viernes, 3 de julio de 2015

GRAL RUDECINDO ALVARADO Guerrero de Belgrano y San Martín

GRAL RUDECINDO ALVARADO 

Guerrero de Belgrano y San Martín




Guerrero de la independencia. Héroe militar argentino. Adhirió a la Revolución de Mayo de 1810. Nació en Salta un 1º de marzo de 1792, perteneciente a importantes y tradicionales del medio. Sus padres fueron el español don Juan Francisco de Alvarado y doña María Pastora Toledo Pimentel. Abandonó sus estudios en la Universidad de Córdoba a los 17 años para dedicarse al comercio, para lo cual regresó a su ciudad natal. Pero ni bien volviera, ocurrieron los episodios de mayo, a los cuales se adhirió inmediatamente.

Se alistó en las filas del ejército de la patria, más específicamente en la Compañía de Patricios de Salta creada por el entonces gobernador Coronel Tomás de Allende. Estuvo en la desastrosa jornada de Huaqui, donde las fuerzas de la patria, comandadas por el Coronel Antonio González Balcarce fueron vencidas por las del ejército realista, al mando del General Manuel de Goyeneche y Barreda. 

Por aquel tiempo el Coronel Juan Martín de Pueyrredón se retiraba de Charcas hacia la ciudad de Tucumán, con la caja de caudales de la Casa de la Moneda de Potosí. Para proteger esta acción fue enviado nuestro biografiado hasta la ciudad de Orán. Al producirse la invasión del General Pío Tristán , Alvarado formó parte del batallón de “Decididos”, con el cual participó en la batalla de Tucumán el 24 de setiembre de 1812, como Ayudante de Campo del general Eustaquio Díaz Vélez, cargo éste con el que participara también en la batalla de Salta, el 20 de febrero de 1813.

No bien llegado a Salta el General Belgrano, Rudecindo Alvarado ya con el grado de capitán de la 4º Compañía del Batallón de Cazadores, se incorpora a las fuerzas patriotas. Posteriormente cuando el ejército se repliega hasta Tucumán, bajo el mando del General en Jefe, Coronel don José de San Martín, recibe los despachos de Sargento Mayor, del Batallón Nº 2 de Cazadores, hecho que ocurre el 10 de marzo de 1815.

Ese mismo año, Rondeau se hace cargo de la jefatura del Ejército del Norte, y comienzan a realizarse operaciones militares sobre el Alto Perú; es entonces que Alvarado se encuentra en la acción de Puesto del Marqués. Sobrevienen luego los reveses de Venta y Media y Sipe-Sipe donde las fuerzas nacionales fueron batidas por Olañeta y Pezuela. En estas acciones se destaca el mayor Rudecindo Alvarado, pues el fuego de línea de las tropas a su cargo, fue el que mayor oposición efectuara al enemigo. El ejército así derrotado, se repliega hasta Salta donde surgen las disputas entre Güemes y Rondeau. Alvarado complicado en esta crisis, se vio obligado a trasladarse a Tucumán, donde ayudó a la conformación del Cuarto Ejército Auxiliar. Por aquellos días, se instaló el Congreso General Constituyente, que sancionara el “Acta de la Independencia”. Pueyrredón que era uno de sus miembros viaja a Salta para terciar entre los dos jefes y en aquella oportunidad nombra a Rudecindo Alvarado como uno de sus edecanes. La carrera militar de nuestro biografiado siguió en ascenso, pues fue trasladado con otros oficiales de distinto rango, a reforzar El Ejército de Los Andes que comandaba San Martín y con el cual iría a libertar tres países. Realizó el cruce de Los Andes bajo el mando del general Soler, que lo hacía por el paso de Los Patos, y se encontró de esta manera con el resto del ejército en la cuesta de Chacabuco, donde el comandante Alvarado estaba a cargo de la vanguardia de la división Soler. Se encontró asimismo en la acción de Cancha Rayada, donde su valentía y estrategia lograra salvar a casi toda su compañía, que sólo tuvo 21 bajas. Estuvo en la acción de Maipú, donde desempeñó las funciones de Comandante del ala izquierda patriota. El desempeño fue tan brillante que le valió su ascenso a Coronel. Rindió al Regimiento Real de Burgos que venía de una campaña de 18 victorias en España. Formó luego parte del cuerpo de ejército del general Antonio González Balcarce, en el sur de Chile, para combatir a las fuerzas opositoras y evitar su reorganización como ocurrió en Talcahuano, después de Chacabuco.

Organizo un ejército para la futura empresa de San Martín en el Perú, en prevención de que sus tropas se contagiaran de los motines de Cuyo.
En 1820 pasó a ser comandante del famoso regimiento de granaderos a caballo. En el Perú operó junto a Tomás Guido representando a San Martín en las reuniones previas a las negociaciones de Punchauca.
Fue jefe del Estado Mayor de San Martín cuando Lima fue ocupada. Permaneció al frente del ejército unido tras la renuncia y partida de San Martín del Perú.

La actuación en Chile, fue muy destacada, y fue en Valparaíso donde tomó prisionero a Marcó del Pont, y apresó a un bergantín español. San Martín debido a su comportamiento lo mandó a regresar a las provincias de Cuyo, a cumplir misiones especiales y al reclutamiento de soldados. Fue con el cargo de Inspector General d las mencionadas provincias. Recibe allí después de la campaña de La Sierra, los despachos de General de Brigada.

A mediados de 1822, San Martín renunciaba y abandonaba el Perú. Pero antes de retirarse nombró a Alvarado Gran Mariscal del Perú y jefe de todas las fuerzas argentinas. Y le encargó hacer una campaña a los "puertos intermedios", es decir, del sur del Perú y del norte de Chile, para tomar la ciudad de Arequipa y tener dos flancos desde donde atacar a los realistas del Cuzco. A pesar de contar con una fuerza de cinco mil hombres, la campaña pronto se convirtió en un desastre. En dos días sufrieron dos derrotas en Torata y en Moquegua. El ejército se reembarcó en Ilo, puerto de Arequipa; varias cargas de la caballería del coronel Juan Lavalle los salvaron de ser capturados, pero algunos de sus barcos se hundieron al regreso.
Fue nombrado gobernador de la guarnición de El Callao, pero ésta se sublevó y se pasó a los realistas. Fue tomado prisionero y trasladado a La Paz, pero al llegar la noticia de Ayacucho, sus propios carceleros lo liberaron.

En 1854 fue nombrado ministro de la Guerra en el gobierno de Justo José de Urquiza (1853-1860), conforme a la nueva Constitución de 1853. Renunció para reasumir la gobernación de su provincia. Hasta sus últimos días.
Fue Gobernador de Salta desde el 15 de abril de 1855, hasta el 5 de mayo de 1856, en que renunciara, debido a su delicado estado de salud. Murió el 22 de junio de 1872, en Salta, y sus cenizas reposan en el Panteón de las Glorias del Norte. Recibió todas las condecoraciones militares de su país, además de las otorgadas por Chile y el Perú.


Fuentes: Ricardo Federico Mena El Intransigente

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