GRAL RUDECINDO ALVARADO
Guerrero de Belgrano y San Martín
Guerrero
de la independencia. Héroe militar argentino. Adhirió a la Revolución de Mayo
de 1810. Nació en Salta un 1º de marzo de 1792, perteneciente a importantes y
tradicionales del medio. Sus padres fueron el español don Juan Francisco de
Alvarado y doña María Pastora Toledo Pimentel. Abandonó sus estudios en la
Universidad de Córdoba a los 17 años para dedicarse al comercio, para lo cual
regresó a su ciudad natal. Pero ni bien volviera, ocurrieron los episodios de
mayo, a los cuales se adhirió inmediatamente.
Se
alistó en las filas del ejército de la patria, más específicamente en la
Compañía de Patricios de Salta creada por el entonces gobernador Coronel Tomás
de Allende. Estuvo en la desastrosa jornada de Huaqui, donde las fuerzas de la
patria, comandadas por el Coronel Antonio González Balcarce fueron vencidas por
las del ejército realista, al mando del General Manuel de Goyeneche y
Barreda.
Por
aquel tiempo el Coronel Juan Martín de Pueyrredón se retiraba de Charcas hacia
la ciudad de Tucumán, con la caja de caudales de la Casa de la Moneda de
Potosí. Para proteger esta acción fue enviado nuestro biografiado hasta la
ciudad de Orán. Al producirse la invasión del General Pío Tristán , Alvarado
formó parte del batallón de “Decididos”, con el cual participó en la batalla de
Tucumán el 24 de setiembre de 1812, como Ayudante de Campo del general
Eustaquio Díaz Vélez, cargo éste con el que participara también en la batalla
de Salta, el 20 de febrero de 1813.
No
bien llegado a Salta el General Belgrano, Rudecindo Alvarado ya con el grado de
capitán de la 4º Compañía del Batallón de Cazadores, se incorpora a las fuerzas
patriotas. Posteriormente cuando el ejército se repliega hasta Tucumán, bajo el
mando del General en Jefe, Coronel don José de San Martín, recibe los despachos
de Sargento Mayor, del Batallón Nº 2 de Cazadores, hecho que ocurre el 10 de
marzo de 1815.
Ese
mismo año, Rondeau se hace cargo de la jefatura del Ejército del Norte, y
comienzan a realizarse operaciones militares sobre el Alto Perú; es entonces
que Alvarado se encuentra en la acción de Puesto del Marqués. Sobrevienen luego
los reveses de Venta y Media y Sipe-Sipe donde las fuerzas nacionales fueron
batidas por Olañeta y Pezuela. En estas acciones se destaca el mayor Rudecindo
Alvarado, pues el fuego de línea de las tropas a su cargo, fue el que mayor
oposición efectuara al enemigo. El ejército así derrotado, se repliega hasta
Salta donde surgen las disputas entre Güemes y Rondeau. Alvarado complicado en
esta crisis, se vio obligado a trasladarse a Tucumán, donde ayudó a la
conformación del Cuarto Ejército Auxiliar. Por aquellos días, se instaló el
Congreso General Constituyente, que sancionara el “Acta de la Independencia”.
Pueyrredón que era uno de sus miembros viaja a Salta para terciar entre los dos
jefes y en aquella oportunidad nombra a Rudecindo Alvarado como uno de sus
edecanes. La carrera militar de nuestro biografiado siguió en ascenso, pues fue
trasladado con otros oficiales de distinto rango, a reforzar El Ejército de Los
Andes que comandaba San Martín y con el cual iría a libertar tres países.
Realizó el cruce de Los Andes bajo el mando del general Soler, que lo hacía por
el paso de Los Patos, y se encontró de esta manera con el resto del ejército en
la cuesta de Chacabuco, donde el comandante Alvarado estaba a cargo de la
vanguardia de la división Soler. Se encontró asimismo en la acción de Cancha
Rayada, donde su valentía y estrategia lograra salvar a casi toda su compañía,
que sólo tuvo 21 bajas. Estuvo en la acción de Maipú, donde desempeñó las
funciones de Comandante del ala izquierda patriota. El desempeño fue tan
brillante que le valió su ascenso a Coronel. Rindió al Regimiento Real de
Burgos que venía de una campaña de 18 victorias en España. Formó luego parte
del cuerpo de ejército del general Antonio González Balcarce, en el sur de
Chile, para combatir a las fuerzas opositoras y evitar su reorganización como
ocurrió en Talcahuano, después de Chacabuco.
Organizo
un ejército para la futura empresa de San Martín en el Perú, en prevención de
que sus tropas se contagiaran de los motines de Cuyo.
En
1820 pasó a ser comandante del famoso regimiento de granaderos a caballo. En el
Perú operó junto a Tomás Guido representando a San Martín en las reuniones
previas a las negociaciones de Punchauca.
Fue
jefe del Estado Mayor de San Martín cuando Lima fue ocupada. Permaneció al
frente del ejército unido tras la renuncia y partida de San Martín del Perú.
La
actuación en Chile, fue muy destacada, y fue en Valparaíso donde tomó
prisionero a Marcó del Pont, y apresó a un bergantín español. San Martín debido
a su comportamiento lo mandó a regresar a las provincias de Cuyo, a cumplir
misiones especiales y al reclutamiento de soldados. Fue con el cargo de
Inspector General d las mencionadas provincias. Recibe allí después de la
campaña de La Sierra, los despachos de General de Brigada.
A
mediados de 1822, San Martín renunciaba y abandonaba el Perú. Pero antes
de retirarse nombró a Alvarado Gran Mariscal del Perú y jefe de todas las
fuerzas argentinas. Y le encargó hacer una campaña a los "puertos
intermedios", es decir, del sur del Perú y del norte de Chile, para tomar
la ciudad de Arequipa y tener dos flancos desde donde atacar a los realistas
del Cuzco. A pesar de contar con una fuerza de cinco mil hombres, la
campaña pronto se convirtió en un desastre. En dos días sufrieron dos derrotas
en Torata y en Moquegua. El ejército se reembarcó en Ilo, puerto de Arequipa;
varias cargas de la caballería del coronel Juan Lavalle los salvaron
de ser capturados, pero algunos de sus barcos se hundieron al regreso.
Fue
nombrado gobernador de la guarnición de El Callao, pero ésta se sublevó y
se pasó a los realistas. Fue tomado prisionero y trasladado a La Paz, pero
al llegar la noticia de Ayacucho, sus propios carceleros lo liberaron.
En
1854 fue nombrado ministro de la Guerra en el gobierno de Justo José de Urquiza
(1853-1860), conforme a la nueva Constitución de 1853. Renunció para reasumir
la gobernación de su provincia. Hasta sus últimos días.
Fue
Gobernador de Salta desde el 15 de abril de 1855, hasta el 5 de mayo de 1856,
en que renunciara, debido a su delicado estado de salud. Murió el 22 de junio
de 1872, en Salta, y sus cenizas reposan en el Panteón de las Glorias del
Norte. Recibió todas las condecoraciones militares de su país, además de las
otorgadas por Chile y el Perú.
Fuentes:
Ricardo Federico Mena El Intransigente
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