EUSTOQUIO DÍAZ VÉLEZ
Eustoquio
Antonio Díaz Vélez (Buenos Aires, 2 de noviembre de 1782 - ibídem, 1 de abril
de 1856) fue un militar argentino que luchó en las Invasiones Inglesas,
participó en la Revolución de Mayo y peleó en la guerra de independencia y en
las guerras civiles argentinas.
Su
nombre era Eustoquio («Eustochio Antonio», según consta en su partida de
bautismo) pero se lo cita habitualmente, de manera incorrecta, como Eustaquio.
Sus
padres fueron Francisco José Díaz Vélez, acaudalado comerciante nacido en
Huelva, España — quien fuera capitular del Cabildo de Buenos Aires — y María
Petrona Aráoz, oriunda del Tucumán, de una importante familia colonial. Fue el
séptimo hijo de un total de doce.
Se
incorporó joven al ejército, en el regimiento de Blandengues de la Frontera de
Buenos Aires. Combinó estas actividades con el comercio, reuniendo alguna
fortuna.
Colaboró
con Santiago de Liniers en la lucha contra las Invasiones Inglesas y fue dado
de alta en el Regimiento de Patricios, el 8 de octubre de 1806, como ayudante
segundo graduado de teniente, participando en la Reconquista de Buenos Aires.
Al
año siguiente, durante la Segunda Invasión Inglesa, se distinguió en la Defensa
de Buenos Aires, bajo las órdenes de Cornelio Saavedra, al rendir a los
ingleses en la "Casa de la Virreyna Viuda", entre los días 2 y 7 de
julio. Fue promovido al grado de capitán.
Durante
la asonada de Álzaga del 1 de enero de 1809, luchó del lado de los leales a
Liniers y fue herido. Esa acción le valió el ascenso a teniente coronel
graduado. Tenía buenas relaciones con los conspiradores que, antes de 1810,
pretendían lograr la independencia de su país.
Apoyó
la Revolución de Mayo, participando en las reuniones que resolvieron la
destitución del Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, asistiendo a la del 19 de
mayo convocada por Nicolas Rodriguez Peña.
En ocasión del Cabido Abierto del 22 de mayo el
Coronel Cornelio Saavedra lo designó como jefe de las guardias de Patricios que
posibilitó la reunión de esa asamblea que expresó la voluntad del pueblo.
Surgida
la Primera Junta de Gobierno, ésta le encomendó como primera misión militar
ocupar la plaza de Colonia del Sacramento, cuya población simpatizaba con los
patriotas revolucionarios, venciendo a su guarnición y llevando para Buenos
Aires gran cantidad de municiones. Por esta victoria la Primera Junta lo nombró
teniente coronel, con carácter efectivo.
Formó
parte del Ejército del Norte y participó en la derrota de Cotagaita. Semanas
más tarde, el día 7 de noviembre de 1810, luchó en la batalla de Suipacha,
primer triunfo de las armas revolucionarias rioplatenses, que permitió el
levantamiento revolucionario de las ciudades de Potosí, Chuquisaca y La Paz,
abriendo a los patriotas el Alto Perú. Por orden del representante de la Junta,
Juan José Castelli, ejecutó en Potosí a los jefes realistas Nieto, Córdova y
Sanz. Fue ascendido al grado de Coronel. Castelli firmó un armisticio con el
jefe español José Manuel de Goyeneche, que probablemente ninguno de los dos
pensaba cumplir. Díaz Vélez y Juan José Viamonte, al frente de sus batallones,
fueron enviados como avanzada en dirección a la frontera. Al producirse el
ataque realista en la batalla de Huaqui, el 19 de junio de 1811, estos dos
regimientos fueron destrozados sin poder recibir ayuda ni ayudar al resto del
ejército. La huida fue un verdadero desastre y, faltos de todo apoyo, los
grupos de soldados cruzaron el Altiplano como pudieron, huyendo hacia
Humahuaca.
Antonio
gonzalez Balcarce fue reemplazado por Juan Martín de Pueyrredón al frente del
Ejército. En su retirada, las fuerzas de Díaz Vélez fueron derrotadas dos
veces, en Nazareno y en Cobos. Participó en la organización del Éxodo Jujeño,
bajo el mando del General Manuel Belgrano.
Creó
un cuerpo de caballería denominado los "Patriotas Decididos", y tuvo
a su cargo la retaguardia del éxodo. Cuando los patriotas fueron alcanzados y
comenzaron a ser derrotados, Díaz Vélez reaccionó rápidamente y contraatacó en
la batalla de las Piedras, del 3 de septiembre de 1812, logrando una victoria
que logró revertir la desmoralización de las tropas. En parte por esta
victoria, Belgrano se atrevió a dar la batalla de Tucumán, el 24 de septiembre
de 1812, la que resultó la victoria más importante de la guerra de la
independencia argentina. Díaz Vélez ofició de mayor general o segundo jefe del
ejército. Tomó el parque del general realista Pío Tristán, con treinta y nueve
carretas cargadas de armas, municiones, parte de los cañones y prisioneros.
Luego se hizo fuerte en la ciudad de San Miguel de Tucumán, en donde — frente a
la intimación de rendición que le efectuara el jefe realista bajo amenaza de
incendiarla — le respondió que, en tal caso, degollaría a los prisioneros,
entre los que se encontraban cuatro coroneles. Tristán no se atrevió a cumplir
con su amenaza. A los pocos días fue enviado a tomar Salta, antes de que
llegara hasta allí el ejército enemigo. Liberó de la cárcel al Coronel Juan
Antonio Álvarez de Arenales, junto al cual logró ocupar la ciudad. Pero debió
evacuarla a principios de octubre. El día 13 de febrero de 1813 el Ejército del
Norte prestó juramento de obediencia a la soberanía de la Asamblea General del
Año XIII y fue Díaz Vélez, como mayor general, quien, además de conducir la
bandera nacional reconocida por la Asamblea, tomó juramento de fidelidad a la
misma al General Belgrano, quien después hizo lo propio con Díaz Vélez y el
resto del ejército. Pocos días después, en la batalla de Salta el 20 de febrero
de 1813, Díaz Vélez dirigió un ala de la caballería argentina y fue gravemente
herido.
Belgrano
aprovechó esa circunstancia para nombrarlo gobernador militar de la provincia
de Salta, cargo que ocupó entre el 13 de marzo y el 13 de septiembre de ese
mismo año. Los triunfos de Tucumán y Salta permitieron la recuperación del Alto
Perú por los revolucionarios.
Díaz
Vélez, como jefe de la avanzada del ejército vencedor en la segunda campaña al
Alto Perú, entró triunfante en la ciudad de Potosí, el 7 de mayo de 1813.
Dirigió la caballería en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, dos terribles
derrotas. Durante la retirada, por orden de Belgrano, y para cubrir sus
espaldas, intentó volar el edificio de la Casa de la Moneda de Potosí; pero el
aviso de un oficial a la población lo evitó.
Volvió a Buenos Aires donde contrajo
matrimonio con Carmen Guerrero y Obarrio, el 18 de marzo de 1814. Con ella tuvo
tres hijos: Carmen, Manuela y Eustoquio.
Fue
ascendido a general. Inmediatamente fue enviado por el Directorio de las
Provincias Unidas como Teniente Gobernador de Santa Fe, con el claro objetivo
de impedir su secesión y que aumentase la influencia de José Artigas. Asumió el
31 de marzo de 1814 y ocupó la ciudad militarmente. Se dedicó a enviar todo lo
que pudo, por las buenas o por las malas, al Ejército del Norte. Su gobierno no
contaba con las simpatías del pueblo, principalmente por no ser santafesino
pero también por no respetar al cabildo local.
El
24 de marzo de 1815, una gran cantidad de gente se reunió frente a la casa de
gobierno y exigió la entrega del mando al Cabildo. Al mismo tiempo, cruzaba el
río Paraná una flota de canoas comandada por el entrerriano Eusebio Hereñú y
una partida de artiguistas, que exigió cumplir lo que pedía el pueblo. Díaz
Vélez renunció y en su lugar fue electo Francisco Candioti. Díaz Vélez retornó
a Buenos Aires y permaneció inactivo por unos meses. Al año siguiente participó
de la expedición hacia Santa Fe, a órdenes de Viamonte, como jefe militar de
Rosario. El fracaso de Viamonte y la designación de Mariano Vera como
gobernador de Santa Fe lo obligaron a retirarse en marzo de 1816. En abril de
ese mismo año fue enviado en un tercer ataque hacia Santa Fe. Pero, buscando evitar
una guerra civil y con la finalidad que los pueblos de Santa Fe, Entre Ríos,
Corrientes y la Banda Oriental enviaran diputados al Congreso de Tucumán, firmó
-el día 9- con el comandante de las fuerzas de mar de Santa Fe el pacto de
Santo Tomé, por el cual el Ejército de Observación depuso al director interino
Ignacio Alvarez Thomas, traspasó su jefatura a Díaz Vélez, en reemplazo de
Belgrano, y acordó que la paz definitiva debía ratificarse entre ambos
gobiernos y ser también aceptada por Artigas. La negativa de Artigas de firmar
un acuerdo de paz definitivo provocó la no participación de representantes
santafesinos en la declaración de la Independencia en el Congreso de Tucumán.
Pocos días después de desconocido el pacto, el gobernador Vera atacó la ciudad
de Santa Fe y logró reconquistarla viéndose obligado Díaz Vélez a abandonarla
ya que tampoco tuvieron éxito los esfuerzos de los comisionados (Comisión de
Bienes Extraños) -jurisconsultos Dr. Castex y Dr Villegas, junto al contador
Pósiga- ante el gobierno de la Provincia de Santa Fe para acordar los términos
de un cese de hostilidades: "autorizado para estipular con el jefe de ese
territorio la transacción de las diferencias que desgraciadamente existen entre
ambos territorios". Dejó el suelo santafesino el 31 de agosto de 1816.
Retornó
a Buenos Aires, donde formó en la Logia dirigida por el director supremo
Pueyrredón y por su ministro Gregorio Garcia de Tagle. En 1817 fue designado
Comandante Ayudante General del Estado Mayor y el 13 de diciembre de 1818 fue
nombrado Gobernador Intendente interino de Buenos Aires, reemplazando a Juan
Ramón Balcarce, quien se encontraba enfermo. En enero de 1819 dispuso la
supresión de las corridas de toros en El Retiro por encontrarse el circo en
estado ruinoso y evitar males que pudieran sobrevenir al público. Revistó
asimismo en la Plana Mayor del Estado Mayor hasta finales del año 1821. En
marzo de 1819 solicitó la separación del cargo de Gobernador conservando
únicamente las funciones de Intendente General de Policía hasta que se produjo
la batalla de Cepeda, después de la cual se exilió en Montevideo. Las
principales reformas policiales que efectuó fueron: la creación de un comando
único para su funcionamiento, la implantación del "boleto de
seguridad" o registro de identidad de las personas, el traspaso de la
administración del juego de lotería que se encontraba en manos de particulares
y la puesta en práctica de la abolición total de la pena de azotes a los que
eran sometidos los niños en las escuelas.
A su regreso, en octubre de 1821, se presentó
al servicio activo, quedando comprendido en las disposiciones de la Ley de
Reforma, por lo que pasó a retiro el 26 de febrero de 1822 con sueldo completo.
Aprovechó entonces la ley de enfiteusis del ministro Bernardo Rivadavia y
compró gran cantidad de terrenos. Fundó varias estancias, y se convirtió en el
mayor propietario individual de campos en la Provincia de Buenos Aires. Las más
conocidas fueron: "El Carmen", "Campos de Díaz Vélez" y
"Médanos Blancos".
No
participó en las guerras civiles o externas de los años que siguieron, hasta
1839. Ese año apoyó la revolución llamada de los “Libres del Sur” contra el
Juan Manuel de Rosas desde su estancia de Tandil. Si bien el Fuerte
Independencia se rindió sin luchar a los revolucionarios — el 10 de noviembre
de 1839 — la derrota de los revolucionarios en la batalla de Chascomús,
ocurrida unos días antes, ya había signado el fracaso de la revolución.
Vinculado con la toma de Tandil, Díaz Vélez fue arrestado. Su casa de la actual
Avenida Belgrano 230 fue saqueada por la Mazorca y confiscada, al igual que
todos sus bienes y hacienda. Preso e incomunicado con su familia por un período
de nueve meses, fue puesto en libertad y se le permitió pasar a Montevideo. A
raíz de la Guerra Grande, que enfrentaba en el Uruguay al partido colorado de
Fructuoso Rivera al partido blanco, liderado por el aliado de Rosas, Manuel
Oribe se produjo en 1843 el Sitio Grande de Montevideo. Para contribuir a la
defensa de la ciudad, el general Díaz Vélez formó ese mismo año la Legión
Argentina, compuesta por más de quinientos voluntarios argentinos, cuyos
oficiales eran exiliados por causas políticas. Se identificaban por la
escarapela celeste y blanca que llevaban en sus sombreros. Posteriormente fue
reemplazado por el comandante Juan Andres Gelly y Obes.
Regresó
a Buenos Aires después de la batalla de Caseros. "Cargado de años y de
gloria", como "benemérito general de la República", se negó a
participar en política. Fue Presidente de la Comisión de Hacendados de la
provincia de Buenos Aires y recuperó todos sus campos y gran parte de su
hacienda antes de morir en Buenos Aires, en 1856. Sus restos descansan en el
Cementerio de la Recoleta en la bóveda familiar, declarada monumento histórico
nacional, por decreto nro. 3.039 del EUSTOQUIO DÍAZ VÉLEZ
Eustoquio
Antonio Díaz Vélez (Buenos Aires, 2 de noviembre de 1782 - ibídem, 1 de abril
de 1856) fue un militar argentino que luchó en las Invasiones Inglesas,
participó en la Revolución de Mayo y peleó en la guerra de independencia y en
las guerras civiles argentinas.
Su
nombre era Eustoquio («Eustochio Antonio», según consta en su partida de
bautismo) pero se lo cita habitualmente, de manera incorrecta, como Eustaquio.
Sus
padres fueron Francisco José Díaz Vélez, acaudalado comerciante nacido en
Huelva, España — quien fuera capitular del Cabildo de Buenos Aires — y María
Petrona Aráoz, oriunda del Tucumán, de una importante familia colonial. Fue el
séptimo hijo de un total de doce.
Se
incorporó joven al ejército, en el regimiento de Blandengues de la Frontera de
Buenos Aires. Combinó estas actividades con el comercio, reuniendo alguna
fortuna.
Colaboró
con Santiago de Liniers en la lucha contra las Invasiones Inglesas y fue dado
de alta en el Regimiento de Patricios, el 8 de octubre de 1806, como ayudante
segundo graduado de teniente, participando en la Reconquista de Buenos Aires.
Al
año siguiente, durante la Segunda Invasión Inglesa, se distinguió en la Defensa
de Buenos Aires, bajo las órdenes de Cornelio Saavedra, al rendir a los
ingleses en la "Casa de la Virreyna Viuda", entre los días 2 y 7 de
julio. Fue promovido al grado de capitán.
Durante
la asonada de Álzaga del 1 de enero de 1809, luchó del lado de los leales a
Liniers y fue herido. Esa acción le valió el ascenso a teniente coronel
graduado. Tenía buenas relaciones con los conspiradores que, antes de 1810,
pretendían lograr la independencia de su país.
Apoyó
la Revolución de Mayo, participando en las reuniones que resolvieron la
destitución del Virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros, asistiendo a la del 19 de
mayo convocada por Nicolas Rodriguez Peña.
En ocasión del Cabido Abierto del 22 de mayo el
Coronel Cornelio Saavedra lo designó como jefe de las guardias de Patricios que
posibilitó la reunión de esa asamblea que expresó la voluntad del pueblo.
Surgida
la Primera Junta de Gobierno, ésta le encomendó como primera misión militar
ocupar la plaza de Colonia del Sacramento, cuya población simpatizaba con los
patriotas revolucionarios, venciendo a su guarnición y llevando para Buenos
Aires gran cantidad de municiones. Por esta victoria la Primera Junta lo nombró
teniente coronel, con carácter efectivo.
Formó
parte del Ejército del Norte y participó en la derrota de Cotagaita. Semanas
más tarde, el día 7 de noviembre de 1810, luchó en la batalla de Suipacha,
primer triunfo de las armas revolucionarias rioplatenses, que permitió el
levantamiento revolucionario de las ciudades de Potosí, Chuquisaca y La Paz,
abriendo a los patriotas el Alto Perú. Por orden del representante de la Junta,
Juan José Castelli, ejecutó en Potosí a los jefes realistas Nieto, Córdova y
Sanz. Fue ascendido al grado de Coronel. Castelli firmó un armisticio con el
jefe español José Manuel de Goyeneche, que probablemente ninguno de los dos
pensaba cumplir. Díaz Vélez y Juan José Viamonte, al frente de sus batallones,
fueron enviados como avanzada en dirección a la frontera. Al producirse el
ataque realista en la batalla de Huaqui, el 19 de junio de 1811, estos dos
regimientos fueron destrozados sin poder recibir ayuda ni ayudar al resto del
ejército. La huida fue un verdadero desastre y, faltos de todo apoyo, los
grupos de soldados cruzaron el Altiplano como pudieron, huyendo hacia
Humahuaca.
Antonio
gonzalez Balcarce fue reemplazado por Juan Martín de Pueyrredón al frente del
Ejército. En su retirada, las fuerzas de Díaz Vélez fueron derrotadas dos
veces, en Nazareno y en Cobos. Participó en la organización del Éxodo Jujeño,
bajo el mando del General Manuel Belgrano.
Creó
un cuerpo de caballería denominado los "Patriotas Decididos", y tuvo
a su cargo la retaguardia del éxodo. Cuando los patriotas fueron alcanzados y
comenzaron a ser derrotados, Díaz Vélez reaccionó rápidamente y contraatacó en
la batalla de las Piedras, del 3 de septiembre de 1812, logrando una victoria
que logró revertir la desmoralización de las tropas. En parte por esta
victoria, Belgrano se atrevió a dar la batalla de Tucumán, el 24 de septiembre
de 1812, la que resultó la victoria más importante de la guerra de la
independencia argentina. Díaz Vélez ofició de mayor general o segundo jefe del
ejército. Tomó el parque del general realista Pío Tristán, con treinta y nueve
carretas cargadas de armas, municiones, parte de los cañones y prisioneros.
Luego se hizo fuerte en la ciudad de San Miguel de Tucumán, en donde — frente a
la intimación de rendición que le efectuara el jefe realista bajo amenaza de
incendiarla — le respondió que, en tal caso, degollaría a los prisioneros,
entre los que se encontraban cuatro coroneles. Tristán no se atrevió a cumplir
con su amenaza. A los pocos días fue enviado a tomar Salta, antes de que
llegara hasta allí el ejército enemigo. Liberó de la cárcel al Coronel Juan
Antonio Álvarez de Arenales, junto al cual logró ocupar la ciudad. Pero debió
evacuarla a principios de octubre. El día 13 de febrero de 1813 el Ejército del
Norte prestó juramento de obediencia a la soberanía de la Asamblea General del
Año XIII y fue Díaz Vélez, como mayor general, quien, además de conducir la
bandera nacional reconocida por la Asamblea, tomó juramento de fidelidad a la
misma al General Belgrano, quien después hizo lo propio con Díaz Vélez y el
resto del ejército. Pocos días después, en la batalla de Salta el 20 de febrero
de 1813, Díaz Vélez dirigió un ala de la caballería argentina y fue gravemente
herido.
Belgrano
aprovechó esa circunstancia para nombrarlo gobernador militar de la provincia
de Salta, cargo que ocupó entre el 13 de marzo y el 13 de septiembre de ese
mismo año. Los triunfos de Tucumán y Salta permitieron la recuperación del Alto
Perú por los revolucionarios.
Díaz
Vélez, como jefe de la avanzada del ejército vencedor en la segunda campaña al
Alto Perú, entró triunfante en la ciudad de Potosí, el 7 de mayo de 1813.
Dirigió la caballería en las batallas de Vilcapugio y Ayohuma, dos terribles
derrotas. Durante la retirada, por orden de Belgrano, y para cubrir sus
espaldas, intentó volar el edificio de la Casa de la Moneda de Potosí; pero el
aviso de un oficial a la población lo evitó.
Volvió a Buenos Aires donde contrajo
matrimonio con Carmen Guerrero y Obarrio, el 18 de marzo de 1814. Con ella tuvo
tres hijos: Carmen, Manuela y Eustoquio.
Fue
ascendido a general. Inmediatamente fue enviado por el Directorio de las
Provincias Unidas como Teniente Gobernador de Santa Fe, con el claro objetivo
de impedir su secesión y que aumentase la influencia de José Artigas. Asumió el
31 de marzo de 1814 y ocupó la ciudad militarmente. Se dedicó a enviar todo lo
que pudo, por las buenas o por las malas, al Ejército del Norte. Su gobierno no
contaba con las simpatías del pueblo, principalmente por no ser santafesino
pero también por no respetar al cabildo local.
El
24 de marzo de 1815, una gran cantidad de gente se reunió frente a la casa de
gobierno y exigió la entrega del mando al Cabildo. Al mismo tiempo, cruzaba el
río Paraná una flota de canoas comandada por el entrerriano Eusebio Hereñú y
una partida de artiguistas, que exigió cumplir lo que pedía el pueblo. Díaz
Vélez renunció y en su lugar fue electo Francisco Candioti. Díaz Vélez retornó
a Buenos Aires y permaneció inactivo por unos meses. Al año siguiente participó
de la expedición hacia Santa Fe, a órdenes de Viamonte, como jefe militar de
Rosario. El fracaso de Viamonte y la designación de Mariano Vera como
gobernador de Santa Fe lo obligaron a retirarse en marzo de 1816. En abril de
ese mismo año fue enviado en un tercer ataque hacia Santa Fe. Pero, buscando evitar
una guerra civil y con la finalidad que los pueblos de Santa Fe, Entre Ríos,
Corrientes y la Banda Oriental enviaran diputados al Congreso de Tucumán, firmó
-el día 9- con el comandante de las fuerzas de mar de Santa Fe el pacto de
Santo Tomé, por el cual el Ejército de Observación depuso al director interino
Ignacio Alvarez Thomas, traspasó su jefatura a Díaz Vélez, en reemplazo de
Belgrano, y acordó que la paz definitiva debía ratificarse entre ambos
gobiernos y ser también aceptada por Artigas. La negativa de Artigas de firmar
un acuerdo de paz definitivo provocó la no participación de representantes
santafesinos en la declaración de la Independencia en el Congreso de Tucumán.
Pocos días después de desconocido el pacto, el gobernador Vera atacó la ciudad
de Santa Fe y logró reconquistarla viéndose obligado Díaz Vélez a abandonarla
ya que tampoco tuvieron éxito los esfuerzos de los comisionados (Comisión de
Bienes Extraños) -jurisconsultos Dr. Castex y Dr Villegas, junto al contador
Pósiga- ante el gobierno de la Provincia de Santa Fe para acordar los términos
de un cese de hostilidades: "autorizado para estipular con el jefe de ese
territorio la transacción de las diferencias que desgraciadamente existen entre
ambos territorios". Dejó el suelo santafesino el 31 de agosto de 1816.
Retornó
a Buenos Aires, donde formó en la Logia dirigida por el director supremo
Pueyrredón y por su ministro Gregorio Garcia de Tagle. En 1817 fue designado
Comandante Ayudante General del Estado Mayor y el 13 de diciembre de 1818 fue
nombrado Gobernador Intendente interino de Buenos Aires, reemplazando a Juan
Ramón Balcarce, quien se encontraba enfermo. En enero de 1819 dispuso la
supresión de las corridas de toros en El Retiro por encontrarse el circo en
estado ruinoso y evitar males que pudieran sobrevenir al público. Revistó
asimismo en la Plana Mayor del Estado Mayor hasta finales del año 1821. En
marzo de 1819 solicitó la separación del cargo de Gobernador conservando
únicamente las funciones de Intendente General de Policía hasta que se produjo
la batalla de Cepeda, después de la cual se exilió en Montevideo. Las
principales reformas policiales que efectuó fueron: la creación de un comando
único para su funcionamiento, la implantación del "boleto de
seguridad" o registro de identidad de las personas, el traspaso de la
administración del juego de lotería que se encontraba en manos de particulares
y la puesta en práctica de la abolición total de la pena de azotes a los que
eran sometidos los niños en las escuelas.
A su regreso, en octubre de 1821, se presentó
al servicio activo, quedando comprendido en las disposiciones de la Ley de
Reforma, por lo que pasó a retiro el 26 de febrero de 1822 con sueldo completo.
Aprovechó entonces la ley de enfiteusis del ministro Bernardo Rivadavia y
compró gran cantidad de terrenos. Fundó varias estancias, y se convirtió en el
mayor propietario individual de campos en la Provincia de Buenos Aires. Las más
conocidas fueron: "El Carmen", "Campos de Díaz Vélez" y
"Médanos Blancos".
No
participó en las guerras civiles o externas de los años que siguieron, hasta
1839. Ese año apoyó la revolución llamada de los “Libres del Sur” contra el
Juan Manuel de Rosas desde su estancia de Tandil. Si bien el Fuerte
Independencia se rindió sin luchar a los revolucionarios — el 10 de noviembre
de 1839 — la derrota de los revolucionarios en la batalla de Chascomús,
ocurrida unos días antes, ya había signado el fracaso de la revolución.
Vinculado con la toma de Tandil, Díaz Vélez fue arrestado. Su casa de la actual
Avenida Belgrano 230 fue saqueada por la Mazorca y confiscada, al igual que
todos sus bienes y hacienda. Preso e incomunicado con su familia por un período
de nueve meses, fue puesto en libertad y se le permitió pasar a Montevideo. A
raíz de la Guerra Grande, que enfrentaba en el Uruguay al partido colorado de
Fructuoso Rivera al partido blanco, liderado por el aliado de Rosas, Manuel
Oribe se produjo en 1843 el Sitio Grande de Montevideo. Para contribuir a la
defensa de la ciudad, el general Díaz Vélez formó ese mismo año la Legión
Argentina, compuesta por más de quinientos voluntarios argentinos, cuyos
oficiales eran exiliados por causas políticas. Se identificaban por la
escarapela celeste y blanca que llevaban en sus sombreros. Posteriormente fue
reemplazado por el comandante Juan Andres Gelly y Obes.
Regresó
a Buenos Aires después de la batalla de Caseros. "Cargado de años y de
gloria", como "benemérito general de la República", se negó a
participar en política. Fue Presidente de la Comisión de Hacendados de la
provincia de Buenos Aires y recuperó todos sus campos y gran parte de su
hacienda antes de morir en Buenos Aires, en 1856. Sus restos descansan en el
Cementerio de la Recoleta en la bóveda familiar, declarada monumento histórico
nacional, por decreto nro. 3.039 del año 1946 del Poder Ejecutivo Nacional.
Fuente:
Rodríguez Bosch, Raúl, Eustoquio Díaz Vélez. Soldado de la Independencia y la
Organización Nacional, Ed. Selene, Bs. As., 1986. / Giberti, Hugo A., Buenos
Aires. Calles conocidas, soldados olvidados, Ed. Edivérn, Bs. As., 2001 /
Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, Ed. Elche, Bs. As.,
1968-1985. / Canido Borges, Jorge Oscar, Buenos Aires, esa desconocida; sus
calles, plazas y monumentos, Ed. Corregidor, Bs. As., 2003 / Camogli, Pablo,
Batallas por la libertad, Ed. Aguilar, Bs. As., 2005./ Ruiz Moreno, Isidoro J.,
Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004 / Bidondo,
Emilio, La guerra de la independencia en el Alto Perú, Ed. Círculo Militar, Bs.
As., 1979. / Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia
Argentina. Ed. Estrada, Bs. As., 1947. / Gianello, Leoncio, Historia de Santa
Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986. / Zinny, Antonio, Historia de los
gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed, Hyspamérica, 1987 / Tarragó,
Griselda B. y Barriera, Darío G., Nueva historia de Santa Fe, tomo 4, Ed.
Prohistoria, Rosario, 2006.
http://es.wikipedia.org/wiki/Eustoquio_D%C3%ADaz_V%C3%A9lezaño 1946 del Poder Ejecutivo Nacional.
Fuente:
Rodríguez Bosch, Raúl, Eustoquio Díaz Vélez. Soldado de la Independencia y la
Organización Nacional, Ed. Selene, Bs. As., 1986. / Giberti, Hugo A., Buenos
Aires. Calles conocidas, soldados olvidados, Ed. Edivérn, Bs. As., 2001 /
Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, Ed. Elche, Bs. As.,
1968-1985. / Canido Borges, Jorge Oscar, Buenos Aires, esa desconocida; sus
calles, plazas y monumentos, Ed. Corregidor, Bs. As., 2003 / Camogli, Pablo,
Batallas por la libertad, Ed. Aguilar, Bs. As., 2005./ Ruiz Moreno, Isidoro J.,
Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004 / Bidondo,
Emilio, La guerra de la independencia en el Alto Perú, Ed. Círculo Militar, Bs.
As., 1979. / Mitre, Bartolomé, Historia de Belgrano y de la Independencia
Argentina. Ed. Estrada, Bs. As., 1947. / Gianello, Leoncio, Historia de Santa
Fe, Ed. Plus Ultra, Bs. As., 1986. / Zinny, Antonio, Historia de los
gobernadores de las Provincias Argentinas, Ed, Hyspamérica, 1987 / Tarragó,
Griselda B. y Barriera, Darío G., Nueva historia de Santa Fe, tomo 4, Ed.
Prohistoria, Rosario, 2006.
http://es.wikipedia.org/wiki/Eustoquio_D%C3%ADaz_V%C3%A9lez