JOSE ANTONIO MELIAN: SOLDADO DE BELGRANO Y DE SAN MARTIN
Coronel José Antonio Melián (1784-1857)
Guerrero de la
independencia sudamericana.
Nació en Buenos Aires,
el 19 de marzo de 1784. Fueron sus padres Antonio Melián y María Josefa Correa
y Lascano.
Inició se carrera
militar en las invasiones inglesas en los momentos en que se produjo la primera
de éstas, en junio de 1806, sentando plaza en una compañía de milicia urbana de
Buenos Aires, que mandaba un señor de apellido Santa Coloma. No obstante el
juvenil entusiasmo de una multitud de jóvenes porteños para hacer frente al
audaz invasor, el virrey Sobremonte ordenó capitular a las fuerzas de la
defensa, pero Melián, como tantos otros jóvenes que estaban incorporados a los
defensores, desobedeciendo la orden, se fugó ocultándose en unas quintas,
esperando el momento oportuno para tomar la revancha.
Fue entonces que se hizo
sentir la voz enérgica y vibrante de Juan Martín de Pueyrredón, que logró
reunir un grupo numeroso de muchachos entusiastas, propósitos que trató de
malograr el general Beresfort, a mediados de julio, enviando al coronel Pack,
del famoso Regimiento Nº 71 británico, con 500 hombres y dos piezas de
artillería. Esta fuerza logró desbaratar a los jóvenes, reunidos por Pueyrredón
en las chacras de Perdriel, el 1º de agosto de 1806. Melián logró escapar de
los ingleses y quedó a la expectativa para ulteriores disposiciones tendientes
a rechazar al invasor. Pocos días después tuvo noticias de que Liniers alistaba
una fuerza en Montevideo para reconquistar la ciudad, resolviendo entonces
Melián esperar esta fuerza para incorporarse, y a tal efecto, esperó en la
chacra de Márquez, en Las Lomas, y tan pronto desembarcó el general Liniers, el
3 de agosto de 1806, en el puertecillo de Las Conchas (Tigre), Melián se
incorporó a la pequeña columna en San Fernando, la cual se puso en marcha sobre
Buenos Aires el día 8. El 12 los expedicionarios atacaban con todo brío a los
invasores y obtenían una victoria decisiva con la rendición del general
Beresford y de todas sus tropas. Melían se distinguió por su arrojo y participó
con brillo en las dos fases de la Reconquista, vale decir, la toma de la Plaza
de Toros y el forzamiento del último reducto de resistencia de los británicos:
La Plaza Mayor (actual Plaza de Mayo) y sus bocacalles poderosamente
artilladas. Ese mismo día (12 de agosto) es ascendido al grado de subteniente
por su notable comportamiento en la acción.
Después de la
Reconquista, Melián se incorporó como soldado distinguido al Escuadrón que, con
el título “Húsares de Honor”, creó el comandante Juan Martín de Pueyrredón, en
el cual se alistaron en calidad de soldados los jóvenes de las principales
familias de Buenos Aires; escuadrón que desempeñó numerosas comisiones como
consecuencia del estado de cosas, entre ellas, participar en la expedición que,
a las órdenes del teniente coronel Prudencio Murguiondo, tomó preso al
ex-virrey Sobremonte, en momentos en que se dirigía a Montevideo con el objeto
de perturbar el orden en Buenos Aires, donde mandaba el general Santiago
Liniers.
Durante la segunda
invasión inglesa, Melián, que a la sazón formaba parte del cuerpo de Húsares
antes mencionado, fue uno de los componentes de un destacamento de 30 soldados
que sostuvieron una fuerte guerrilla en la “Estanzuela de Santo Domingo”,
contra las fuerzas inglesas que habían desembarcado en las playas de Quilmes,
el 29 de junio de 1807. Retirados a la ciudad, ante el avance incontenible de
los invasores, al joven Melián le correspondió con su cuerpo ocupar la azotea
de una casa conocida con el nombre de “Martín el pintor”, situada en la esquina
de Perú y Alsina. Desde este acantonamiento se destacaron grupos del cuerpo
para hostilizar el avance enemigo en las inmediaciones del Sur de la ciudad,
perdiendo en una de esas escaramuzas dos piezas de a 24, que se les quedaron
encajadas en un pantano.
En las terribles jornadas
del 3 y del 5 de julio, en las que el general Whitelocke atacó con toda
decisión a los defensores de la ciudad, Melián combatió con su cuerpo en la
zona de la calle Perú, comprendida entre las de Victoria y Belgrano, y se sabe,
que fue tan decidida la actitud de los defensores de aquel lugar, que en ningún
punto de la ciudad quedaron tantos cadáveres ingleses como los que se
encontraron en la calle Perú, en las tres cuadras mencionadas.
El general Liniers
reconquistó Montevideo, y Melián formó parte del destacamento de su cuerpo que
al mando del capitán Domingo French, pasó a aquella ciudad a formar la escolta
del gobernador designado para mandar allí, por el General vencedor.
De regreso a Buenos
Aires, Melián fue nombrado teniente 2º de la Segunda Compañía de un Batallón de
Granaderos, el 22 de octubre de 1807. Dicho batallón fue creado por el general
Liniers, a cuyo comando puso al coronel Miguel de Azcuénaga, siendo el
comandante de su compañía, el capitán Juan Florencio Terrada.
En noviembre de 1807 fue
comisionado por Liniers para conducir unos pliegos al general Whitelocke, que
se encontraba en Montevideo, misión que cumplió a satisfacción, en forma tal
que el virrey Liniers le otorgó los despachos de capitán, con fecha 20 de
noviembre de aquel año, “que me entregó en propia mano –dice Melián-
regalándome un uniforme”.
Luego sobrevino la
Revolución del 25 de Mayo, y Melián se alistó entre los más entusiastas y el 3
de agosto de 1810 revista como capitán de la 4ª Compañía del Regimiento de
“Granaderos de Fernando VII”.
A fines
de 1810 se incorporó a la Expedición Libertadora al Paraguay,
dirigida por Manuel Belgrano y tuvo una actuación destacada en las
batallas de Paraguari y Tacuarí.
Después se incorporó a
las fuerzas sitiadoras de Montevideo, permaneciendo frente a aquella ciudad
hasta octubre de 1811, en que en virtud el armisticio solicitado por los
defensores y acordado por el gobierno de Buenos Aires, se retiraron los
sitiadores, embarcándose en el puerto de Las Higueritas, regresando a Buenos
Aires el 11 de noviembre del año mencionado.
A fines de diciembre
salió Melián con su Regimiento, que mandaba el coronel Juan Florencio Terrada,
y fueron a acantonarse en Santa Fe, pasando después a la ciudad de La Bajada,
acampando más adelante entre los dos ríos Yuquerí. Finalmente, después de haber
permanecido en otros acantonamientos, regresaron a Buenos Aires.
Se incorporó a las
fuerzas que sitiaban a Montevideo por segunda vez, asistiendo a todas las
acciones militares que allí se produjeron. El 6 de octubre de 1813 fue
ascendido a sargento mayor de Granaderos de Infantería (Terrada), grado con el
que continuó prestando servicios en el ejército sitiador hasta la caída de
Montevideo, el 23 de junio de 1814, por lo que le fue otorgado un escudo con la
inscripción: “La Patria a los vencedores de Montevideo”. Poco después de este
suceso, el Director Posadas llamó a Melián y le comunicó que se necesitaban sus
servicios en otro punto de importancia, y con fecha 22 de agosto de aquel año
le otorgó el grado de teniente coronel de caballería y el puesto de comandante
general de milicias de Entre Ríos, con el encargo de formar allí cuatro
regimientos. A fines del mes, Melián se puso en marcha para su nuevo destino y
desembarcó en Concepción del Uruguay, donde encontró al coronel Blas José Pico,
gobernador de Entre Ríos, quien le dijo que era imposible llevar a cabo su
propósito por el estado de insubordinación del paisanaje, sostenido por las
montoneras del caudillo José Gervasio de Artigas. Después de tentativas
infructuosas en varios pueblos de importancia, Melián regresó a Concepción,
dando cuenta al Gobierno del fracaso de sus gestiones.
En tales circunstancias
llegó a Concepción del Uruguay el coronel Viamonte para hacerse cargo del
gobierno en reemplazo de Pico. Era en los días en que tuvo lugar la acción de
Arerunguá, en la Banda Oriental, en la que fue completamente derrotado el
coronel Manuel Dorrego con la división que había sacado del ejército de
Montevideo, por Artigas. Viamonte ordenó a Melián, cruzar el Uruguay con 300
hombres y situándose en la margen opuesta, en Paysandú, proteger a los dispersos.
Allí recibió al teniente coronel Rafael Hortiguera que llegaba con 80 o 100
Dragones y el coronel Eusebio Valdenegro, que había sido nombrado gobernador de
Corrientes. Con ellos salió Melián a campaña en busca de los caudillos
artiguistas Otorguez y Blas Basualdo, los que fueron alcanzados en el rincón de
Yeruá, y completamente batidos después de un fuego de más de una hora.
De regreso en Buenos
Aires Melián se encontró sin destino. En aquellos momentos tuvo lugar la
sublevación de Fontezuelas, en que Alvarez Thomas y Valdenegro se rebelaron
contra la autoridad del Director Supremo, general Carlos María de Alvear. Poco
después el general José de San Martín escribía desde Mendoza a Melián, con
quien tenía amistad, proponiéndole fuera a ayudarlo en la empresa de organizar
el Ejército de los Andes. Esta propuesta coincidió con un pedido de San Martín
al Gobierno para que los Granaderos a Caballo que se encontraban en Buenos
Aires fuesen enviados a Mendoza. El comandante José Matías Zapiola le brindó a
Melián el comando del 4º Escuadrón del famoso regimiento, cargo para el cual
fue nombrado el 7 de junio de 1815. El 1º de agosto se ponían en marcha para
Mendoza, llegando el 3 de setiembre, con 160 granaderos.
Desde aquel momento
Melián colaboró intensamente en la ardua tarea de organizar aquel ejército; los
escuadrones 1º y 2º de Granaderos habían llegado a Mendoza, procedentes del
Alto Perú, mientras que el 3º y el 4º, eran los que marcharon de Buenos Aires,
procedentes de la Banda Oriental. Melián, como es natural, tuvo intervención
activísima en la reorganización del Regimiento de Granaderos y después de
permanecer un mes con ellos en la ciudad de Mendoza, cuando los reclutas
tuvieron instrucción suficiente para montar a caballo, se trasladaron al campamento
del Plumerillo, situado como a una legua de Mendoza, el cual estaba siempre
banco de salitre, según afirma el propio Melián. Este refiriéndose a los
oficiales de Granaderos a Caballo, dice en su autobiografía:
“La oficialidad del
Regimiento era flor y nata de Buenos Aires y de alguna de las demás provincias.
Decentes, animosos y llenos de honor, se aplicaban a aprender en las academias
presididas por sus jefes y dirigidas por José de San Martín, que nos había
sujetado a los jefes a los mismos principios que nosotros infundíamos a
nuestros subalternos”.
El 21 de enero de 1817
se puso en marcha la columna principal del ejército bajo el mando de general
Soler, atravesando la Cordillera por el Paso de los Patos; el primer escalón de
la vanguardia lo constituyó el 4º Escuadrón de Granaderos, 4 compañías de
granaderos y volteadores de los batallones 7 y 9 respectivamente, el cual fue
puesto bajo el comando del teniente coronel Melián y rompió la marcha el día 19
de enero. Este escalón, el 3 de febrero iniciaba el descenso de la Cordillera,
penetrando en territorio chileno. El 8 llegaba a San Felipe de Aconcagua, donde
permaneció el ejército hasta el 10, demorándose un día, hasta estar compuesto
un puente que habían destruido los españoles, sobre el río Aconcagua, el cual
es suficientemente caudaloso como para efectuar su pasaje sin puente. El 11,
reparado el puente, lo atravesó la columna de Soler, y por la noche la reunión
de ésta con la de Las Heras, se efectuó en Santa Rosa de Los Andes, donde
esperaba ésta última.
El 12, a las 5 de la
mañana, las fuerzas independientes empezaron a trepar la cuesta de Chacabuco,
lo que lograron, venciendo la débil resistencia realista, cuyas fuerzas
destacadas se replegaron al llano. A las 10 de la mañana empezó la batalla, y a
las seis de la tarde no existía un solo enemigo a distancia de 12 leguas del
campo de la acción.
El día 13, el general
Soler se dirigió a Santiago a la salida del sol, llevando como escolta los
escuadrones de Necochea y Melián, llegando a las cuatro de la tarde de ese
mismo día. El 14 llegó San Martín y los días 15, 16 y 17, el resto del ejército
con los prisioneros.
El 24 de febrero de
1817, San Martín proponía a Melián para el cargo de Teniente Coronel de
Granaderos a Caballo, el cual le fue otorgado por el Director Supremo de las
Provincias Unidas el 16 de octubre de ese año, con antigüedad del 27 de
febrero. Con esta fecha, Melián pasó a comandar el 3er Escuadrón de su
Regimiento.
Organizada la “División
del Sur”, bajo las órdenes del coronel Las Heras, Melián fue designado su
segundo jefe. El 4 de abril esta División libraba el combate de Curapaligüe, a
seis leguas de Concepción (distante ésta a 160 kilómetros de Santiago), contra
un millar de realistas mandados por el coronel Ordóñez, los que fueron batidos
y dispersados por las fuerzas patriotas. El día 5, Las Heras ocupó la ciudad de
Concepción. Pocos días después el teniente coronel José Antonio Melián se
sentía enfermo y solicitaba su relevo, llegando el comandante del 4º Escuadrón,
Manuel Medina, en su reemplazo, el 30 de abril, y Melián se puso en viaje para
Santiago, adonde llegó el 6 de mayo. Allí reemplazó al coronel José Matías
Zapiola, que había obtenido licencia temporal para trasladarse a Buenos Aires.
En el cuartel general de la “Hacienda de Orrego” , primero, y en de “Las
Tablas”, después, Melián se dedicó con entusiasmo a la tarea de reorganizar el
Regimiento de Granaderos, alistándose para la campaña inminente, con la noticia
que se había recibido de que el general Ossorio había partido del Callao con
4.000 hombres, en dirección a Chile.
En aquellos días el
gobierno de Chile solicitó al general San Martín un jefe de confianza con 200
hombres de caballería, el cual fuese suficientemente autorizado para que
limpiase de desertores y salteadores los caminos de la parte Sud, las haciendas
y los pueblos que estaban plagados de mala gente, siendo elegido el teniente
coronel Melián para desempeñar esta tarea.
Tomó parte en el tercero
y último tramo de la campaña libertadora de Chile, para iniciar la cual se
concentró todo el Ejército Unido en Chimbarongo, el 12 de marzo de 1818. En la
desgraciada noche del 19, cuando bajo la influencia de un conjunto de circunstancias
tan inesperadas como funestas, se produjo el desbande de una parte considerable
del ejército independiente, Melián logró a fuerza de tacto y de energía, sacar
de ese campo de muerte y de confusión, a una fracción importante del Regimiento
de Granaderos a Caballo. En aquella noche, Melián perdió sus despachos y
correspondencia particular, según lo afirma en su autobiografía.
En la acción decisiva de
Maipú, el 5 de abril de 1818, la maestría y vigor con que cargó
alternativamente contra la infantería y caballería enemigas, llamó la atención
de todo el ejército, que saludó con júbilo su promoción a Coronel graduado el
13 de mayo, con antigüedad del 15 de abril. Pasó inmediatamente a la provincia
de Colchagua, en San Fernando, para disciplinar e instruir la tropa de aquellos
lugares.
Desgraciadamente, a
pesar de su juventud (34 años), la salud de este valiente soldado estaba tan
profundamente minada, que se vio precisado a pedir su retiro y absoluta
separación del servicio, lo que le fue concedido el 18 de julio de 1818,
después de haber recibido el día 16 del mismo, los despachos de coronel
efectivo.
Mereció las
condecoraciones por las Batallas de Chacabuco y Maipú, y en octubre de 1821,
fue designado Miembro del Consejo de la Legión del Mérito de Chile.
El bravo guerrero
permaneció en Chile por espacio de más de treinta años, regresando a su patria
recién en 1849. El 19 de julio de 1851 fue designado comandante general de San
Nicolás de los Arroyos y jefe del Batallón de aquel lugar. El 1º de setiembre de
1852 pasó a la Plana Mayor Activa y algún tiempo después fue borrado del
escalafón militar por orden del gobernador de Buenos Aires, Dr. Pastor
Obligado; pero con posterioridad se le reincorporó a la Plana Mayor Inactiva,
donde permaneció hasta el instante de su fallecimiento, que acaeció a las 5 de
la mañana del 1º de diciembre de 1857, en su domicilio de Buenos Aires, en la
actual calle Bartolomé Mitre, entre las de Suipacha y Carlos Pellegrini,
verificándose su entierro en el Cementerio de la Recoleta, el día 2, a las
17hs. Concurrió al mismo, el bravo coronel Pedro José Díaz, a pesar de su
quebrantada salud y desatendiendo las indicaciones de su médico, entierro que
le fue fatal, falleciendo el día 11, este valiente soldado, que rindió así al
veterano de Los Andes, la prueba más elocuente de su compañerismo.
Actualmente sus restos
se hallan en la bóveda Melián-Blanco del Cementerio de Flores, en Buenos Aires.
El coronel José Melián
había formado su hogar con Carmen Ureta, oriunda de Santiago de Chile, hija de
Santiago Ureta y de Mercedes Banda. El matrimonio del coronel Melián tuvo lugar
en la capital chilena el 29 de diciembre de 1840, y fueron testigos de la
ceremonia el general José Ignacio Zenteno, Carmen Hurtado y Francisco Ureta.
Carmen Ureta de Melián falleció en Buenos Aires en el año 1887.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Tuma, María Elena – Area de Patrimonio Histórico del Cementerio de la Chacarita.
Yaben, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1939)
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Portal www.revisionistas.com.ar
Tuma, María Elena – Area de Patrimonio Histórico del Cementerio de la Chacarita.
Yaben, Jacinto R. – Biografías Argentinas y Sudamericanas – Buenos Aires (1939)
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