Pedro Aguirre, que desempeñaba las funciones de director sustituto, lo nombró jefe del ejército “Exterior”, para enfrentar a los federales.

Los caudillos López y Ramírez, exigían la disolución del gobierno directorial y que el pueblo de Buenos Aires eligiera sus autoridades en forma libre, igual que los otros pueblos del interior, para recién así establecer negociaciones.
Soler y su oficialidad hicieron una intimación en el mismo sentido. En consecuencia, el 10 de febrero cesó el congreso y renunció el director Rondeau.
E
l Cabildo asumió el poder. El día 16 se reunió un cabildo abierto, que resolvió la creación de una junta de representantes de la ciudad y de la campaña, cuyos miembros designaron gobernador a Manuel de Sarratea.
Sarratea asumió el cargo el día 17 y de inmediato se dirigió al campamento federal establecido en Pilar, donde el 23 de febrero firmó con López y Ramírez, un tratado que consagraba el sistema republicano federal y convocaba un congreso que debía reunirse en San Lorenzo para organizar el país.

Pocos días después, a raíz de la sublevación de Balcarce, se convocó a un cabildo abierto que el 6 de marzo depuso a Sarratea, por estar en desacuerdo con éste, quien había entregado armamento a los caudillos federales, nombrándose gobernador a Balcarce. La oposición de Soler fue uno de los determinantes de la caída inmediata (el 12 de marzo) del designado, siendo Sarratea repuesto en el poder.

Entretanto Alvear, que había regresado a Buenos Aires al amparo de los caudillos, pretendía ocupar nuevamente el gobierno, pero ante el repudio general debió abandonar la ciudad y refugiarse en el campamento de Carrera, que también había vuelto y permanecía a la expectativa de los acontecimientos.

El Cabildo convocó al pueblo para elegir la nueva junta de representantes, la que aceptó la renuncia que había presentado Sarratea, nombró gobernador interino a Idelfonso Ramos Mejía y creó un consejo para asesorarlo.
Por otra parte Soler, que había sido designado jefe del ejército de la provincia, fue limitado al mando de las tropas de Luján, por lo que presentó su renuncia, que fue aceptada.
Fue reemplazado por Martín Rodriguez pero la oficialidad de su ejército se sublevó y lo hizo nombrar gobernador por el Cabildo de Luján.

Ante esa noticia, el 20 de junio, Ramos Mejía renunció y entregó el mando al Cabildo de Buenos Aires. La Junta de Representantes aceptó la renuncia de Ramos Mejía y admitió a Soler como gobernador, día conocido en nuestra historia como el de “los tres gobernadores”.
López se opuso a esa situación y se dirigió contra Soler, a quién derrotó en la batalla de Cañada de la Cruz (28 de junio de 1820).

Soler se dirigió hasta Puente de Márquez con una división de infantería que había logrado salvar del desastre el Cnl Pagola. Desalentado y convencido que sus servicios no podían ser útiles presentó su renuncia el día 30, siéndole inmediatamente aceptada, y expatriándose voluntariamente a Colonia, quedó acéfalo el gobierno.
Quiso regresar al país en el gobierno de Martín Rodríguez en 1821, pero su pedido no prosperó, siendo incluido en la reforma militar del año siguiente.

En 1823, Rivadavia le confió una misión secreta en la Banda Oriental ante los generales Lecor y Alvaro de Costa.
En 1824, fue  designado  inspector  general  de armas en reemplazo de Rondeau por el gobernador Las Heras.

Al ascender a la presidencia Rivadavia, el 10 de febrero de 1826, lo nombró inspector general en jefe de todas las fuerzas de la provincia de Buenos Aires.

Luego actuó brillantemente en la guerra contra el Brasil; comandó el III Cuerpo del Ejército Republicano y en la batalla de Ituzaingó (20 de febrero de 1827), actuó con arrojo, por lo que recibió el cordón y escudo de oro concedido a los vencedores.

Fue nombrado más tarde en el cargo de comandante general de armas de la provincia Oriental, siendo dado de baja cuando Rivadavia renunció el 27 de junio de 1827.

Dorrego lo nombró ministro plenipotenciario y enviado extraordinario a Bolivia (en 1828). Dicha misión fue dejada sin efecto por el gobierno de Lavalle surgido del motín del 1º de diciembre de ese mismo año.

En 1829 se retiró a la vida privada emigrando a la Banda Oriental y radicándose en Mercedes, después de la Convención de Cañuelas entre Rosas y Lavalle.

En 1837, el presidente Oribe le confió el cargo de jefe de armas de Montevideo, que desempeñó hasta la caída de aquel mandatario. Al emigrar éste a Buenos Aires, Soler también regresó.
El 1º de enero de 1839, fue dado de alta en la plana mayor activa del Ejército Federal, por orden de Rosas, situación que mantuvo hasta su fallecimiento.

A raíz de la invasión de Lavalle, en agosto de 1840, el gobernador Rosas le encomendó un plan de defensa de la Capital, asignándole el mando de la Primera División Norte.

Dejó de existir el 23 de setiembre de 1849, tributándole el gobierno solemnes honras fúnebres, y siendo sus restos sepultados en el Cementerio del Norte.


BIBLIOGRAFIA

GREGORIO F. RODRIGUEZ, El General Soler. (Contribución histórica. Documentos inéditos 1783-1849), Bs. As., 1909.
JOSE J. BIEDMA, Brigadier General D Miguel Estanislao Soler, en Archivo de la Nación Argentina, documentos referentes a la guerra de la Independencia y Emancipación Política de la República Argentina, Bs. As., 1920, tomo II.
BARTOLOME MITRE, Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina, Bs. As., 1941, tomo III.
JUAN E. CARULLA, Miguel Estanislao Soler, en Revista Ejército y Armada, Bs. As., abril de 1945, nº 52.

ANTONIO SANCHEZ ZINNY, Historia de los Gobernadores de las Provincias Argentinas, Bs. As., 1987, tomo I.

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