ALEJO BRUIX
Alexis
Vital Joseph, barón de Bruix, llamado Alejo Bruix en Sudamérica (Brest, Francia
1790 – Callao, Perú,1825),
Nacido
en Brest, hijo del almirante francés Étienne Eustache Bruix, Alexis se inició
en el ejército como oficial del 5º Regimiento de Chasseurs a Cheval, promovido
por méritos a la Guardia Imperial. Combatió en la campaña de Rusia, llegando a
ser paje del emperador francés, adquiriendo el título de barón.
Después
de la Batalla de Waterloo, como otros oficiales franceses, Alejo y su hermano
Eustaquio Bruix conatactaron con el diplomatico argentino Bernardino Rivadavia
en París, quien los convenció de combatir para las tropas de las Provincias
Unidas, y en un buen numero de oficiales, entre los que se encontraban tambien
Dauxion, Vidt, Trolé, Salvigni, Viel, Sowersby , Rauch, Danel y Brandsen,
pasaron a Buenos Aires, donde arribaron en septiembre de 1817,
El
6 de noviembre de ese año, Alexis fue destinado a combatir en el Ejército de
los Andes con el nombramiento de sargento mayor de caballería de línea.
Los
dos Bruix fueron dados de alta en el Ejército de los Andes después de la
Batalla de Chacabuco, en el Regimiento de Granaderos a Caballo. Ambos lucharon
en Cancha Rayada y Maipú, hicieron la segunda campaña del sur de Chile y
pelearon con los Granaderos a Caballo en la campaña de Bío Bío, en la que
Eustaquio Bruix murió en combate, atravesado por una bala de cañón .
El
año 1819 es uno de los más sangrientos de esta “guerra a muerte” entre patriotas
y realistas, y araucanos de ambos lados y comienza con un combate en las pampas
de Santa Fé donde Viel derrota completamente a un escuadrón realista mientras
el resto de las fuerzas patriotas al mando de Escalada, marchaba hacia el río
Bio – Bio.
El
grueso de la tropa realista, comandada por el caudillo Sánchez, se instaló al
sur del río mencionado pero fueron nuevamente derrotados por los granaderos de
Bruix, Escalada y Olavarría.
El
ejército patriota cruzó el río y comenzó una penosa marcha a través de riachos,
arroyos, pantanos y lagunas que dificultaban el accionar de la caballería y
facilitaban los ataques de los indios y montoneros : un escuadrón de
granaderos al mando de Ramallo, fué atacado por un malón de más de 400 lanzas y
luego de una dura batalla, mas de 200 indios quedaron en el campo.
El
capitán Alejo Bruix y el mayor Angel Pacheco, con sus granaderos ,volvieron a
atacar al caudillo realista cerca del fuerte Nacimiento, derrotándolo
completamente. Al término de esta campaña, el caudillo realista y su ejército
en esqueleto, cruzó la Araucania y se encerró definitivamente en Valdivia”. Lo
que quedaba por hacer, era una guerra de mera policía, a ese fin se confió a
los Granaderos, la custodia de las poblaciones de Fuerte Nacimiento, Los
Angeles y San Carlos.
El
4º escuadrón de Granaderos a Caballo escribió en el sur de Chile, su última
página de gloria en la historia chilena.
Lo
comandaba Benjamín Viel que tenía por ayudantes al mayor Pedro Ramos, los
capitanes Bernardo Escribano y Alejo Bruix, los tenientes Samuel Lowe, Manuel
López, Valentín Gálvez y Manuel Pueyrredón , los alféreces Antonio Espinosa y
Francisco Capilla.
En
1820, el capitán Alejo Bruix fué destinado posteriormente como jefe del 2º
escuadrón, por lo que dejó a sus compañeros en el sur y se unió a la Expedición
Libertadora del Perú; entró con el general José de San Martín en Lima y se
destacó en la toma del puerto y castillos del Callao.
A
continuación, hizo la campaña de Quito con Andrés de Santa Cruz y Juan Lavalle,
distinguiéndose en Riobamba y Pichincha y obteniendo el ascenso a teniente
coronel. Esta expedición sanmartiniana, auxiliadora de las fuerzas de Sucre,
fue la que permitió declarar y consolidar la Independencia de Ecuador.
Durante
las campañas de Simón Bolívar en el Perú, se amotinaron los Granaderos,
uniéndose a la Sublevación del Callao, en protesta por el pésimo trato que
recibían de su jefe, el general Enrique Martínez. Los amotinados se cambiaron
de bando, entregando la plaza fuerte a los realistas.
Bruix,
al saber de la sublevación se dirigió al frente de un piquete de granaderos a
caballo en busca de las fuerzas de Bolívar, salvándolos del amotinamiento.
Luego
de reunirse con los granaderos comandados por Bogado, fue nombrado jefe del
escuadrón remanente del Regimiento de Granaderos a Caballo de los Andes por
Bolívar, renombrado desde ese momento como Granaderos de los Andes.
El
6 de agosto de 1824, comandando sus Granaderos a Caballo, Bruix participó de la
Batalla de Junin. En principio la caballería colombiana de Bolivar y los
granaderos, fueron vencidos y perseguidos por la caballería realista pero, otro
ex granadero (el coronel Isidoro Suarez) que no habíoa llegado a partricipar de
la acción con los Husares del Perú (cuerpo creado por San Martín) atacó a la
caballería realista por la retaguardia.
“Entonces
el Teniente Coronel Suárez apreciando con exactitud la situación, se apresuró
mediante un simple movimiento de conversión, a cargar al enemigo, sobre su
flanco y su retaguardia. En momentos en que el trompa de los Húsares peruanos
tocó: “A degüello” por orden de Suárez, Bruix con sus Granaderos a Caballo
detuvieron la retirada a medida que iban comprendiendo lo que estaba
sucediendo. Ellos reconocieron enseguida ese toque porque el mismo era el
utilizado por los Granaderos a Caballo y se había hecho famoso en todo el
Ejército de Los Andes.
Suárez
y sus Húsares detuvieron a la retaguardia realista. El grueso de la caballería
real se vio obligado a combatir a éstos y a abandonar la persecución de la
caballería patriota. El Escuadrón de Granaderos a Caballo al escuchar el toque
característico del trompa y observar el coraje de la tropa de Suárez, volvió
caras a retaguardia y cargó al galope, estrellándose contra los cientos de
jinetes de Bedoya que se molestaban para ultimar al impertinente Escuadrón
peruano. En esta segunda carga participaron el general Miller y los Coroneles
colombianos Carbajal, Silva y el Mayor Braun que no dudaron en volver a la
lucha…
Al
recibir este último golpe y ver a los jinetes argentinos peleando con denuedo,
por la sola acción de camaradería hacia los peruanos de Suárez, los realistas
dudaron unos minutos y algunos se empezaron a retirar. A partir de allí y para
sorpresa del Teniente General Canterac, el combate que estaba ganado invertía
su resultado. A medida que los Escuadrones patriotas producían más bajas con
sus sables, la caballería real empezó a retroceder y finalmente se retiró al
galope, buscando la protección de la infantería del otro lado del Chacamarca.
Miller,
el Capitán Pringles y una fracción de Granaderos a Caballo (de Los Andes),
persiguieron
a la caballería de Canterac hasta el lugar donde se hallaba la infantería
realista.
El
General Mariano Necochea, que comandaba la caballería patriota (compuesta de
colombianos, argentinos y peruanos) recibió al principio de la acción, siete
heridas y fué hecho prisionero. A pedido de un soldado realista que había
servido a sus órdenes en el Ejército de los Andes, le conservaron la vida. Fue rescatado
por sus compañeros granaderos al producirse la huída de los realistas.En esta
acción también rescataron al coronel José de Olavarría que había sido tomado
prisionero al morir su caballo por una bala de cañón, durante la primera carga.
En
el parte del día, el General Santa Cruz – por orden de Bolívar – destaca: “Su
excelencia, el Libertador, recomienda a la admiración de la América al señor
General Necochea, que se arrojó a las filas enemigas con una impetuosidad
heroica, hasta recibir siete heridas…y al señor coronel Alejo Bruix que con el
capitán Pringles, algunos oficiales y granaderos de los Andes, se mantuvo firme
en medio de los peligros…al comandante Sowersby que, gravemente enfermo se
arrojó a las lanzas enemigas hasta recibir una herida, y al mayor Olavarría…”
El
20 de noviembre de 1824 se dio orden para que el coronel Bruix fuese puesto al
mando de una columna peruana destinada a reforzar al ejército comandado por el
general Antonio José de Sucre, por esta razón no lideró el escuadrón de
granaderos a caballo que combatió en Ayacucho, quedando al mando, durante la
marcha de la columna, y en ausencia de Bruix, su segundo el teniente coronel
José Félix Bogado .
De
regreso a Lima, Alejo se unió al sitio contra la fortaleza del Callao, último
reducto que quedaba a los realistas en el Perú, después de la derrota de
Ayacucho.
A
fines de 1825, mientras operaba contra la plaza – que capitularía el 23 de
enero de 1826 – cayó del caballo y su cabeza golpeó contra unas rocas, muriendo
instantáneamente. Tenía 34 años.
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FUENTE:
Julio Ruiz
Un héroe impresionante con un currículum de legendarias acciones.
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