JUAN GREGORIO DE LAS HERAS
El 11 de julio de 1780, en la ciudad de Buenos
Aires nacía un preclaro personaje de nuestra historia nacional. Nacía don Juan
Gualberto Gregorio de las Heras, futuro General y Guerrero de la Independencia
Americana, además de brillante estadista en horas complejas de la República. Su
padre fue el español Bernardo Gregorio de Las Heras y su madre la porteña
Rosalía Ventura de la Gacha.
Es
un error frecuente en nuestra historiografía creer que Gregorio era su nombre
cuando en realidad, fue su apellido. Su padre lo compuso de aquella manera,
pues, don Bernardo Gregorio, hijo a su vez de don Plácido Gregorio y de doña
Catalina García de Las Heras enlazó su primer apellido con el segundo de su
madre, habiendo sido usado de esta misma manera por el prócer de tantas
batallas.
Las
Heras, discípulo y compañero de San Martín, es como el Gran Capitán, fiel
expresión del poder de expansión de la revolución argentina. No se estrechó
éste en los límites de nuestro territorio, salió de ellos para auxiliar a los
pueblos hermanos y asegurar así el éxito del movimiento solidario.
Estudió
en el Real Colegio de San Carlos, para muy pronto dedicarse al comercio. Siguió
los pasos de su padre, que en esta actividad había consolidado una sólida
fortuna. También había sido un importante funcionario del virreinato, ya que
ocupó cargos de responsabilidad, entre ellos el de Receptor de Penas de Cámara,
Defensor de Menores, Tesorero de Propios del Cabildo y Capitán de Milicias
Urbanas.
Peleó
contra los invasores ingleses en 1806 y 1807, junto a su padre. Durante las
invasiones inglesas formó en las filas de la compañía armada por el comercio de
la ciudad. Después pasó como sargento del cuerpo de Húsares, que se
formó al mando del coronel Pueyrredón.
Fue
nombrado en 1810, Capitán de las Milicias Provinciales, al mando de “Los
Auxiliares Argentinos” que, reclutados en la ciudad d Mendoza y Córdoba,
pasaron ulteriormente a Chile por pedido explícito de su gobierno. Al mando de
estos valientes participó en memorables combates como Cucha Cucha, Membrillar,
bajo las órdenes del General Juan Mackenna, Paso del Maule, Tres Montes y
Querecheguas. Ya en 1810 la Primera Junta de Gobierno le otorgó los despachos
de Sargento Mayor, y tiempo después, luego de Membrillar obtuvo los despachos
de Teniente Coronel. Juan José Castelli expresó que Juan Gregorio de las Heras
“era uno de los más decididos patriotas en quién se podía confiar”.
Al
producirse la Revolución de Mayo, se encontraba en Córdoba; dicha junta
gubernativa, otorga a Las Heras, con fecha 24 de octubre de 1810, el despacho de
sargento mayor del batallón de Patricios de Córdoba, que se hallaba de
guarnición en dicha ciudad.
El
27 de octubre de 1812 se le confirió el empleo de comandante de la guarnición
en Córdoba.
El
Virrey del Perú a principios de 1813, envió un poderoso contingente, al mando
del Brigadier don Antonio Pareja, ocupando Talcahuano y Concepción.
Parte
de ese batallón fue enviado en 1813 a Chile integrando el Batallón
de Auxiliares Argentinos, bajo el mando del coronel Santiago
Carreras y luego de Marcos Balcarce; Las Heras era su segundo jefe y
ocupó el mando al ser Balcarce nombrado gobernador intendente de Cuyo.
Fue
la primera fuerza armada que llevó el pabellón argentino al país hermano.
El
23 de febrero de 1814 el mayor Las Heras a la cabeza de 100 auxiliares
argentinos conquistó su primer triunfo en Cucha-Cucha; el gobierno argentino
premió la acción con un escudo de honor bordado en plata sobre paño azul: “la
Patria a los valerosos en Cucha-Cucha auxiliares en Chile”.
Pocos
días después en Membrillar, Tres Montes y Quechereguas obtuvo nuevos éxitos
sobre las tropas españolas. El 11 de abril de 1814, tuvo dos nuevas acciones
contra el enemigo en la cuesta de los Papeles.
Por
todos estos hechos de armas que consagran la personalidad militar de Las Heras,
éste es graduado a teniente coronel el 3 de junio de 1814. El coronel Fued
Gabriel Nellar señaló con respecto a su actuación en el combate de Membrillar:
“Vemos que se definió ya claramente como un guerrero de primera figura,
escribiendo en el orden militar otra magnífica página de ejemplo y virtudes
profesionales”.
Se
vio envuelto en las disensiones internas entre los partidos chilenos, lo que
hizo que regresara a Mendoza; pero el nuevo gobernador
de Cuyo, José de San Martín, lo convenció de regresar. Llegó justo
después del desastre de Rancagua, en octubre de 1814, a tiempo para
proteger la retirada de las fuerzas que se pudieron salvar. Entre ellos iban
los generales Bernardo O’Higgins y José Miguel Carrera.
Por
su actuación, Las Heras el 23 de noviembre recibe la efectividad del grado de
teniente coronel de infantería de línea.
Ya
en Mendoza, se incorporó al Ejército de los Andes, encomendándole San Martín la
formación del Regimiento 11 de Infantería sobre las bases de los “Auxiliares de
Chile”; siendo nombrado jefe de ese cuerpo.
El
13 de enero de 1816 fue graduado coronel del ejército, llamando el Libertador
el 15 de enero de 1817 al coronel Las Heras a su alojamiento y bajo palabra de
honor de guardar secreto le comunicó que estaba destinado a abrir la campaña
por el camino de Uspallata. El 18 de enero rompió la marcha Las Heras y se
dirigió a aquel destino y el 4 de febrero se encontraban en la ladera
occidental de la cordillera que atravesaron.
En
el cruce de Los Andes, estuvo al mando de la División Uspallata, comandando la
Primera División. La División Uspallata era la más importante que cruzó por el
norte en la provincia de Mendoza, más exactamente desde El Plumerillo. San
Martín lo hizo por el Sur
Estuvo
en los combates de Potrerillos, Hornillos y Santa Rosa. Incorporado ya al
grueso de las tropas, combatió en Chacabuco, al mando de 1000 hombres. Esta batalla
fue esencial para asegurar la victoria obtenida en batallas menores. Se
desempeñó ulteriormente en distintas operaciones de guerra. Salió victorioso en
los combates de Curapaligüe y Gavilán donde los españoles se encontraban al
mando del General José Ordóñez aunque debió retirarse con gran heroísmo durante
el ataque del Morro.
En
Cancha Rayada, logró salvar a 3.500 soldados y tuvo principalísima
actuación en la batalla de Maipú. Fue condecorado y ascendido a Coronel
Mayor. Corría el año 1820. Fue ascendido a General y Jefe del Estado Mayor,
durante aquel año.
Bien
expresa el Cnl Nellar su admiración por Las Heras calificando esa retirada como
“el símbolo de la energía indomable, cumplida siempre con serena majestad,
propio de los hombres de carácter” para señalar a continuación que “en Cancha
Rayada resultaron derrotados San Martín, O’Higgins, Balcarce, Brayer y otros.
Hubo un solo triunfador: Juan Gregorio de Las Heras, que se levantó como la
única esperanza ante tantos infortunios”.
Ciertamente
Santiago debió recibirlo como lo hizo: con los honores de un general vencedor.
Con
la noticia de los 3500 hombres salvados por Las Heras, San Martín, fatigado y
cubierto de polvo, sin haberse siquiera quitado las botas en varios días, pudo
afirmar una gran verdad y una profecía al pueblo chileno: “No desesperen: la
patria existe y triunfará. Y yo empeño mi palabra de honor de dar en breve un
día de gloria a la América del Sur”.
Gracias
a su arrojo, serenidad y pericia militar pudo salvar íntegra su división. Más
tarde, en la batalla de Maipú, tuvo una actuación principalísima, y en el
caserío de Espejo dió el golpe de gracia al poder español en Chile.
Una
vez más Nellar enfatiza su destacada participación “Con esta batalla es la
octava acción bélica en que Las Heras interviene en forma activa en el
territorio chileno y en todas ellas se consagra victorioso, mostrando a la
humanidad que la única embriaguez de su alma es el ensueño de la libertad, que
lo inspira y la felicidad de la patria, que es su anhelo”.
Nombrado
jefe de estado mayor del ejército libertador del Perú, por despacho del 25 de
marzo de 1820, hizo la campaña de aquella república desde el 20 de agosto de
dicho año hasta el 18 de diciembre del siguiente.
En
aquel año también, casó en Santiago de Chile con Carmen Larraín y Aguirre,
perteneciente a aristocráticas familias chilenas.
Colaboró
con San Martín en la formación de la Expedición Libertadora del
Perú como jefe del estado mayor. Cuando la expedición desembarcó en
la bahía de Paracas, en septiembre de 1820, Las Heras fue el
encargado de tomar la cercana villa de Pisco, primera base del ejército en
Perú. Desde el campamento Huaura hizo varias cortas expediciones
hacia los alrededores de Lima. Tras la caída de Lima, la capital
virreinal en manos de los patriotas, dirigió el sitio del puerto y fortaleza
del Callao, la cual se demoró cuarenta días en capturar.
Ocupó
la comandancia en jefe del ejército peruano y fue ascendido al grado de
mariscal, pero se enfrentó con San Martín por la inactividad del ejército, la
inclinación aristocrática del gobierno peruano y las intrigas del
ministro Bernardo de Monteagudo. Regresó a Chile, pero fue muy mal
recibido por O’Higgins, de modo que volvió a Buenos Aires.
El
2 de abril de 1824 la Junta de Representantes designó gobernador de la
provincia de Buenos Aires a Juan Gregorio de Las Heras, quien se hallaba fuera
de la provincia cumpliendo una misión que el gobierno de Rodríguez le
encomendara ante las autoridades militares españolas del Perú y ante los
gobiernos provinciales que pudiera visitar durante su viaje.
El
ministro Bernardino Rivadavia lo envió en misión diplomática
al Alto Perú, a negociar con los últimos realistas, pero fracasó por la
intransigencia de éstos.
Estaba
en viaje de regreso, cuando fue elegido gobernador de la provincia de
Buenos Aires, cargo que asumió en mayo de 1824. Continuó el impulso
progresista de su antecesor Martín Rodríguez, y firmó un tratado
con Inglaterra, que incluía el reconocimiento de la independencia
argentina.
En
un principio se opuso a la guerra con el Imperio del Brasil, que aún
ocupaba la Banda Oriental. Sin embargo, poco después de inaugurar el
Congreso de 1824, recibió la noticia de la victoria de los Treinta y Tres
Orientales y debió declarar la guerra. Pero su ministro de Hacienda, Manuel
José García, le negó sistemáticamente fondos, por lo que no hubo avances por
más de un año.
La
guerra obligó al Congreso a nacionalizar el gobierno porteño, y en febrero
de 1826 asumió Rivadavia como presidente. Éste nacionalizó casi toda
la provincia de Buenos Aires, y Las Heras renunció a un cargo que poco
significaba.
La
ley de capitalización de Buenos Aires, que separó a ésta del resto de la
provincia fue la causa determinante del alejamiento del poder del gobernador
que fue reemplazado el 7 de febrero de 1826 por el presidente Rivadavia elegido
el día anterior. Las Heras continuó por un mes ejerciendo el gobierno de la
provincia hasta que Rivadavia declaró cesantes las autoridades provinciales,
quedando aquélla bajo la jurisdicción del Poder Ejecutivo Nacional.
El
15 de marzo el glorioso soldado publicó una breve exposición explicando a sus
coprovincianos su actuación pública y los motivos que le impulsaban a separarse
de la provincia de su nacimiento, documento éste verdadero ejemplo de humildad
y renunciamiento históricos pese a los agravios recibidos.
Regresó
a Chile donde en abril de 1826 fue dado de alta nuevamente en el ejército,
siendo el 13 de febrero de 1828 promovido a general de división con antigüedad
a junio de 1820.
No
volvió a su tierra natal nunca más, falleciendo en Santiago el 6 de febrero de
1866 a los 86 años de edad.
De
él escribió Mitre: “No necesitó apelar a la posteridad para esperar justicia y
afirmar la corona bajo sus sienes. El juicio que el pueblo sólo pronuncia en
los funerales de sus héroes fue pronunciado en vida y para honor y gloria de él
y de su patria, por los hijos de la heroica a que perteneció que es la
posteridad a que apelaba el general San Martín su ilustre maestro y compañero
de gloria”.
Sus
restos fueron trasladados a Buenos Aires en 1906 y descansan en la Catedral,
junto al sepulcro de San Martín.
BIBLIOGRAFIA
BARTOLOME
MITRE, Historia de San Martín y de la Emancipación Americana, Bs. As., 1890.
ANTONIO
SANCHEZ ZINNY, Historia de los Gobernadores de las Provincias Argentinas, Bs.
As., 1920, tomo I.
LEOPOLDO
ORNSTEIN, La Campaña de los Andes a la luz de las doctrinas modernas, Bs. As.,
1948.
CARLOS
IBARGUREN, San Martín íntimo, Bs. As., 1950.
JOSE
MARIA PAZ, Memorias Póstumas, Bs. As., 1954, tomo I.
FUED
GABRIEL NELLAR, Juan G. de Las Heras. Su vida. Su obra. Bs. As., 1965.
Dr. Ricardo Federico Mena
No hay comentarios:
Publicar un comentario