domingo, 19 de abril de 2015

ANDRÉS ARGUIBEL Espía de la Revolución

ANDRÉS ARGUIBEL Espía de la Revolución

Héroe de la Independencia

Solo una corta calle en las cañitas lo recuerda

Poco hemos oído hablar de Arguibel. Pero fue un hombre fundamental para afianzar la independencia nacional.

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Andrés Arguibel y López Cossio fue el principal agente de las Provincias Unidas del Río de la Plata en España en las primeras dos décadas del movimiento emancipador y tuvo un papel fundamental tanto en suministrar a los patriotas información de carácter reservado sobre los planes y medidas de la monarquía, como en boicotear los proyectos destinados a la reconquista de Buenos Aires.

Arguibel nació en Buenos Aires el 30 de noviembre de 1773, único hijo varón de Felipe Filiberto de Arguibel,1 natural de Saint Jean de Luz, Labourd, Francia, y Andrea María López Cossio, natural de Buenos Aires.

Su padre era un importante comerciante de ultramar con buques en consignación, como la fragata Nuestra Señora del Buen Suceso. De orientación liberal, había sido miembro del partido contrario a los jesuitas ligado primero a Gaspar de Munive, Marqués de Valdelirios, en los sucesos que desembocarían en la Guerra Guaranítica y luego al Gobernador Francisco de Paula Bucarelli y Ursúa quien sería el encargado de la expulsión de la Orden. Mantenía vínculos comerciales con Juan Antonio de Lezica y familiares con importantes familias de Buenos Aires, incluyendo la de los Ezcurra. En efecto, su hija Teodora Josefa, hermana mayor de Andrés, casó con Juan Ignacio de Ezcurra Ayerra. Una de sus hijas, María de la Encarnación de Ezcurra y Arguibel, casaría a su vez con Juan Manuel de Rosas.

Como era habitual en muchas familias ligadas al comercio de la metrópolis Andrés Arguibel debió dejar su hogar cercano al Fuerte para ser enviado a Cádiz con sólo 9 años a los efectos de recibir la educación básica y aprender oportunamente el comercio con América. Viajó junto con el joven hermano de Juan Antonio de Lezica, Tomás Antonio Lezica. Arguibel casó con una gaditana y para 1810 se había ya convertido en un exitoso comerciante de esa ciudad.

De ideas liberales, producida la revolución en Buenos Aires intentó volver a su tierra sin poder lograrlo, por lo que canalizó sus esfuerzos en Cádiz. Junto con otros americanos radicados en Andalucía, especialmente Tomás Antonio de Lezica (quien había retornado de su paso por Buenos Aires) y Juan de Lagosta, se comprometieron firmemente en la defensa del movimiento.

En la ciudad actuaban numerosas sociedades secretas, algunas netamente masónicas y otras muchas políticas de forma masónica: algunas de afrancesados, la mayor parte de liberales nacionales y unas pocas de americanos. Una de las principales era la Logia Integridad N° 7, adscripta al Gran Oriente de Sevilla, de la que fue maestro el general Francisco María Solano, marqués del Socorro, capitán general de Andalucía y gobernador civil y militar de Cádiz, superior del general José de San Martín.

Otra que reunió a numerosos americanos fue la Logia Caballeros Racionales N° 3 dirigida por Carlos María de Alvear hasta 1811, cuando lo reemplazó el sacerdoteRamón Eduardo de Anchoris. Eran también miembros entre otros José Matías Zapiola, Francisco de Gurruchaga, el general peruano José Rivadeneira y Tejadaque "habían tenido relación con la anteriormente citada de la "Gran Reunión Americana", y, a su vez, estaban en estrecho contacto con diversos "hermanos" bonaerenses, tales como Pueyrredón, Lezica y Rodríguez Peña".5 Más allá de algunas fórmulas masónicas, la sociedad era puramente operativa.
Agente de la revolución

Andrés Arguibel no era ajeno a esa actividad. Al llegar a Buenos Aires, Alvear, San Martín y Zapiola pusieron en contacto al gobierno con Arguibel, mientras que el regreso de su compañero Lezica facilitó la tarea.

El 5 de agosto de 1812 una nota de José Julián Pérez, miembro del Segundo Triunvirato le confiaba que "Ha llegado a entender este Gobierno con harto dolor" que el oficial Juan Bautista Azopardo, comandante de la primera escuadrilla de la revolución y derrotado en el Combate de San Nicolás del 2 de marzo de 1811 por Jacinto de Romarate había sido encarcelado en Cádiz, y le solicitaba a Arguibel que lo auxiliara en lo que estuviera a su alcance.

Cádiz era el punto de concentración de las fuerzas destinadas a América, lo que permitía a Arguibel tomar contacto con los oficiales españoles europeos liberales para influenciarlos o sobornarlos de manera de fomentar el descontento e impulsarlos a oponerse a las expediciones y por otro con los americanos, con el objeto de promover la causa y facilitarles el pase a América, como sucedería con el futuro general Tomás de Iriarte:

Una mañana mi asistente me anunció un señor que deseaba hablarme: entró y se dio a conocer: don Andrés Arguibel. Me dijo que eramos parientes y me ofreció su casa. Yo la frecuenté mucho, porque muy pronto me di a conocer con argumentos descubriéndole mis miras de servir bajo las banderas de mis paisanos, y este desahogo que tuve luego que supe que era patriota hizo que nos tratásemos con confianza. Arguibel tenía una hija, Dolores, de edad de 18 años. No era linda, pero si muy graciosa, dotada del garbo gaditano y, sobre todo, de una educación la mas cuidada. Había sido educada desde la edad de nueve años en un colegio de Inglaterra de donde estaba recién llegada. Joven llena de habilidades y tanto que ayudaba mucho al padre en su correspondencia mercantil. Sumamente amable, su trato me encantaba. Casó después con un condiscípulo del colegio de Segovia y tuvo una muerte prematura de resultas de su segundo parto. Iriarte, Tomás de, Memorias del General Iriarte, Compañía General Fabril Editora, 1962, Capítulo VIII, página 140.

Ligado a las sociedades secretas de Cádiz, Arguibel accedía a información política y militar de primer nivel, lo que le permitía mantener al gobierno de Buenos Aires al tanto de los acontecimientos hasta el punto que los realistas se asombraban de que en Buenos Aires o en Montevideo se conocieran con anticipación y clara certeza los sucesos de la península. En Buenos Aires los informes secretos llegados desde Cádiz o Gibraltar solían filtrarse al conocimiento general e incluso por razones de difusión (y de propaganda) se publicaban en ocasiones algunas noticias procurando no dar indicios de los autores.

La corona española realizó varios intentos expedicionarios para intentar recuperar sus colonias, especialmente el Río de la Plata. Pero también desde el primer momento los patriotas tomaron medidas para obstaculizar el proyecto, apoyándose en buena medida en la acción de las logias militares.
El Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón promovió tales acciones instruyendo en tal sentido a Arguibel y a Lezica y garantizando la rendición de los adelantos que hubieran sido precisos para subvertir el ejército:
"Emprendí por fin la obra de insurreccionar el mismo ejército que debia obrar nuestra ruina. D.Ambrosio Lezica, negociante de esta ciudad, fue encargado de dirigirse à su hermano D. Tomás, establecido en Cádiz, para iniciar sus relaciones con los gefes de aquel ejército...Los señores D. Tomás Lezica y D.Andrés Arguibel, naturales de Buenos Aires y establecidos con crédito en la plaza de Cádiz, fueron los agentes que llevaron á su término aquella riesgosa empresa. Fueron facultados para invertir las sumas de dinero que fuesen necesarias y autorizados para empeñar la responsabilidad del gobierno á todo lo que obrasen conducente al intento. La eficacia y destreza con que se manejaron apareció en el resultado. El ejército de la Isla de León se insurreccionó, la terrible espedicion que nos amenazaba se convirtió en daño del mismo que la formó y la República Argentina se vio por este medio libre y triunfante de sus enemigos. ¡Honor eterno a los nombres de Lezica y Arguibel entre los amigos de la libertad!"Juan Martín de Pueyrredón, Refutación a una atroz calumnia hecha con demasiada ligereza a un general de la República Argentina por Mr. Alejandro H. Everett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de Norteamérica en la Corte de España.
"Los agentes ocultos de las provincias americanas derramaban el oro para acrecer la repugnancia y el descontento de los militares, y el comercio gaditano y malagueño prodigaba también sus caudales para impulsar el cambio que deseaban." Adolfo de Castro, Historia de la ciudad y provincia de Cádiz desde 1814 hasta el día, Cádiz, 1859, página 30.

El 24 de junio Arguibel envió desde Gibraltar un informe destinado al Director Rondeau por intermedio de Ambrosio de Lezica donde aseguraba que la gran expedición de reconquista finalmente no se realizaría, que el ejército marcharía pronto sobre la Corte y que una de las primeras providencias del nuevo gobierno que se instalase sería suspender las hostilidades con los americanos pues así se había pactado de antemano. Aludía en ese sentido a cartas anteriores dirigidas a Pueyrredón y se aconsejaba exigir al futuro gobierno constitucional español el reconocimiento de la independencia como artículo preliminar a cualquier negociación.
Rondeau envió a través de Pablo Vázquez copia de la carta de Arguibel a Carlos María de Alvear, radicado entonces en Montevideo. La noticia de que "un agente del gobierno porteño en Gibraltar" informaba que la Expedición Grande finalmente no se realizaría se filtró hasta el espía español Juan Bautista de Arechaga quien consiguió obtener copia de la carta, que aparecía firmada con una "A". Tras nuevas averiguaciones pudo identificar al remitente, Andrés Arguibel.
Pronto Arechaga estuvo en condiciones de denunciar al conde de Casa Flórez, encargado de negocios español en la corte portuguesa, que "Arguibel era un revolucionario exaltadísimo y de gran talento y se hallaba empeñado en fomentar partido contra el rey y servir a los independientes, que había facilitado la fuga a Buenos Aires de Tomás Lezica y de un tal Salvadores y era íntimo amigo de un rico judío llamado Judah Benolier quien con el angloamericano MacCall servía al gobierno de Buenos Aires para distribuir la correspondencia destinada a Cádiz y Madrid."
No obstante los efectos del descubrimiento del nido de espías americano resultarían.

Arguibel debió tornar sin embargo definitivo su exilio en Gibraltar, con lo que terminó de perder su fortuna ya entonces muy disminuida por gestiones no siempre basadas en los fondos enviados desde Buenos Aires  no obstante lo cual continuó su labor.

Andrés Arguibel pudo volver a su ciudad natal en 1825. Murió pobre en Buenos Aires dejando a sus nietos, hijos de su finada hija única Dolores, en la orfandad.

Bibliografía[editar]
• Carranza, Ángel Justiniano, Campañas Navales de la República Argentina, Volumen IV (Notas Complementarias a Tomos 3 y 4, 2° Edición, Secretaria de Estado de Marina, Buenos Aires, 1962
• Cutolo, Vicente Osvaldo, Nuevo diccionario biográfico argentino, Editorial Elche, 1968.
• Alcalá Galiano, Antonio María, Apuntes para servir a la historia del origen y alzamiento del ejército destinado a Ultramar en 1 de enero de 1820
• De Castro, Adolfo, Historia de la ciudad y provincia de Cádiz desde 1814 hasta el día, Cádiz, 1859
• Pueyrredón, Juan Martín de, Refutacion a una atroz calumnia hecha con demasiada ligereza a un general de la Republica Argentina por Mr. Alejandro H. Everett, ministro plenipotenciario de los Estados Unidos de Norteamérica en la Corte de España.
• Iriarte, Tomás de, Memorias del General Iriarte, Compañía General Fabril Editora, 1962
• Varela, Florencio, Escritos políticos, económicos y literarios, Impr. del Orden, 1859
• Roberts, Carlos, Las invasiones inglesas del Río de la Plata(1806-1807) y la influencia inglesa en la independencia y organización de las provincias del Río de la plata, Peuser, 1938.

sábado, 18 de abril de 2015

CORONEL PABLO ZUFRIATEGUI

CORONEL PABLO ZUFRIATEGUI

Nacido en 1783 y fallecido en 1840, Pablo Zufriategui se incorporó tempranamente al movimiento revolucionario artiguista, habiendo participado en la batalla de Las Piedras, y en el Primer Sitio de Montevideo de 1811.
También participó en 1811 en la acción contra el depósito de municiones del gobierno sitiado, ubicado en la Isla de Ratas, en la bahía de Montevideo; operación en que conjuntamente con el Capitán de Dragones Cnel. Juan José Quesada, al frente de unos 80 hombres, hicieron prioneros a los integrantes de la guarnición de la isla, inutilizaron sus cañones y retornaron al campamento sitiador llevando una importante cantidad de pólvora.
En el Segundo Sitio de Montevideo, actuó como comandante de artillería de las fuerzas del Gral. José Rondeau; y participó en el combate de El Cerrito.
También formó parte de la tripulación de la goleta “Fortuna“ integrante de la escuadrilla comandada por el Almirante Brown, que llevó a cabo diversas operaciones navales en las costas del Este del Río de la Plata.
En el período de gobierno independiente entre 1815 y 1817, Zufriategui fue designado Capitán del Puerto de Montevideo; y asimismo revistó con el grado de capitán en el Regimiento de Cívicos, cuerpo de infantería creado en 1815 e integrado por 500 civiles vecinos de Montevideo, en previsión de una anunciada expedición española que vendría a reconquistar la ciudad.
Hacia finales de la dominación portuguesa de Montevideo, se dirigió a Buenos Aires donde se incorporó al grupo con el que Lavalleja organizaba la expedición de los Treinta Tres, entre los cuales se contó como Sargento Mayor. Luego del desembarco, fue designado Jefe de Estado Mayor del ejército de la Cruzada Libertadora, y comandó el ala derecha del mismo en la batalla de Sarandí.
Participó seguidamente en la guerra contra el Imperio del Brasil, integrando la fuerza expedicionaria que invadió el territorio sur del Imperio entre 1826 y 1828, habiendo tomado parte con el grado de Coronel al mando del Regimiento de Libertos Orientales, en la batalla de Ituzaingó.

Fue designado diputado por el Departamento de Colonia a la primera Asamblea General Constituyente, en la que actuó entre 1828 y 1830.

viernes, 17 de abril de 2015

NICETO VEGA

NICETO VEGA

Militar argentino, que participó en la Guerra de Independencia de la Argentina, en las campañas libertadoras de Chile y Perú, en la Guerra del Brasil y en las guerras civiles argentinas.

Niceto Vega Nació en Buenos Aires en 1799, cuando esta era capital del Virreinato del Río de la Plata. Enrolado muy joven en el Ejército, participó del sitio de Montevideo hasta la caída de la ciudad realista en 1814. Al año siguiente combatió contra los federales en la Banda Oriental y en la provincia de Santa Fe.
En 1816 se incorporó al Ejército de los Andes; luchó en Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú.
Se unió a la Expedición Libertadora del Perú, participando en la Campaña a la Sierra, a órdenes del generalArenales, y luchando en las batallas de Nazca y Cerro de Pasco. También participó de la campaña de Rudecindo Alvarado a "Puertos Intermedios", y participó en las batallas de Torata y Moquegua. De regreso a Lima, fue ascendido al grado de teniente coronel. Tras la caída de la capital peruana en manos realistas, se presentó enTrujillo al general Simón Bolívar, pero éste lo dio de baja del ejército.
Regresó a Buenos Aires en 1825 y se unió a la campaña contra el Imperio del Brasil como segundo jefe del regimiento de caballería al mando de José de Olavarría. Luchó en Ombú e Ituzaingó, logrando el ascenso al grado de coronel. También combatió en Camacuá.
A su regreso a Buenos Aires, se unió a la revolución unitaria de 1828, y participó a órdenes del general Juan Lavalle en las batallas de Navarro y Puente de Márquez. Fue uno de los oficiales que acompañaron a Lavalle en la firma de la Convención de Barracas, y lo acompañó al exilio en el Uruguay.
En 1832 se enroló en el ejército del Uruguay, para pelear contra las dos revoluciones de Lavalleja a órdenes del presidente Fructuoso Rivera. En 1836 acompañó a éste en la revolución contra el presidente Manuel Oribe, y dirigió un ala de infantería de su ejército en las batallas de Carpintería y Palmar.
En 1839 se unió a la campaña de Lavalle hacia la provincia de Entre Ríos, y participó en la batalla de Yeruá, pasando después a la provincia de Corrientes. En su segunda campaña en Entre Ríos, al año siguiente, fue el jefe de un ala de caballería en las batallas de Don Cristóbal y Sauce. Fue uno de los jefes de las divisiones secundarias del ejército de Lavalle en la provincia de Buenos Aires, y participó en los combates menores de Cañada de la Paja y Navarro, antes de iniciar la retirada frente al superior ejército del gobernador Juan Manuel de Rosas.
Durante la invasión y ocupación de Santa Fe, combatió en el asalto a esa ciudad y los combates que siguieron al mismo. En la terrible derrota en la batalla de Quebracho Herrado, fue el jefe de la principal división de caballería unitaria, que fue destrozada por el general federal Ángel Pacheco. Salvó a Lavalle de una muerte segura, cuando todo su ejército había huido.
Tenía un gran prestigio en el ejército, pero durante su retirada al norte quedó muy disgustado con Lavalle, y se unió al ejército del general Lamadrid al llegar aChoya. Acompañó a éste en su campaña de represión de los federales de la provincia de Salta, pero no regresó con él a Tucumán, debido a que estaba muy enfermo. Posteriormente se trasladó a Cachi, en los Valles Calchaquíes, donde falleció en mayo de 1841.
Una calle de la ciudad de Buenos Aires recuerda a este militar.

•          Canido Borges, Jorge Oscar: Buenos Aires, esa desconocida; sus calles, plazas y monumentos. Buenos Aires: Corregidor, 2003. ISBN 950-05-1493-1.
•          Cutolo, Vicente: Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes. Buenos Aires: Elche, 1968-1985.
•          Academia Nacional de la Historia, Partes de batalla de las guerras civiles. Buenos Aires: Academia Nacional de la Historia, 1977.
•          Quesada, Ernesto, Lavalle y la batalla de Quebracho Herrado. Buenos Aires: Plus Ultra, 1965.
•          Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo II. Buenos Aires: Emecé, 2006. ISBN 950-04-2794-X
•          Saldías, Adolfo, Historia de la Confederación Argentina. Buenos Aires: Hyspamérica, 1987.
•          Sosa de Newton, Lily, Lavalle. Buenos Aires: Plus Ultra, 1973.



jueves, 16 de abril de 2015

Mariano Sánchez de Loria

Mariano Sánchez de Loria 


Nació en Chuquisaca, actual Bolivia el 24 de septiembre de 1774, y falleció en Potosí, Bolivia el 2 de agosto de 1842. Fue un abogado, político y posteriormente sacerdote boliviano. Fue diputado por Charcas del Congreso de Tucumán que el 9 de julio de 1816 declaró la Independencia Argentina.
Obtuvo su doctorado en jurisprudencia y leyes canónicas en Chuquisaca. Apoyó la revolución en su ciudad en 1809 y, en 1816, fue electo como diputado por Charcas para el Congreso de Tucumán. Fue uno de los que apoyó el proyecto de una monarquía a cargo de una familia real inca para las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Después del Congreso se mudó a Buenos Aires y continuó trabajando como abogado allí. Alrededor de 1817 su esposa murió y retornó entonces a Chuquisaca donde se ordenó como sacerdote, convirtiéndose luego en canónigo de la Catedral de Charcas. Cuando murió ejercía de párroco deTacobamba en Potosí.

martes, 14 de abril de 2015

NICASIO RAMALLO SOLDADO DE SAN MARTIN

NICASIO RAMALLO

SOLDADO DE SAN MARTÍN

Nació en Buenos Aires en 1794. Murió en Lima en 1823.
Militar argentino que participó en la guerra de Independencia y de Chile y del Perú.
En su juventud fue empleado público.
En 1810 se enroló en el regimiento de Montañeses, pasando después al regimiento de Granaderos a Caballo de José de San Martín. Formó parte de la campaña contra los federales de José Artigas a órdenes del coronel Holmberg y participó en el combate de El Espinillo. Fue tomado prisionero y liberado a comienzos de 1815. Formó parte de la división de Ignacio Álvarez Thomas que se sublevó en Fontezuela y depuso a Carlos María de Alvear.
Se incorporó al Ejército de los Andes, pasando a Chile y luchando en la batalla de Chacabuco, victoria por la que fue condecorado. Hizo la primera campaña del sur de Chile y luchó en las batallas de Gavilán, Talcahuano, Cancha Rayada y Maipú, tras la cual fue ascendido a teniente coronel. Hizo la Segunda campaña al sur de Chile y fue uno de los firmantes del acta de Rancagua.
Fue nombrado comandante del tercer escuadrón de los Granaderos, y por un tiempo estuvo en la guarnición de San Luis, donde colaboró en la represión de la sublevación de los prisioneros realistas.
Participó de la Expedición Libertadora del Perú, prestando servicios en los campamentos de Paracas, Huaura y Lima, y llegando al grado de coronel.
Falleció en Lima en marzo de 1823. Estaba casado con una mujer de apellido San Martín, pero que no era parienta del general.

Su hermano Pedro Ramallo participó en la batalla de Salta, en la campaña de 1814 contra Artigas y en la campaña a Chile, combatiendo en Chacabuco y Maipú. Regresó herido a las Provincias Unidas y se instaló en la ciudad de Mendoza, donde hizo una carrera administrativa hasta su muerte, ocurrida poco tiempo después de la de su hermano.

domingo, 12 de abril de 2015

JOSE ANTONIO MELIAN: SOLDADO DE BELGRANO Y DE SAN MARTIN

 JOSE ANTONIO MELIAN: SOLDADO DE BELGRANO Y DE SAN MARTIN


Coronel José Antonio Melián (1784-1857)
Guerrero de la independencia sudamericana.
Nació en Buenos Aires, el 19 de marzo de 1784. Fueron sus padres Antonio Melián y María Josefa Correa y Lascano.
Inició se carrera militar en las invasiones inglesas en los momentos en que se produjo la primera de éstas, en junio de 1806, sentando plaza en una compañía de milicia urbana de Buenos Aires, que mandaba un señor de apellido Santa Coloma. No obstante el juvenil entusiasmo de una multitud de jóvenes porteños para hacer frente al audaz invasor, el virrey Sobremonte ordenó capitular a las fuerzas de la defensa, pero Melián, como tantos otros jóvenes que estaban incorporados a los defensores, desobedeciendo la orden, se fugó ocultándose en unas quintas, esperando el momento oportuno para tomar la revancha.
Fue entonces que se hizo sentir la voz enérgica y vibrante de Juan Martín de Pueyrredón, que logró reunir un grupo numeroso de muchachos entusiastas, propósitos que trató de malograr el general Beresfort, a mediados de julio, enviando al coronel Pack, del famoso Regimiento Nº 71 británico, con 500 hombres y dos piezas de artillería. Esta fuerza logró desbaratar a los jóvenes, reunidos por Pueyrredón en las chacras de Perdriel, el 1º de agosto de 1806. Melián logró escapar de los ingleses y quedó a la expectativa para ulteriores disposiciones tendientes a rechazar al invasor. Pocos días después tuvo noticias de que Liniers alistaba una fuerza en Montevideo para reconquistar la ciudad, resolviendo entonces Melián esperar esta fuerza para incorporarse, y a tal efecto, esperó en la chacra de Márquez, en Las Lomas, y tan pronto desembarcó el general Liniers, el 3 de agosto de 1806, en el puertecillo de Las Conchas (Tigre), Melián se incorporó a la pequeña columna en San Fernando, la cual se puso en marcha sobre Buenos Aires el día 8. El 12 los expedicionarios atacaban con todo brío a los invasores y obtenían una victoria decisiva con la rendición del general Beresford y de todas sus tropas. Melían se distinguió por su arrojo y participó con brillo en las dos fases de la Reconquista, vale decir, la toma de la Plaza de Toros y el forzamiento del último reducto de resistencia de los británicos: La Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo) y sus bocacalles poderosamente artilladas. Ese mismo día (12 de agosto) es ascendido al grado de subteniente por su notable comportamiento en la acción.
Después de la Reconquista, Melián se incorporó como soldado distinguido al Escuadrón que, con el título “Húsares de Honor”, creó el comandante Juan Martín de Pueyrredón, en el cual se alistaron en calidad de soldados los jóvenes de las principales familias de Buenos Aires; escuadrón que desempeñó numerosas comisiones como consecuencia del estado de cosas, entre ellas, participar en la expedición que, a las órdenes del teniente coronel Prudencio Murguiondo, tomó preso al ex-virrey Sobremonte, en momentos en que se dirigía a Montevideo con el objeto de perturbar el orden en Buenos Aires, donde mandaba el general Santiago Liniers.
Durante la segunda invasión inglesa, Melián, que a la sazón formaba parte del cuerpo de Húsares antes mencionado, fue uno de los componentes de un destacamento de 30 soldados que sostuvieron una fuerte guerrilla en la “Estanzuela de Santo Domingo”, contra las fuerzas inglesas que habían desembarcado en las playas de Quilmes, el 29 de junio de 1807. Retirados a la ciudad, ante el avance incontenible de los invasores, al joven Melián le correspondió con su cuerpo ocupar la azotea de una casa conocida con el nombre de “Martín el pintor”, situada en la esquina de Perú y Alsina. Desde este acantonamiento se destacaron grupos del cuerpo para hostilizar el avance enemigo en las inmediaciones del Sur de la ciudad, perdiendo en una de esas escaramuzas dos piezas de a 24, que se les quedaron encajadas en un pantano.
En las terribles jornadas del 3 y del 5 de julio, en las que el general Whitelocke atacó con toda decisión a los defensores de la ciudad, Melián combatió con su cuerpo en la zona de la calle Perú, comprendida entre las de Victoria y Belgrano, y se sabe, que fue tan decidida la actitud de los defensores de aquel lugar, que en ningún punto de la ciudad quedaron tantos cadáveres ingleses como los que se encontraron en la calle Perú, en las tres cuadras mencionadas.
El general Liniers reconquistó Montevideo, y Melián formó parte del destacamento de su cuerpo que al mando del capitán Domingo French, pasó a aquella ciudad a formar la escolta del gobernador designado para mandar allí, por el General vencedor.
De regreso a Buenos Aires, Melián fue nombrado teniente 2º de la Segunda Compañía de un Batallón de Granaderos, el 22 de octubre de 1807. Dicho batallón fue creado por el general Liniers, a cuyo comando puso al coronel Miguel de Azcuénaga, siendo el comandante de su compañía, el capitán Juan Florencio Terrada.
En noviembre de 1807 fue comisionado por Liniers para conducir unos pliegos al general Whitelocke, que se encontraba en Montevideo, misión que cumplió a satisfacción, en forma tal que el virrey Liniers le otorgó los despachos de capitán, con fecha 20 de noviembre de aquel año, “que me entregó en propia mano –dice Melián- regalándome un uniforme”.
Luego sobrevino la Revolución del 25 de Mayo, y Melián se alistó entre los más entusiastas y el 3 de agosto de 1810 revista como capitán de la 4ª Compañía del Regimiento de “Granaderos de Fernando VII”.
A fines de 1810 se incorporó a la Expedición Libertadora al Paraguay, dirigida por Manuel Belgrano y tuvo una actuación destacada en las batallas de Paraguari y Tacuarí.
Después se incorporó a las fuerzas sitiadoras de Montevideo, permaneciendo frente a aquella ciudad hasta octubre de 1811, en que en virtud el armisticio solicitado por los defensores y acordado por el gobierno de Buenos Aires, se retiraron los sitiadores, embarcándose en el puerto de Las Higueritas, regresando a Buenos Aires el 11 de noviembre del año mencionado.
A fines de diciembre salió Melián con su Regimiento, que mandaba el coronel Juan Florencio Terrada, y fueron a acantonarse en Santa Fe, pasando después a la ciudad de La Bajada, acampando más adelante entre los dos ríos Yuquerí. Finalmente, después de haber permanecido en otros acantonamientos, regresaron a Buenos Aires.
Se incorporó a las fuerzas que sitiaban a Montevideo por segunda vez, asistiendo a todas las acciones militares que allí se produjeron. El 6 de octubre de 1813 fue ascendido a sargento mayor de Granaderos de Infantería (Terrada), grado con el que continuó prestando servicios en el ejército sitiador hasta la caída de Montevideo, el 23 de junio de 1814, por lo que le fue otorgado un escudo con la inscripción: “La Patria a los vencedores de Montevideo”. Poco después de este suceso, el Director Posadas llamó a Melián y le comunicó que se necesitaban sus servicios en otro punto de importancia, y con fecha 22 de agosto de aquel año le otorgó el grado de teniente coronel de caballería y el puesto de comandante general de milicias de Entre Ríos, con el encargo de formar allí cuatro regimientos. A fines del mes, Melián se puso en marcha para su nuevo destino y desembarcó en Concepción del Uruguay, donde encontró al coronel Blas José Pico, gobernador de Entre Ríos, quien le dijo que era imposible llevar a cabo su propósito por el estado de insubordinación del paisanaje, sostenido por las montoneras del caudillo José Gervasio de Artigas. Después de tentativas infructuosas en varios pueblos de importancia, Melián regresó a Concepción, dando cuenta al Gobierno del fracaso de sus gestiones.
En tales circunstancias llegó a Concepción del Uruguay el coronel Viamonte para hacerse cargo del gobierno en reemplazo de Pico. Era en los días en que tuvo lugar la acción de Arerunguá, en la Banda Oriental, en la que fue completamente derrotado el coronel Manuel Dorrego con la división que había sacado del ejército de Montevideo, por Artigas. Viamonte ordenó a Melián, cruzar el Uruguay con 300 hombres y situándose en la margen opuesta, en Paysandú, proteger a los dispersos. Allí recibió al teniente coronel Rafael Hortiguera que llegaba con 80 o 100 Dragones y el coronel Eusebio Valdenegro, que había sido nombrado gobernador de Corrientes. Con ellos salió Melián a campaña en busca de los caudillos artiguistas Otorguez y Blas Basualdo, los que fueron alcanzados en el rincón de Yeruá, y completamente batidos después de un fuego de más de una hora.
De regreso en Buenos Aires Melián se encontró sin destino. En aquellos momentos tuvo lugar la sublevación de Fontezuelas, en que Alvarez Thomas y Valdenegro se rebelaron contra la autoridad del Director Supremo, general Carlos María de Alvear. Poco después el general José de San Martín escribía desde Mendoza a Melián, con quien tenía amistad, proponiéndole fuera a ayudarlo en la empresa de organizar el Ejército de los Andes. Esta propuesta coincidió con un pedido de San Martín al Gobierno para que los Granaderos a Caballo que se encontraban en Buenos Aires fuesen enviados a Mendoza. El comandante José Matías Zapiola le brindó a Melián el comando del 4º Escuadrón del famoso regimiento, cargo para el cual fue nombrado el 7 de junio de 1815. El 1º de agosto se ponían en marcha para Mendoza, llegando el 3 de setiembre, con 160 granaderos.
Desde aquel momento Melián colaboró intensamente en la ardua tarea de organizar aquel ejército; los escuadrones 1º y 2º de Granaderos habían llegado a Mendoza, procedentes del Alto Perú, mientras que el 3º y el 4º, eran los que marcharon de Buenos Aires, procedentes de la Banda Oriental. Melián, como es natural, tuvo intervención activísima en la reorganización del Regimiento de Granaderos y después de permanecer un mes con ellos en la ciudad de Mendoza, cuando los reclutas tuvieron instrucción suficiente para montar a caballo, se trasladaron al campamento del Plumerillo, situado como a una legua de Mendoza, el cual estaba siempre banco de salitre, según afirma el propio Melián. Este refiriéndose a los oficiales de Granaderos a Caballo, dice en su autobiografía:
“La oficialidad del Regimiento era flor y nata de Buenos Aires y de alguna de las demás provincias. Decentes, animosos y llenos de honor, se aplicaban a aprender en las academias presididas por sus jefes y dirigidas por José de San Martín, que nos había sujetado a los jefes a los mismos principios que nosotros infundíamos a nuestros subalternos”.
El 21 de enero de 1817 se puso en marcha la columna principal del ejército bajo el mando de general Soler, atravesando la Cordillera por el Paso de los Patos; el primer escalón de la vanguardia lo constituyó el 4º Escuadrón de Granaderos, 4 compañías de granaderos y volteadores de los batallones 7 y 9 respectivamente, el cual fue puesto bajo el comando del teniente coronel Melián y rompió la marcha el día 19 de enero. Este escalón, el 3 de febrero iniciaba el descenso de la Cordillera, penetrando en territorio chileno. El 8 llegaba a San Felipe de Aconcagua, donde permaneció el ejército hasta el 10, demorándose un día, hasta estar compuesto un puente que habían destruido los españoles, sobre el río Aconcagua, el cual es suficientemente caudaloso como para efectuar su pasaje sin puente. El 11, reparado el puente, lo atravesó la columna de Soler, y por la noche la reunión de ésta con la de Las Heras, se efectuó en Santa Rosa de Los Andes, donde esperaba ésta última.
El 12, a las 5 de la mañana, las fuerzas independientes empezaron a trepar la cuesta de Chacabuco, lo que lograron, venciendo la débil resistencia realista, cuyas fuerzas destacadas se replegaron al llano. A las 10 de la mañana empezó la batalla, y a las seis de la tarde no existía un solo enemigo a distancia de 12 leguas del campo de la acción.
El día 13, el general Soler se dirigió a Santiago a la salida del sol, llevando como escolta los escuadrones de Necochea y Melián, llegando a las cuatro de la tarde de ese mismo día. El 14 llegó San Martín y los días 15, 16 y 17, el resto del ejército con los prisioneros.
El 24 de febrero de 1817, San Martín proponía a Melián para el cargo de Teniente Coronel de Granaderos a Caballo, el cual le fue otorgado por el Director Supremo de las Provincias Unidas el 16 de octubre de ese año, con antigüedad del 27 de febrero. Con esta fecha, Melián pasó a comandar el 3er Escuadrón de su Regimiento.
Organizada la “División del Sur”, bajo las órdenes del coronel Las Heras, Melián fue designado su segundo jefe. El 4 de abril esta División libraba el combate de Curapaligüe, a seis leguas de Concepción (distante ésta a 160 kilómetros de Santiago), contra un millar de realistas mandados por el coronel Ordóñez, los que fueron batidos y dispersados por las fuerzas patriotas. El día 5, Las Heras ocupó la ciudad de Concepción. Pocos días después el teniente coronel José Antonio Melián se sentía enfermo y solicitaba su relevo, llegando el comandante del 4º Escuadrón, Manuel Medina, en su reemplazo, el 30 de abril, y Melián se puso en viaje para Santiago, adonde llegó el 6 de mayo. Allí reemplazó al coronel José Matías Zapiola, que había obtenido licencia temporal para trasladarse a Buenos Aires. En el cuartel general de la “Hacienda de Orrego” , primero, y en de “Las Tablas”, después, Melián se dedicó con entusiasmo a la tarea de reorganizar el Regimiento de Granaderos, alistándose para la campaña inminente, con la noticia que se había recibido de que el general Ossorio había partido del Callao con 4.000 hombres, en dirección a Chile.
En aquellos días el gobierno de Chile solicitó al general San Martín un jefe de confianza con 200 hombres de caballería, el cual fuese suficientemente autorizado para que limpiase de desertores y salteadores los caminos de la parte Sud, las haciendas y los pueblos que estaban plagados de mala gente, siendo elegido el teniente coronel Melián para desempeñar esta tarea.
Tomó parte en el tercero y último tramo de la campaña libertadora de Chile, para iniciar la cual se concentró todo el Ejército Unido en Chimbarongo, el 12 de marzo de 1818. En la desgraciada noche del 19, cuando bajo la influencia de un conjunto de circunstancias tan inesperadas como funestas, se produjo el desbande de una parte considerable del ejército independiente, Melián logró a fuerza de tacto y de energía, sacar de ese campo de muerte y de confusión, a una fracción importante del Regimiento de Granaderos a Caballo. En aquella noche, Melián perdió sus despachos y correspondencia particular, según lo afirma en su autobiografía.
En la acción decisiva de Maipú, el 5 de abril de 1818, la maestría y vigor con que cargó alternativamente contra la infantería y caballería enemigas, llamó la atención de todo el ejército, que saludó con júbilo su promoción a Coronel graduado el 13 de mayo, con antigüedad del 15 de abril. Pasó inmediatamente a la provincia de Colchagua, en San Fernando, para disciplinar e instruir la tropa de aquellos lugares.
Desgraciadamente, a pesar de su juventud (34 años), la salud de este valiente soldado estaba tan profundamente minada, que se vio precisado a pedir su retiro y absoluta separación del servicio, lo que le fue concedido el 18 de julio de 1818, después de haber recibido el día 16 del mismo, los despachos de coronel efectivo.
Mereció las condecoraciones por las Batallas de Chacabuco y Maipú, y en octubre de 1821, fue designado Miembro del Consejo de la Legión del Mérito de Chile.
El bravo guerrero permaneció en Chile por espacio de más de treinta años, regresando a su patria recién en 1849. El 19 de julio de 1851 fue designado comandante general de San Nicolás de los Arroyos y jefe del Batallón de aquel lugar. El 1º de setiembre de 1852 pasó a la Plana Mayor Activa y algún tiempo después fue borrado del escalafón militar por orden del gobernador de Buenos Aires, Dr. Pastor Obligado; pero con posterioridad se le reincorporó a la Plana Mayor Inactiva, donde permaneció hasta el instante de su fallecimiento, que acaeció a las 5 de la mañana del 1º de diciembre de 1857, en su domicilio de Buenos Aires, en la actual calle Bartolomé Mitre, entre las de Suipacha y Carlos Pellegrini, verificándose su entierro en el Cementerio de la Recoleta, el día 2, a las 17hs. Concurrió al mismo, el bravo coronel Pedro José Díaz, a pesar de su quebrantada salud y desatendiendo las indicaciones de su médico, entierro que le fue fatal, falleciendo el día 11, este valiente soldado, que rindió así al veterano de Los Andes, la prueba más elocuente de su compañerismo.
Actualmente sus restos se hallan en la bóveda Melián-Blanco del Cementerio de Flores, en Buenos Aires.
El coronel José Melián había formado su hogar con Carmen Ureta, oriunda de Santiago de Chile, hija de Santiago Ureta y de Mercedes Banda. El matrimonio del coronel Melián tuvo lugar en la capital chilena el 29 de diciembre de 1840, y fueron testigos de la ceremonia el general José Ignacio Zenteno, Carmen Hurtado y Francisco Ureta. Carmen Ureta de Melián falleció en Buenos Aires en el año 1887.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Tuma, María Elena – Area de Patrimonio Histórico del Cementerio de la Chacarita.
Yaben, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1939)

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viernes, 10 de abril de 2015

Angel Gallardo

Angel Gallardo


El Dr. Angel Gallardo nació en Buenos Aires en 1867. Cursó estudios secundarios en el Colegio Nacional y posteriormente se graduó de ingeniero civil.
Su amor por la naturaleza lo llevó a realizar, desde su juventud, varios viajes a Europa para aprender de eminentes personalidades del ambiente científico de su época.
Asistió por ejemplo a las primeras conferencias sobre radiactividad que eran dictadas por su descubridor Henri Becquerel y por los esposos Curie. También realizó cursos sobre herencia, embriología e histología vegetal.
Al regresar a la Argentina se doctoró en ciencias naturales en 1901, como alumno del Dr. Carlos Berg, por entonces director del Museo de Historia Natural, al cual reemplazó interinamente en el cargo en 1897.
Tras la muerte de Florentino Ameghino ocupó, en 1912, la dirección del Museo Nacional de Historia Natural.
Se dedicó al estudio de insectos, particularmente a las hormigas. Sostuvo además una hipótesis sobre el proceso por el cual se producía la división celular, la cual fue presentada en la Sorbona de París en 1912. Dicha hipótesis se consideró por años como la explicación más probable de este fenómeno.
Entre sus numerosas publicaciones se pueden citar: Las hormigas en la República Argentina y Bipolaridad en la división celular. Además el Dr. Angel Gallardo escribió textos de nivel secundario sobre biología.
Ocupó altos cargos públicos en la administración y en la diplomacia. Entre 1916 y 1921 estuvo a cargo del Consejo Nacional de Educación. En 1921 fue embajador en Italia y al año siguiente Ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Marcelo T. de Alvear.
Presidió la Sociedad Científica Argentina y la Academia Nacional de Ciencias. Enseño en el Colegio Nacional y fue profesor de zoología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, institución de la cual fue rector en 1932.
También es obra suya la incorporación de los laboratorios de trabajos prácticos en la citada facultad, novedad que tomó de las universidades europeas.

Falleció en Buenos Aires en mayo de 1934