domingo, 5 de julio de 2015

JUAN GREGORIO LEMOS “intendente del Ejército de los Andes”

JUAN GREGORIO LEMOS 

Intendente del Ejército de los Andes”



Nació en Mendoza, el 24 de mayo de 1764.

Su padre, Onofre Lemos, hijo del maestre de campo Juan de Lemos, sanjuanino, y de Catalina Ladrón de Guevara.

Los años de su niñez y de su adolescencia, transcurrieron consagrados a los juegos propios de su edad, dedicados a la educación primaria y es probable que, como su hermano Diego, cursase estudios secundarios en Monserrat, pues Cuyo carecía de tales establecimientos.

Posteriormente se dedica al comercio, pasando a ser dueño de carretas y arrias de mulas, labrándose una sólida posición económica.

Al formarse en Mendoza el Regimiento de Milicias Disciplinarias de Voluntarios de Caballería, se le acordó el cargo del alférez de la 2da Compañía, por real cédula del 15 de abril de 1803.
En el ejercicio de tales funciones, presumiblemente, acompañó a las fuerzas mendocinas al mando de don Faustino Ansay, que marcharon hacia Córdoba y luego hacia Buenos Aires, con el fin de ayudar a combatir las fuerzas inglesas que ocuparon la capital del virreinato. En su marcha hacia Buenos Aires llegaron hasta el fortín de Areco.

El virrey Liniers le extendió despacho de teniente de esa compañía, con fecha 8 de febrero de 1809, luego pasó a revistar en la 1ra Compañía del 2do Escuadrón de Milicias, de cuyo cargo, y a pedido de la Primera Junta se le concedió el retiro el 7 de noviembre de 1810, con todos los privilegios que le correspondían.

No sólo se ocupó de la milicia y de su actividad económica sino que colaboró material y moralmente para solucionar uno de los problemas educativos que afectaban a la juventud cuyana, que carecía de establecimientos secundarios.
Para ello colaboró en la obra iniciada por Joaquín Sosa, para la creación de tal colegio, que culminan felizmente al aprobar el virrey Cisneros las mismas, el 21 de noviembre de 1809, destinándose para esos fines el ex colegio de los jesuitas.

A principios del año siguiente es designado unánimemente por el cabildo de Mendoza, para el cargo de regidor defensor de menores y de pobres, del cual no se recibió, a consecuencia de su poca predisposición a ocupar tales cargos, y no ser confirmada desde Córdoba esa elección.

Producida la Revolución de Mayo, figura en el sector criollo que logró vencer y desplazar a los españoles encabezados por don Faustino Ansay, formándose en Mendoza un gobierno partidario de la junta de Buenos Aires. Estuvo en el cabildo abierto del 22 de septiembre de 1810, cuando se eligió como diputado a Manuel Ignacio Molina, que debía incorporarse a la junta.

A principios de 1811, fue electo alcalde por decisión de uno de los barrios de Mendoza y en unión con los demás colegas y el cabildo, procedió a designar e instalar, el 28 de febrero la Junta Subordinada que dependía de la de Buenos Aires.

El 1 de diciembre de 1812, el segundo triunvirato, lo designó administrador de la aduana de Mendoza, dependiendo de él, las de San Juan y San Luis. Días más tarde, el 15 de diciembre se reincorporó a la milicia con el grado de capitán de la 1ra Compañía de Cívicos de Mendoza.

Como administrador de la aduana, tuvo a su cargo una ardua labor, que se hizo más compleja al separase Cuyo de la intendencia de Córdoba del Tucumán, en 1814, y al recibirse del mando de esa provincia el Grl San Martín.
Comienza así afirma Mario L. Cavatorta, cuyo artículo cita Cutolo y seguimos en estas páginas, la estrecha vinculación entre ambos hombres, especialmente en lo relacionado con la recaudación e inversión de los dineros públicos, no sólo en relación directa con los gastos propios de la intendencia, sino para solventar las necesidades del Ejército de los Andes.

Su gestión al frente de esa repartición, le imposibilitó dedicarse a sus negocios particulares, sumado ello a su precario estado de salud lo impulsan a elevar la solicitud de retiro, el 30 de octubre de 1815. No obstante ello continuó a cargo de esas funciones, hasta el 1 de marzo de 1816, cuando el director J. M. Pueyrredón le otorgó el retiro, con los honores y exenciones de comisario general de guerra.

Siguió encargado en forma honoraria de algunas funciones de la comisaría, y el 5 de agosto de 1816, el Grl San Martín lo propuso con el cargo de comisario de guerra para el Ejército de los Andes, expresando que “es la persona indicada ya que ha servido con tan buen desempeño la administración de rentas de esta ciudad.
En el ejercicio de dicho empleo, regularizó la contabilidad del ejército, haciendo que se llevara escrupulosa cuenta de los caudales que giraban bajo su contralor, medida esta que hizo extensiva al mismo Grl San Martín.

Días antes de iniciar la expedición libertadora su marcha, su comisario de guerra, recibió de la aduana de Mendoza, por orden de Luzuriaga, todos los fondos existentes en la misma, que sumados a los provenientes de San Juan, formaron una caja de más de $ 47.000 para solventar los primeros gastos del Ejército Argentino en Chile”.

A mediados de enero de 1817, comienzan las distintas columnas del Ejército de los Andes, su marcha en dirección a la cordillera a fin de cumplir con el plan de su comandante en jefe de hallarse, para los primeros días de febrero, en las altas cumbres.

Lemos no forma parte en ninguna de las columnas que cruzan los Andes, sino que permanece en Mendoza ultimando los detalles finales y reuniendo todos los elementos necesarios para el normal aprovisionamiento de los efectivos -dinero, vestuarios, alimentos, etc- hecho lo cual parte hacia Chile, en momentos en que se produce la batalla de Chacabuco, retornando de inmediato a su ciudad natal, de donde sale nuevamente, el 14 de marzo, hacia la capital transandina, transportando lo necesario para el buen abastecimiento de las tropas.

A partir de esa fecha, ocupó sus funciones específicas en Santiago de Chile, revistando en el Cuartel General.

A propuesta del Grl San Martín es confirmado por Pueyrredón, para el cargo de intendente del Ejército de los Andes, el 8 de julio de 1818. En cumplimiento de esas funciones, abandonó Chile en dirección a Perú, embarcándose en Valparaíso, el 20 de agosto de 1820, al frente de los caudales para solventar los gastos.

Actuó al lado de su jefe, desembarcó en Huaura y entró en Lima al ser abandonada esta ciudad por el virrey La Serna.

En el Perú, siguió al frente de sus funciones, administrando las cajas del ejército, y ocupando diferentes cargos dentro de la administración pública. Por méritos expuestos en el desarrollo de esta lucha, fue condecorado por el Grl San Martín con la Orden del Sol, el 8 de octubre de 1821.

Luego no ha de sobrevivir mucho al alejamiento definitivo de San Martín, ya que a los pocos días del abandono del Perú por su Protector, consecuencia de Guayaquil, murió en las cercanías de Lima, el 16 de octubre de 1822, al hacer crisis su deficiente estado de salud.

Su muerte vino a complicar la situación económica de su familia, y de regreso a la patria la viuda solicitó el 7 de noviembre de 1834, al gobernador Maza una pensión para reparar, aunque sea en parte su perdida fortuna y poder atender la educación y cuidado de sus hijos, la cual fue concedida al año siguiente. El general Mitre en su “Historia del general San Martín y de la Emancipación Sudamericana”, lo recuerda justicieramente.

BIBLIOGRAFIA

BARTOLOME MITRE, Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana, Bs. As., 1880.
PEDRO I. CARAFFA, Hombres notables de Cuyo, La Plata, 1912.
DAMIAN HUDSON, Recuerdos históricos de la provincia de Cuyo, Mendoza, 1931.
 JOSE PACIFICO OTERO, Historia del Libertador San Martín, Bs. As., 1932.


MARIO LUIS CAVATORTA, Noticias biografiadas del Comisario de Guerra e Intendente del Ejército de los Andes y del Perú D Juan Gregorio Lemos. En Revista Militar, Bs. As., febrero 1957, Nº 645.

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