domingo, 5 de julio de 2015

TORIBIO DE LUZURIAGA

TORIBIO DE LUZURIAGA




Nació en Huaraz (Perú), el 15 de Abril de 1782. Era hijo de Don Manuel de Luzuriaga y de doña María Josefa Mexía de Estrada.

A los 15 años era secretario particular del gobernador de El Callao.

En 1799, acompañó en su viaje a nuestro país al Virrey don Gabriel de Avilés y Fierro.

Ingreso en 1801, como cadete en el Regimiento de Voluntarios de Caballería de Buenos Aires.

En 1806, siendo edecán del brigadier Jose Ignacio de la Quintana,  jefe de las fuerzas en ausencia del virrey, cayó prisionero de los británicos, intervino asimismo en defensa de la capital en julio de 1807.

La revolución de mayo lo encontró con el grado de teniente coronel del Regimiento de Dragones de  Buenos Aires, y en agosto de 1810, se alistó entre los más decididos para acudir como capitán del Regimiento de Artillería Volante a la frontera del norte contra la temida invasión realista. 

Se distinguió en la batalla de  Yuraicoragua, a las órdenes de  Viamonte y Díaz Vélez, asi como en Oruro y  en Chuquisaca. Pueyrredón lo nombró director de la academia general de oficiales,  recién creada con asiento en Jujuy.

San Martín organizó una logia secreta que tenía por finalidad trabajar por la independencia. Don Toribio de Luzuriaga y su hermano Manuel se unieron a la logia. 

En agosto de1812 el triunvirato lo designó gobernador de Corrientes, desgarrada por las facciones  y  víctima de sus desmanes, a los pocos meses, restablecida la concordia,  el gobierno lo llamó para encomendarle la jefatura del Estado Mayor del Ejército, el 31 de diciembre de 1812 puesto que desempeñó hasta junio de 1813. En este último año, fue designado jefe del batallón nº 7 de infantería, con el que marchó a las órdenes del General San Martín, a la campaña del Alto Perú, pasando luego a desempeñar las funciones de comandante general de frontera de Salta, al frente de una división del cuerpo de su mando.

En 1815 fue nombrado Ministro de Guerra y Marina por el Director Supremo, General Alvear. al entonces ya General Luzuriaga, al Ministerio le ocasionaron trastornos al ser derrocado Alvear por el Coronel Ignacio Alvarez Thomas. 

En 1816, pasó al Ejército de Los Andes, en cuya organización fue inteligente e infatigable colaborador de  San Martín. Desempeñó las funciones de gobernador Intendente y Comandante General de la Provincia de Cuyo, cargo que se le encomendó en propiedad al año siguiente y en el que permaneció hasta1820. Su acción fue moralizadora tanto en la administración del tesoro público como en materia de enseñanza  popular.

Creó el primer colegio de estudios superiores de la Santísima Trinidad, pronunciando en su inauguración un importante discurso. Así mismo introdujo reformas edilicias, mejoró la higiene, sistema de postas, fomentó  la industria y el comercio. Su actuación se cita como modelo en el manejo político de una región empobrecida por la guerra, y sin embargo, ejemplo de orden y de fecundo bienestar.

Desde Mendoza, contribuyó con  municiones y caballos a la Campaña Libertadora. Sin embargo, la conspiración de los hermanos Carrera, la revolución de Mendizábal y los fermentos de disolución provocados por el motín del batallón nº 1 de Cazadores lo impulsaron la presentar su renuncia ante el Cabildo de Mendoza, y a incorporarse al Ejército de Los Andes, determinación que respetó la institución capitular, diciéndole que “salía de la provincia por la puerta de la inmortalidad”. San Martín complacido aceptó su ofrecimiento.

Se embarcó en el puerto de Valparaíso en agosto de 1829 como Comandante del Estado Mayor del Ejército Unido Libertador. Estableció un cuartel general en Pisco,  y organizó las fuerzas de desembarco. Recibió órdenes del Comandante en Jefe de pasar a Guayaquil, donde se había proclamado la independencia, y reclamaban un jefe de graduación para comandar sus fuerzas.

En la comisión con Tomas Guido, llevaban las instrucciones de conseguir anexar Guayaquil al  Perú. Después lo destinó el Libertador como Presidente del departamento de Huaylas, en febrero de 1821.

San Martín lo comisionó al Congreso Nacional que se suponía próximo a reunirse en Buenos Aires, si bien las circunstancias en que encontró la capital a su llegada en mayo de 1822, malograron su misión.

El ulterior renunciamiento de San Martín influyó perjudicialmente sobre Luzuriaga, que menospreciado por los gobernantes se retiró a la vida privada.

Fundó un establecimiento de campo en Pergamino, donde escribió sus memorias en 1835, con la aprobación en Francia del propio General San Martín. Esos apuntes llevaron por título; Documentos sobre su dimisión  del mando de las Provincias de Cuyo e incidencias con una memoria para su familia. Exposición documentada de su campaña en Guayaquil acompañada de varias notas, y la hoja de sus servicios.

En Pergamino, en el norte de la Provincia de Buenos Aires, vivió apremiado por las deudas (llegó a vender hasta sus condecoraciones), la mala fortuna personal (padeció sequías) y sufrió la ingratitud de muchos de los políticos de turno.

Con su salud quebrantada, sin recursos para subsistir y padeciendo la más humillante miseria, el 1 de mayo de 1842 se vistió con su uniforme de Gran Mariscal del Perú y se suicidó con un tiro de pistola.

Bibliografía: “Vivencias Sanmartinianas en las calles de la ciudad”
Cecilia Marigliano – Leonor Moral de Meli.
Talleres gráficos de la Facultad de Filosofía y letras de la U.N.C. Mendoza. Año 2002. Pág. 141 – 142.

LORENZO LÓPEZ CAMELO

LORENZO LÓPEZ CAMELO



Nació en Buenos Aires el 17 de agosto de 1770. Hijo de Juan de Santa Rosa López Camelo y de Joaquina Tadea Illescas. Se radica en Pilar en su juventud. En 1793 contrae su primer matrimonio con María Lucía La Madrid en la Capilla del Pilar donde un año después fue bautizada su única hija María Luisa.
El 8 de octubre de 1797 es uno de los firmantes del petitorio elevado al virrey donde los vecinos solicitaban el traslado de la parroquia y el pueblo desde su lugar primitivo al actual.
Al quedar viudo se casa por segunda vez el 18 de diciembre de 1803 con su prima María Antonia López Camelo.
El Cabildo de Luján lo designa "Alcalde de la Santa Hermandad" del partido del Pilar, el 16 de enero de 1806.
Bajo el mando de Pueyrredón demostró su patriotismo figurando entre quienes organizaron la resistencia en las invasiones inglesas. Fue uno de los héroes de la batalla de Perdriel el 1 de agosto de 1806, salvando la vida de Juan Martín de Pueyrredón, quien al ser herido su caballo queda a merced del enemigo, es entonces cuando Lorenzo López rescata a su jefe, subiéndolo a su propio caballo y partiendo al galope. Este acto heroico fue destacado por el Cabildo de Buenos Aires que le otorgó la condecoración conocida con el nombre de "Escudo de Perdriel" entregada en ceremonia especial el 23 de diciembre de 1806.
El ilustre ciudadano se identificó plenamente con la causa criolla en los sucesos que culminaron el 25 de mayo de 1810.
En 1811 fue candidato a integrar el Cabildo de Buenos Aires.
El 28 de agosto de 1816 se casa con Tomasa Domínguez. Para entonces era uno de los más importantes hacendados de la provincia de Buenos Aires.
El 1 de enero de 1821 presta juramento como miembro del muy ilustre Cabildo de Buenos Aires, en calidad de Regidor Cuarto y Defensor General de Menores.
Participó activamente en las gestiones del traslado del pueblo y la Capilla del Pilar a su actual emplazamiento, realizando también importantes donaciones para la construcción del nuevo templo cediendo terrenos de su propiedad para el mismo fin.
Continuando con su vida pública acompañó a Dorrego en su breve gobierno, formando parte en 1827 del Tribunal de Libertad de Imprenta. En abril de 1832 se incorporó a la Cámara de Diputados en calidad de Representante por la ciudad de Buenos Aires.

Lorenzo López Camelo dejó de existir el 23 de julio de 1836, en su casa de la calle Victoria 152 (actualmente Hipólito Yrigoyen) entre Chacabuco y Piedras de la ciudad de Buenos Aires, a 250 metros del Cabildo. Su funeral se llevó a cabo en el Convento de Santo Domingo y fue sepultado en el cementerio de la Recoleta.

JUAN GREGORIO DE LAS HERAS

JUAN GREGORIO DE LAS HERAS



 El 11 de julio de 1780, en la ciudad de Buenos Aires nacía un preclaro personaje de nuestra historia nacional. Nacía don Juan Gualberto Gregorio de las Heras, futuro General y Guerrero de la Independencia Americana, además de brillante estadista en horas complejas de la República. Su padre fue el español Bernardo Gregorio de Las Heras y su madre la porteña Rosalía Ventura de la Gacha.

Es un error frecuente en nuestra historiografía creer que Gregorio era su nombre cuando en realidad, fue su apellido. Su padre lo compuso de aquella manera, pues, don Bernardo Gregorio, hijo a su vez de don Plácido Gregorio y de doña Catalina García de Las Heras enlazó su primer apellido con el segundo de su madre, habiendo sido usado de esta misma manera por el prócer de tantas batallas.

Las Heras, discípulo y compañero de San Martín, es como el Gran Capitán, fiel expresión del poder de expansión de la revolución argentina. No se estrechó éste en los límites de nuestro territorio, salió de ellos para auxiliar a los pueblos hermanos y asegurar así el éxito del movimiento solidario.

Estudió en el Real Colegio de San Carlos, para muy pronto dedicarse al comercio. Siguió los pasos de su padre, que en esta actividad había consolidado una sólida fortuna. También había sido un importante funcionario del virreinato, ya que ocupó cargos de responsabilidad, entre ellos el de Receptor de Penas de Cámara, Defensor de Menores, Tesorero de Propios del Cabildo y Capitán de Milicias Urbanas.

Peleó contra los invasores ingleses en 1806 y 1807, junto a su padre. Durante las invasiones inglesas formó en las filas de la compañía armada por el comercio de la ciudad. Después pasó como sargento del cuerpo de Húsares, que  se  formó al mando del coronel  Pueyrredón.

Fue nombrado en 1810, Capitán de las Milicias Provinciales, al mando de “Los Auxiliares Argentinos” que, reclutados en la ciudad d Mendoza  y Córdoba, pasaron ulteriormente a Chile por pedido explícito de su gobierno. Al mando de estos valientes participó en memorables combates como Cucha Cucha, Membrillar, bajo las órdenes del General Juan Mackenna, Paso del Maule, Tres Montes y Querecheguas. Ya en 1810 la Primera Junta de Gobierno le otorgó los despachos de Sargento Mayor, y tiempo después, luego de Membrillar obtuvo los despachos de Teniente Coronel. Juan José Castelli expresó que Juan Gregorio de las Heras “era uno de los más decididos patriotas en quién se podía confiar”.

Al producirse la Revolución de Mayo, se encontraba en Córdoba; dicha junta gubernativa, otorga a Las Heras, con fecha 24 de octubre de 1810, el despacho de sargento mayor del batallón de Patricios de Córdoba, que se hallaba de guarnición en dicha ciudad.

El 27 de octubre de 1812 se le confirió el empleo de comandante de la guarnición en Córdoba.

El Virrey del Perú a principios de 1813, envió un poderoso contingente, al mando del Brigadier don Antonio Pareja, ocupando Talcahuano y Concepción. 

Parte de ese batallón fue enviado en 1813 a Chile integrando el Batallón de Auxiliares Argentinos, bajo el mando del coronel Santiago Carreras y luego de Marcos Balcarce; Las Heras era su segundo jefe y ocupó el mando al ser Balcarce nombrado gobernador intendente de Cuyo.

Fue la primera fuerza armada que llevó el pabellón argentino al país hermano.

El 23 de febrero de 1814 el mayor Las Heras a la cabeza de 100 auxiliares argentinos conquistó su primer triunfo en Cucha-Cucha; el gobierno argentino premió la acción con un escudo de honor bordado en plata sobre paño azul: “la Patria a los valerosos en Cucha-Cucha auxiliares en Chile”. 

Pocos días después en Membrillar, Tres Montes y Quechereguas obtuvo nuevos éxitos sobre las tropas españolas. El 11 de abril de 1814, tuvo dos nuevas acciones contra el enemigo en la cuesta de los Papeles.

Por todos estos hechos de armas que consagran la personalidad militar de Las Heras, éste es graduado a teniente coronel el 3 de junio de 1814. El coronel Fued Gabriel Nellar señaló con respecto a su actuación en el combate de Membrillar: “Vemos que se definió ya claramente como un guerrero de primera figura, escribiendo en el orden militar otra magnífica página de ejemplo y virtudes profesionales”.

Se vio envuelto en las disensiones internas entre los partidos chilenos, lo que hizo que regresara a Mendoza; pero el nuevo gobernador de Cuyo, José de San Martín, lo convenció de regresar. Llegó justo después del desastre de Rancagua, en octubre de 1814, a tiempo para proteger la retirada de las fuerzas que se pudieron salvar. Entre ellos iban los generales Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera.

Por su actuación, Las Heras el 23 de noviembre recibe la efectividad del grado de teniente coronel de infantería de línea.

Ya en Mendoza, se incorporó al Ejército de los Andes, encomendándole San Martín la formación del Regimiento 11 de Infantería sobre las bases de los “Auxiliares de Chile”; siendo nombrado jefe de ese cuerpo.

El 13 de enero de 1816 fue graduado coronel del ejército, llamando el Libertador el 15 de enero de 1817 al coronel Las Heras a su alojamiento y bajo palabra de honor de guardar secreto le comunicó que estaba destinado a abrir la campaña por el camino de Uspallata. El 18 de enero rompió la marcha Las Heras y se dirigió a aquel destino y el 4 de febrero se encontraban en la ladera occidental de la cordillera que atravesaron.

En el cruce de Los Andes, estuvo al mando de la División Uspallata, comandando la Primera División. La División Uspallata era la más importante que cruzó por el norte en la provincia de Mendoza, más exactamente desde El Plumerillo. San Martín lo hizo por el Sur 

Estuvo en los combates de Potrerillos, Hornillos y Santa Rosa. Incorporado ya al grueso de las tropas, combatió en Chacabuco, al mando de 1000 hombres. Esta batalla fue esencial para asegurar la victoria obtenida en batallas menores. Se desempeñó ulteriormente en distintas operaciones de guerra. Salió victorioso en los combates de Curapaligüe y Gavilán donde los españoles se encontraban al mando del General José Ordóñez aunque debió retirarse con gran heroísmo durante el ataque del Morro. 

En Cancha Rayada, logró salvar a 3.500 soldados  y tuvo principalísima actuación  en la batalla de Maipú. Fue condecorado y ascendido a Coronel Mayor. Corría el año 1820. Fue ascendido a General y Jefe del Estado Mayor, durante aquel año.

Bien expresa el Cnl Nellar su admiración por Las Heras calificando esa retirada como “el símbolo de la energía indomable, cumplida siempre con serena majestad, propio de los hombres de carácter” para señalar a continuación que “en Cancha Rayada resultaron derrotados San Martín, O’Higgins, Balcarce, Brayer y otros. Hubo un solo triunfador: Juan Gregorio de Las Heras, que se levantó como la única esperanza ante tantos infortunios”.

Ciertamente Santiago debió recibirlo como lo hizo: con los honores de un general vencedor.

Con la noticia de los 3500 hombres salvados por Las Heras, San Martín, fatigado y cubierto de polvo, sin haberse siquiera quitado las botas en varios días, pudo afirmar una gran verdad y una profecía al pueblo chileno: “No desesperen: la patria existe y triunfará. Y yo empeño mi palabra de honor de dar en breve un día de gloria a la América del Sur”.

Gracias a su arrojo, serenidad y pericia militar pudo salvar íntegra su división. Más tarde, en la batalla de Maipú, tuvo una actuación principalísima, y en el caserío de Espejo dió el golpe de gracia al poder español en Chile.

Una vez más Nellar enfatiza su destacada participación “Con esta batalla es la octava acción bélica en que Las Heras interviene en forma activa en el territorio chileno y en todas ellas se consagra victorioso, mostrando a la humanidad que la única embriaguez de su alma es el ensueño de la libertad, que lo inspira y la felicidad de la patria, que es su anhelo”.

Nombrado jefe de estado mayor del ejército libertador del Perú, por despacho del 25 de marzo de 1820, hizo la campaña de aquella república desde el 20 de agosto de dicho año hasta el 18 de diciembre del siguiente.

En aquel año también, casó en Santiago de Chile con Carmen Larraín y Aguirre, perteneciente a aristocráticas familias chilenas.

Colaboró con San Martín en la formación de la Expedición Libertadora del Perú como jefe del estado mayor. Cuando la expedición desembarcó en la bahía de Paracas, en septiembre de 1820, Las Heras fue el encargado de tomar la cercana villa de Pisco, primera base del ejército en Perú. Desde el campamento Huaura hizo varias cortas expediciones hacia los alrededores de Lima. Tras la caída de Lima, la capital virreinal en manos de los patriotas, dirigió el sitio del puerto y fortaleza del Callao, la cual se demoró cuarenta días en capturar.

Ocupó la comandancia en jefe del ejército peruano y fue ascendido al grado de mariscal, pero se enfrentó con San Martín por la inactividad del ejército, la inclinación aristocrática del gobierno peruano y las intrigas del ministro Bernardo de Monteagudo. Regresó a Chile, pero fue muy mal recibido por O’Higgins, de modo que volvió a Buenos Aires.

El 2 de abril de 1824 la Junta de Representantes designó gobernador de la provincia de Buenos Aires a Juan Gregorio de Las Heras, quien se hallaba fuera de la provincia cumpliendo una misión que el gobierno de Rodríguez le encomendara ante las autoridades militares españolas del Perú y ante los gobiernos provinciales que pudiera visitar durante su viaje.

El ministro Bernardino Rivadavia lo envió en misión diplomática al Alto Perú, a negociar con los últimos realistas, pero fracasó por la intransigencia de éstos.

Estaba en viaje de regreso, cuando fue elegido gobernador de la provincia de Buenos Aires, cargo que asumió en mayo de 1824. Continuó el impulso progresista de su antecesor Martín Rodríguez, y firmó un tratado con Inglaterra, que incluía el reconocimiento de la independencia argentina.

En un principio se opuso a la guerra con el Imperio del Brasil, que aún ocupaba la Banda Oriental. Sin embargo, poco después de inaugurar el Congreso de 1824, recibió la noticia de la victoria de los Treinta y Tres Orientales y debió declarar la guerra. Pero su ministro de Hacienda, Manuel José García, le negó sistemáticamente fondos, por lo que no hubo avances por más de un año.

La guerra obligó al Congreso a nacionalizar el gobierno porteño, y en febrero de 1826 asumió Rivadavia como presidente. Éste nacionalizó casi toda la provincia de Buenos Aires, y Las Heras renunció a un cargo que poco significaba.

La ley de capitalización de Buenos Aires, que separó a ésta del resto de la provincia fue la causa determinante del alejamiento del poder del gobernador que fue reemplazado el 7 de febrero de 1826 por el presidente Rivadavia elegido el día anterior. Las Heras continuó por un mes ejerciendo el gobierno de la provincia hasta que Rivadavia declaró cesantes las autoridades provinciales, quedando aquélla bajo la jurisdicción del Poder Ejecutivo Nacional. 

El 15 de marzo el glorioso soldado publicó una breve exposición explicando a sus coprovincianos su actuación pública y los motivos que le impulsaban a separarse de la provincia de su nacimiento, documento éste verdadero ejemplo de humildad y renunciamiento históricos pese a los agravios recibidos. 

Regresó a Chile donde en abril de 1826 fue dado de alta nuevamente en el ejército, siendo el 13 de febrero de 1828 promovido a general de división con antigüedad a junio de 1820.

No volvió a su tierra natal nunca más, falleciendo en Santiago el 6 de febrero de 1866 a los 86 años de edad.

De él escribió Mitre: “No necesitó apelar a la posteridad para esperar justicia y afirmar la corona bajo sus sienes. El juicio que el pueblo sólo pronuncia en los funerales de sus héroes fue pronunciado en vida y para honor y gloria de él y de su patria, por los hijos de la heroica a que perteneció que es la posteridad a que apelaba el general San Martín su ilustre maestro y compañero de gloria”.

Sus restos fueron trasladados a Buenos Aires en 1906 y descansan en la Catedral, junto al sepulcro de San Martín.

BIBLIOGRAFIA

BARTOLOME MITRE, Historia de San Martín y de la Emancipación Americana, Bs. As., 1890.
ANTONIO SANCHEZ ZINNY, Historia de los Gobernadores de las Provincias Argentinas, Bs. As., 1920, tomo I.
LEOPOLDO ORNSTEIN, La Campaña de los Andes a la luz de las doctrinas modernas, Bs. As., 1948.
CARLOS IBARGUREN, San Martín íntimo, Bs. As., 1950.
JOSE MARIA PAZ, Memorias Póstumas, Bs. As., 1954, tomo I. 
FUED GABRIEL NELLAR, Juan G. de Las Heras. Su vida. Su obra. Bs. As., 1965.
 Dr. Ricardo Federico Mena




JUAN GREGORIO LEMOS “intendente del Ejército de los Andes”

JUAN GREGORIO LEMOS 

Intendente del Ejército de los Andes”



Nació en Mendoza, el 24 de mayo de 1764.

Su padre, Onofre Lemos, hijo del maestre de campo Juan de Lemos, sanjuanino, y de Catalina Ladrón de Guevara.

Los años de su niñez y de su adolescencia, transcurrieron consagrados a los juegos propios de su edad, dedicados a la educación primaria y es probable que, como su hermano Diego, cursase estudios secundarios en Monserrat, pues Cuyo carecía de tales establecimientos.

Posteriormente se dedica al comercio, pasando a ser dueño de carretas y arrias de mulas, labrándose una sólida posición económica.

Al formarse en Mendoza el Regimiento de Milicias Disciplinarias de Voluntarios de Caballería, se le acordó el cargo del alférez de la 2da Compañía, por real cédula del 15 de abril de 1803.
En el ejercicio de tales funciones, presumiblemente, acompañó a las fuerzas mendocinas al mando de don Faustino Ansay, que marcharon hacia Córdoba y luego hacia Buenos Aires, con el fin de ayudar a combatir las fuerzas inglesas que ocuparon la capital del virreinato. En su marcha hacia Buenos Aires llegaron hasta el fortín de Areco.

El virrey Liniers le extendió despacho de teniente de esa compañía, con fecha 8 de febrero de 1809, luego pasó a revistar en la 1ra Compañía del 2do Escuadrón de Milicias, de cuyo cargo, y a pedido de la Primera Junta se le concedió el retiro el 7 de noviembre de 1810, con todos los privilegios que le correspondían.

No sólo se ocupó de la milicia y de su actividad económica sino que colaboró material y moralmente para solucionar uno de los problemas educativos que afectaban a la juventud cuyana, que carecía de establecimientos secundarios.
Para ello colaboró en la obra iniciada por Joaquín Sosa, para la creación de tal colegio, que culminan felizmente al aprobar el virrey Cisneros las mismas, el 21 de noviembre de 1809, destinándose para esos fines el ex colegio de los jesuitas.

A principios del año siguiente es designado unánimemente por el cabildo de Mendoza, para el cargo de regidor defensor de menores y de pobres, del cual no se recibió, a consecuencia de su poca predisposición a ocupar tales cargos, y no ser confirmada desde Córdoba esa elección.

Producida la Revolución de Mayo, figura en el sector criollo que logró vencer y desplazar a los españoles encabezados por don Faustino Ansay, formándose en Mendoza un gobierno partidario de la junta de Buenos Aires. Estuvo en el cabildo abierto del 22 de septiembre de 1810, cuando se eligió como diputado a Manuel Ignacio Molina, que debía incorporarse a la junta.

A principios de 1811, fue electo alcalde por decisión de uno de los barrios de Mendoza y en unión con los demás colegas y el cabildo, procedió a designar e instalar, el 28 de febrero la Junta Subordinada que dependía de la de Buenos Aires.

El 1 de diciembre de 1812, el segundo triunvirato, lo designó administrador de la aduana de Mendoza, dependiendo de él, las de San Juan y San Luis. Días más tarde, el 15 de diciembre se reincorporó a la milicia con el grado de capitán de la 1ra Compañía de Cívicos de Mendoza.

Como administrador de la aduana, tuvo a su cargo una ardua labor, que se hizo más compleja al separase Cuyo de la intendencia de Córdoba del Tucumán, en 1814, y al recibirse del mando de esa provincia el Grl San Martín.
Comienza así afirma Mario L. Cavatorta, cuyo artículo cita Cutolo y seguimos en estas páginas, la estrecha vinculación entre ambos hombres, especialmente en lo relacionado con la recaudación e inversión de los dineros públicos, no sólo en relación directa con los gastos propios de la intendencia, sino para solventar las necesidades del Ejército de los Andes.

Su gestión al frente de esa repartición, le imposibilitó dedicarse a sus negocios particulares, sumado ello a su precario estado de salud lo impulsan a elevar la solicitud de retiro, el 30 de octubre de 1815. No obstante ello continuó a cargo de esas funciones, hasta el 1 de marzo de 1816, cuando el director J. M. Pueyrredón le otorgó el retiro, con los honores y exenciones de comisario general de guerra.

Siguió encargado en forma honoraria de algunas funciones de la comisaría, y el 5 de agosto de 1816, el Grl San Martín lo propuso con el cargo de comisario de guerra para el Ejército de los Andes, expresando que “es la persona indicada ya que ha servido con tan buen desempeño la administración de rentas de esta ciudad.
En el ejercicio de dicho empleo, regularizó la contabilidad del ejército, haciendo que se llevara escrupulosa cuenta de los caudales que giraban bajo su contralor, medida esta que hizo extensiva al mismo Grl San Martín.

Días antes de iniciar la expedición libertadora su marcha, su comisario de guerra, recibió de la aduana de Mendoza, por orden de Luzuriaga, todos los fondos existentes en la misma, que sumados a los provenientes de San Juan, formaron una caja de más de $ 47.000 para solventar los primeros gastos del Ejército Argentino en Chile”.

A mediados de enero de 1817, comienzan las distintas columnas del Ejército de los Andes, su marcha en dirección a la cordillera a fin de cumplir con el plan de su comandante en jefe de hallarse, para los primeros días de febrero, en las altas cumbres.

Lemos no forma parte en ninguna de las columnas que cruzan los Andes, sino que permanece en Mendoza ultimando los detalles finales y reuniendo todos los elementos necesarios para el normal aprovisionamiento de los efectivos -dinero, vestuarios, alimentos, etc- hecho lo cual parte hacia Chile, en momentos en que se produce la batalla de Chacabuco, retornando de inmediato a su ciudad natal, de donde sale nuevamente, el 14 de marzo, hacia la capital transandina, transportando lo necesario para el buen abastecimiento de las tropas.

A partir de esa fecha, ocupó sus funciones específicas en Santiago de Chile, revistando en el Cuartel General.

A propuesta del Grl San Martín es confirmado por Pueyrredón, para el cargo de intendente del Ejército de los Andes, el 8 de julio de 1818. En cumplimiento de esas funciones, abandonó Chile en dirección a Perú, embarcándose en Valparaíso, el 20 de agosto de 1820, al frente de los caudales para solventar los gastos.

Actuó al lado de su jefe, desembarcó en Huaura y entró en Lima al ser abandonada esta ciudad por el virrey La Serna.

En el Perú, siguió al frente de sus funciones, administrando las cajas del ejército, y ocupando diferentes cargos dentro de la administración pública. Por méritos expuestos en el desarrollo de esta lucha, fue condecorado por el Grl San Martín con la Orden del Sol, el 8 de octubre de 1821.

Luego no ha de sobrevivir mucho al alejamiento definitivo de San Martín, ya que a los pocos días del abandono del Perú por su Protector, consecuencia de Guayaquil, murió en las cercanías de Lima, el 16 de octubre de 1822, al hacer crisis su deficiente estado de salud.

Su muerte vino a complicar la situación económica de su familia, y de regreso a la patria la viuda solicitó el 7 de noviembre de 1834, al gobernador Maza una pensión para reparar, aunque sea en parte su perdida fortuna y poder atender la educación y cuidado de sus hijos, la cual fue concedida al año siguiente. El general Mitre en su “Historia del general San Martín y de la Emancipación Sudamericana”, lo recuerda justicieramente.

BIBLIOGRAFIA

BARTOLOME MITRE, Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana, Bs. As., 1880.
PEDRO I. CARAFFA, Hombres notables de Cuyo, La Plata, 1912.
DAMIAN HUDSON, Recuerdos históricos de la provincia de Cuyo, Mendoza, 1931.
 JOSE PACIFICO OTERO, Historia del Libertador San Martín, Bs. As., 1932.


MARIO LUIS CAVATORTA, Noticias biografiadas del Comisario de Guerra e Intendente del Ejército de los Andes y del Perú D Juan Gregorio Lemos. En Revista Militar, Bs. As., febrero 1957, Nº 645.

JOSÉ ANTONIO CABRERA

JOSÉ ANTONIO CABRERA



Nació y murió en Allende, Córdoba (Argentina), 28 de Noviembre de 1768 – 15 de Abril de 1820.

Era descendiente del fundador de la ciudad de Córdoba, Jerónimo Luis de Cabrera, y sobrino del Deán Funes.

Se recibió de licenciado en jurisprudencia en laUniversidad Nacional de Córdoba y fue asesor letrado de los gobernadores del último período virreinal.

Apoyó la Revolución de Mayo y contribuyó a restar apoyo a la contrarrevolución dirigida por Santiago de Liniers, el gobernador Concha y el obispo Orellana, los que serían fusilados en Cabeza de Tigre.

En 1811 era alcalde de primer voto del Cabildo de su ciudad y fue nombrado presidente de la Junta Provincial. Al año siguiente procurador del mismo Cabildo. En algún viaje de negocios conoció al caudillo oriental José Artigas, por lo que el gobernador Ocampo lo envió en 1814 a pactar la paz con aquél. Trajo de vuelta un tratado de paz y sus ideas federales.

En 1815, el gobernador nombrado por Buenos Aires fue reemplazado por coronel José Javier Díaz mediante una asamblea de vecinos de Córdoba. Cabrera fue uno de los dirigentes del partido federal, y fue miembro de la primera legislatura provincial. Poco después era nuevamente enviado a entrevistarse con Artigas, como diputado a la Asamblea de los Pueblos Libres reunida por éste en su campamento de Arroyo de la China, sobre el Uruguay.

Fue uno de los tres enviados de Artigas a negociar con el nuevo Director Supremo, Ignacio Álvarez Thomas, pero éste los hizo arrestar para que no avisaran a los federales que estaba organizando una invasión a Santa Fe. No hubo trato posible.

Regresó a Córdoba, donde fue elegido diputado al Congreso de Tucumán, junto con Miguel Calixto del Corro, Jerónimo Salguero y Eduardo Pérez Bulnes, todos federales.

Fue el único de los miembros del Congreso que no votó por Juan Martín de Pueyrredón para Director Supremo. Como prenda de reconocimiento, lo acompañó por unos días a Córdoba, a la reunión que éste tuvo con José de San Martín. En esa reunión se resolvió la campaña de San Martín a Chile, y que el Directorio le daría la máxima prioridad.

Regresado a Tucumán, fue uno de los firmantes del Acta de la Independencia, del 9 de julio de 1816.

Decidido el traslado del Congreso a Buenos Aires, Cabrera, Corro y Pérez Bulnes se opusieron, por entender que —una vez en la capital— serían presionados para sancionar una constitución unitaria y probablemente monárquica. Fue acusado de conspiración y debió huir a Córdoba. Los tres rebeldes cordobeses fueron expulsados del Congreso; dos años después ocurrió lo que habían temido, con la constitución de 1819.

En su provincia natal intentó apoyar al grupo federal de Díaz y de Juan Pablo Bulnes, pero éste fue rápidamente vencido por el Directorio.

Murió en Córdoba en abril de 1820, poco después de la caída del mismo.

Bibliografía

• Bischoff, Efraín, Historia de Córdoba, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1989. ISBN 950-21-0106-5
• Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
• Halperín Donghi, Tulio, Revolución y guerra; formación de una élite dirigente en la Argentina criolla, Bs. As. Ed. Siglo XXI, 1979. ISBN 987-98701-9-0
• López Rosas, José R., Entre la monarquía y la república. Memorial de la Patria, tomo III, Ed. La Bastilla, Bs. As., 1981.


Fuente:Wikipedia

sábado, 4 de julio de 2015

FRANCISCO DE GURRUCHAGA, EL "PADRE DE LA MARINA ARGENTINA"

FRANCISCO DE GURRUCHAGA

EL "PADRE DE LA MARINA ARGENTINA"



Nació en Salta el 7 de diciembre de 1766 en el seno de una de las familias más ricas del virreinato, descendía del más rancio cuño hispano, ya que su padre fue el General Pedro Antonio de Gurruchaga y Álzaga y de Manuela Fernández Pedroso y Aguirre.

A la edad de ocho años fue llevado por su padre a España, junto a su hermano José, donde ingresaría en el Seminario de Nobles de Madrid para realizar sus estudios. Años después egresaría de la Universidad de Granada con el título de Bachiller en Derecho y Jurisprudencia.

Estuvo, junto a su hermano a cargo de la filial de Cádiz del comercio de su padre que era en ese entonces uno de los más prósperos y ricos del Virreinato del Río de la Plata. También estuvo a cargo del Gabinete de Correo del Rey, cargo de gran importancia que le abrían los salones de la Corte también le permitía recorrer la Península con toda clase de franquicias, siendo junto con el coronel Moldes su amigo inseparable, famosos en ella por su elegancia y gracia, así como por su comportamiento valeroso.

Hacia fines del siglo XVIII, Inglaterra disputaba su hegemonía global –para ese entonces, claro- con España y Gurruchaga estuvo presente en la homérica Batalla de Trafalgar (21 de Octubre de 1805), considerada la mayor batalla naval de la historia, donde la flota aliada franco-española fue destrozada por los navíos del Vicealmirante inglés, Horatio Nelson. Fue el final de la Armada española. 

Curiosamente, Gurruchaga libró aquella batalla con el grado de teniente de fragata en el navío “La Trinidad” al mando del Brigadier de Mar, Baltasar Hidalgo de Cisneros; el mismo que más tarde sería Virrey del Río de la Plata. 

Cuando, en 1807, Napoleón Bonaparte invadió España, Gurruchaga y otros patriotas entre los que se encontraban el futuro coronel José Moldes, su hermano José de Gurruchaga, Simón Bolívar, José de San Martín, José Matías Zapiola, Juan Martín de Pueyrredón y otros, temerosos de que los franceses se apoderaran también de las colonias americanas en virtud de la delegación del poder real que hiciera el rey Carlos IV a su hijo Fernando VII, y éste a José Bonaparte, hermano del emperador francés, formaron una agrupación secreta con la idea de independizar a sus patrias.

Cuando se descubrió la presencia de Miranda en España, tuvo que huir repentinamente. Gurruchaga y Moldes fueron señalados como autores materiales de la conspiración y fueron encarcelados junto a Pueyrredón. A base de dinero y argucias, sobornaron a los guardias y pudieron preparar la fuga haciéndose pasar Gurruchaga por "cochero" junto a Moldes y escondiendo a Pueyrredón dentro de una calesa. Gracias a esta hazaña pudieron embarcarse en la fragata Castillo que arribó a Buenos Aires el 7 de enero de 1809. Pueyrredón no logró pasar a Buenos Aires, ya que fue apresado en Montevideo.

Antes de regresar al Río de la Plata, integró  la sociedad secreta filomasónica “Junta de Diputados de los Pueblos y Provincias de la América Meridional”, junto con su hermano José y el coronel José Moldes.

 Es así que en 1809 arriban a Buenos Aires, partiendo de inmediato al norte con el propósito de expandir la doctrina independentista que durante esos años se había estado desarrollando.

 Fue el primer diputado por la Provincia de Salta a la Junta Grande, que se conformó a fines 1810.

En 1811, siendo vocal de Marina le es encargado armar la primera escuadra de guerra ante la grave situación de las finanzas públicas, escasas por la guerra y el bloqueo impulsado por el virrey en Montevideo Francisco Javier de Elío.

En ese momento el país estaba pasando una apremiante situación económica y el erario deprimido por los gastos de las campañas militares. Es así como Francisco de Gurruchaga, con su propia fortuna logra formar la primera escuadra naval, que sería dirigida por Juan Bautista Azopardo.

Contando con la valiosa ayuda de uno de los integrantes de la Primera Junta, el abogado Juan José Paso, el salteño gestionó la adquisición de tres buques: un bergantín, una goleta y una balandra, a los cuales se les colocaron cañones que se habían adquirido con anterioridad. Mientras se aprestaba el material flotante, Gurruchaga se dedicó a la difícil tarea de armar las tripulaciones, incorporando italianos, franceses e ingleses en su mayoría.

Con respecto a la plana mayor, después de numerosas consultas, la elección recayó en el maltés Juan Bautista Azopardo quien quedó a cargo de la nave capitana, la goleta Invencible, mientras que el marino francés Hipólito Bouchard recibía el mando del bergantín 25 de Mayo y Ángel Hubac, también oriundo de Francia, quedó al frente de la balandra Americana. Con extrema rapidez, se concretó la creación de una fuerza naval patriota.

El 10 de febrero, en representación de la Junta, Gurruchaga entregó a Azopardo el pliego cerrado con las instrucciones de la misión que llevaría a cabo, las cuales debían abrirse a la altura de la isla Martín García.

La escuadrilla salió de Buenos Aires el 11 de febrero de 1811 rumbo a Paraguay con la misión de capturar cualquier nave española que se encuentre.

El 2 de marzo de 1811 tuvo lugar el primer combate de la marina argentina. Al encontrarse con una escuadra española muy superior a la patriota. Tras desigual y heroica batalla, las fuerzas de Buenos Aires fueron aniquiladas siendo la última en entregarse la “Invencible” Los prisioneros fueron llevados a Montevideo.

Los buques fueron bautizados "con intención": Invencible, 25 de Mayo y América, como queriendo designar la consigna patriótica de que la causa americana sería invencible a partir del 25 de mayo de 1810.

Esta escuadra es arrasada por las fuerzas españolas, siendo Azopardo tomado prisionero, padeciendo nueve años de cautiverio en España.

Gurruchaga se presentó y dijo "Vengo a ofrecer otra escuadra" logrando siete barcos más. Los más importantes fueron el bergantín Hiena, la sumaca Santo Domingo y la goleta Nuestra Señora del Carmen, siendo sus capitanes Tomás Taylor, Hipólito Bouchard y Ángel Hubac, franceses los dos últimos.

Instruidos por esta desafortunada experiencia en agosto de 1811 se ponían las bases para reoganizar la armada patriota, pero esta vez en manos de un experimentado comandante: el Comodoro Irlandés Guillermo Brown.

Aquella primera “Armada” local se constituyó con unos buques mercantes adquiridos a particulares. Había más de valor que de experiencia naval en aquella flota. Los tres primeros buques que lograron armar fueron bautizados como: “25 de Mayo”, “Invencible y “América”. 

Las tripulaciones fueron conformadas con arreos de marinos de distintas nacionalidades y un par de cuerpos de Patricios. Gurruchaga fue nombrado Ministro de Marina y Azopardo, Teniente Coronel y Comandante de las fuerzas navales. 

Ya en Salta, Gurruchaga y su hermano José, también precursor de la independencia argentina, quien fuera el esposo de la Capitana Honoraria del Ejército, nombrada por el gral. Belgrano, Martina de Silva, fueron los principales donantes de todo tipo de telas, caballos, ganado, etc. para los gauchos de Güemes.

Distribuyó 5.000 pesos de su fortuna entre los vencedores de la Batalla de Tucumán, a fines de 1812. Financió con gran parte de su propia hacienda y administró los asuntos financieros del ejército de Manuel Belgrano. Fue en este aspecto, tan desprendido que no dudó en mantener durante 33 años de su bolsillo al correo de Salta, pagando a su costa los sueldos y demás erogaciones propias de esa entidad, sin que jamás se le devolviera un solo centavo.

Fue electo para formar parte de la Asamblea Constituyente de 1813, pero no se llegó a incorporar a la misma.

Entre 1817 y 1818, es enviado en misión secreta a Chile, y en ese mismo año el 21 de octubre de 1818 contrae matrimonio con Águeda Guerrero y de la Rosa, siendo sus padrinos Francisco Narciso de Laprida y María del Tránsito de Oro.

En 1831, siendo diputado de la H. Sala de Representantes de Salta, es comisionado junto al Coronel Alejandro Heredia para firmar la paz con el caudillo riojanoFacundo Quiroga, llevándose a cabo el 2 de diciembre de 1831.

Desde 1813 a 1846 momento de su muerte, estuvo a cargo del administración de correos de Salta llevando a cabo dicha gestión pública con elevado honor, llegando al extremo de mantener de su propio peculio todos los gastos, sueldos, etc., durante todo esos años.

Su muerte se produjo sumido en una extrema pobreza casi al borde de la mendicidad, pero no tendría hijos a quién dejar una herencia ? Gurruchaga decía "Les dejo la mejor herencia, la Patria libre"
Villegas dijo de él a Basavilbaso:
"La vida del patricio terminaba. Había alcanzado los 80 años. Acaso la visión hazañosa del pretérito distrajese sus atardeceres, cuando la sombra gloriosa de los héroes de la tierra amada viniesen a acompañarle: Güemes, Moldes, Arenales, Gorriti... ¡Cuán largo es el camino recorrido! Antes de que la muerte le rondara, ya su memoria fugó de su animoso espíritu. Y entró en el más allá en el último día de la primavera de 1847 (db. 1846)."

Descansa en las bóvedas centenarias de la Basílica y convento de San Francisco de la ciudad de Salta. Una proa de combate recuerda al creador de la primerafuerza naval argentina. Hoy día una calle del barrio de Palermo lleva su nombre.

Murió el 20 de septiembre de 1846. Fue sepultado, gracias a la caridad de sus amigos que pagaron su entierro, al pie de la Virgen del Rosario en la Iglesia de San Francisco.


Su cuerpo, como era costumbre de la época, fue enterrado en la hoy Basílica Menor de San Francisco, se dice al pie de la Virgen del Rosario, aunque cierta tradición oral señala no saber ubicar el lugar exacto donde descansa el “Padre de la Armada Argentina”.- 

TENIENTE CORONEL JOSÉ (PIPO) GIRIBONE

TENIENTE CORONEL JOSÉ (PIPO) GIRIBONE




Nació en Génova (Italia), el 18 de julio de 1824 y  murió el 17 de febrero de 1868, a la edad de 43 años en el combate de Tuyú – Cué.

Se educó en una escuela de música, pero su familia abandonó Italia alrededor de 1843, por lo que su carrera de músico quedó truncada.

Llegó a Montevideo al principio del sitio de Oribe sobre la plaza; se unió a la Legión Italiana, cuyo Comandante era Garibaldi y participó en la defensa de la ciudad durante ocho años, destacándose como director de la banda de la Legión y dedicándose tanto a la ejecución de marchas militares, como a la de música tradicional italiana.

Cuando se produjo la rendición del general Oribe frente a Urquiza se incorporó al Ejército Grande y participó en laBatalla de Caseros.

Amigo del después general Emilio Mitre, se estableció en Buenos Aires, como director de la banda del regimiento que éste mandaba.

Participó en la defensa contra el sitio de Buenos Aires en 1853, y a continuación en la lucha contra las invasiones de los jefes federales al Estado de Buenos Aires. Tras la victoria en la Batalla de El Tala contra el general Gerónimo Costa compuso la marcha militar "El Tala", generalmente considerada una de las más bellas que hayan ejecutado las bandas militares argentinas.

En este período dirige una temporada de ópera italiana en la ciudad de Paraná.

Su popularidad en Buenos Aires es notable; se destaca con su banda en la interpretación de música clásica y militar para satisfacción del pueblo capitalino, reflejado en los comentarios de los periódicos de la época.

El 29 de noviembre de 1858, en “El Nacional” podemos leer: “Los domingos en la plaza del parque toca la magnífica música del Batallón del Coronel Arenas, bajo la dirección de su hábil director el señor Pipo (José Giribone), ejecutando bellísimos trozos de música con una perfección sorprendente”.

Luchó en la batallas de Cepeda y Pavón como jefe de uno de los batallones de la Legión Italiana. Durante algunos años prestó servicios en la guarnición de la ciudad de Rosario. Desde esa ciudad, él y sus soldados remitían fondos para la campaña de Giuseppe Garibaldi en Italia. Más tarde fue jefe de la Legión Voluntarios, de guarnición en Azul, cerca de la frontera con los indígenas.

Prestó servicio en la guerra contra los indígenas y participó en la derrota en la Batalla de Sierra Chica y en otros combates, como los de Tapalqué, Los Huesos y Chapaleufú. Se hizo muy popular por su participación en las paradas militares en la ciudad de Buenos Aires, y se lo conocía más como "Don Pipo", o "Comandante Pipo", que por su nombre.

El 10 de agosto de 1861, es designado Capitán del Batallón Nro. 1 – Legión de Voluntarios de la Libertad y participa en la Batalla de Pavón; al respecto podemos decir: “. . . a las dos y media se tocó a la carga sobre el enemigo, las bandas de música batían A LA LID; las cornetas A DEGÜELLO. . .”. Este cuerpo militar pasa a denominarse “Legión Extranjera” y su orgánica a cuatro compañías de infantería se cubre con personal voluntario, integrado por italianos y franceses y sueldo similar al Ejército de Línea;  Giribone recibe el nombramiento de Capitán – Comandante, responsable de su organización.
En 1864, esta unidad pasa a denominarse 1er Batallón – Legión Voluntarios y se instala en la localidad de Azul, para defensa de la zona sur.

Producida la guerra de la Triple Alianza, el Batallón a órdenes de su Capitán – Comandante, participa de dicho conflicto en las Batallas de: § Yatay (17 agosto 1865) § Paso de la Patria (18 setiembre 1865) § Toma de las Fortificaciones de Itapirú (16/17 abril 1866) § Estero Bellaco (02 mayo 1866) § Tuyutí (24 mayo 1866) § Curupaytí (22 setiembre 1866); en la cual resulta herido.

El 21 de agosto de 1866, es ascendido a Teniente Coronel Graduado y posteriormente efectivo en setiembre del mismo año. Su Unidad tomó parte en el rechazo del ataque paraguayo de Tuyutí el 03 noviembre de 1867.

El 17 de febrero de 1868, a la edad de 43 años el Teniente Coronel Giribone cae muerto en el combate de Tuyú – Cué, desempeñándose en ese momento como Jefe de la línea de vanguardia de la 4ta Brigada de la 2da División.

Su funeral se llevó a cabo en la Iglesia Parroquial San Nicolás de Bari. La Brigada de Artillería rindió honores póstumos.